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Descubren la causa de la toxicidad de la proteína beta amiloide 42

La capacidad de autoreconocimiento y replicación amiloide podría explicar su papel en la patogénesis de la enfermedad de Alzheimer.

12/05/2015

Una creciente evidencia apoya la teoría de que la formación y propagación de agregados mal conformados de la proteína beta amiloide 42 (beta-A42), y no de la más abundante beta-A40, provoca la cascada de eventos que da lugar a la enfermedad de Alzheimer (EA). Sin embargo, los detalles estructurales responsables ...

Una creciente evidencia apoya la teoría de que la formación y propagación de agregados mal conformados de la proteína beta amiloide 42 (beta-A42), y no de la más abundante beta-A40, provoca la cascada de eventos que da lugar a la  enfermedad de Alzheimer (EA). Sin embargo, los detalles estructurales responsables  de la conformación aberrante eran desconocidos. Ahora, investigadores de la Universidad de Chicago han presentado un modelo a escala atómica de la fibrilla beta-A42. Conocer la estructura física de la beta-A42 es clave para entender su proceso de agregación, indica el director del estudio, Yoshitaka Ishii.

Su equipo halló que, en las fibrillas, la beta-A42 se encuentra formando 3 estructuras planas denominadas hojas beta, una encima de la otra, siguiendo un patrón en forma de “S”. El ultimo aminoácido de la proteína forma un llamado puente salino con el primer aminoácido del giro de la “S”, estabilizando la estructura. El puente salino es un tipo de enlace que se establece entre partes de una molécula con carga eléctrica opuesta. La estructura tridimensional es asombrosamente diferente de la beta-A40, a pesar de que ambas proteínas son químicamente muy similares. Aunque la beta-A40 también ha sido vinculada con la EA, carece del último aminoácido necesario para la formación del puente salino. Esto explica porqué ambas proteínas no interaccionan entre ellas, resultando en la ausencia de beta-A40 en la placas amiloides neurotóxicas.

La extraordinaria aversión al agua de la beta-A42 había dificultado un estudio como este, a pesar de que diversos laboratorios en todo el mundo habían invertido importantes esfuerzos en el mismo objetivo. Su consecución abre nuevas perspectivas sobre la propagación amiloide en la EA y, posiblemente, en otras enfermedades neurodegenerativas. 

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