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La CE y Nesta premiarán a la innovación que derrote a las bacterias superresistentes

Se otorgará una recompensa millonaria a quien acabe con el problema.

13/04/2015

A finales del siglo XVII, media Europa buscaba una solución para el que era entonces uno de los problemas científicos de mayor interés: el de la longitud. Los reinos español y holandés ofrecieron recompensas a quien lograra resolverlo, pero nadie fue capaz. Posteriormente, en 1714, la corona británica creó el ...

A finales del siglo XVII, media Europa buscaba una solución para el que era entonces uno de los problemas científicos de mayor interés: el de la longitud. Los reinos español y holandés ofrecieron recompensas a quien lograra resolverlo, pero nadie fue capaz. Posteriormente, en 1714, la corona británica creó el premio Longitud para quien encontrara una solución. No fue pasados 50 años hasta que el relojero británico John Harrison fabricó un reloj portátil de gran precisión con el que ganó el premio.

Por ello, el año pasado y con motivo del 300 aniversario de la creación del premio Longuitud, la fundación británica Nesta rescató la idea y decidió premiar con 10 millones de libras (alrededor de 14 millones de euros) a quien ofrezca solución para vencer la resistencia a antibióticos. Actualmente, los candidatos al premio están pasando una primera fase de evaluación, proceso que se repetirá cada cuatro meses hasta dar con el ganador, ya que el plazo para resolver el problema vence a finales de 2019. Por otro lado, la Comisión Europea ofrece, dentro de su programa Horizonte 2020, premios a la innovación, uno de los cuales, dotado con un millón de euros, tiene como objetivo acabar con la resistencia provocada por el mal uso de los antibióticos. El plazo para participar estará abierto hasta agosto de 2016.

Cabe destacar que los antibióticos se utilizan para acabar con infecciones producidas por bacterias, pero su abuso puede provocar que sobrevivan las que gracias a alguna mutación genética sean inmunes al fármaco. Esas bacterias resistentes se multiplicarán y darán lugar a grupos de microorganismos contra los que el antibiótico se vuelve inútil. En este sentido, la comunidad científica considera este fenómeno como uno de los grandes problemas de la actualidad. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el pasado año el primer informe en el que alertaba de la gravedad de la situación. El documento advertía que esta amenaza, que ya es una realidad, puede afectar a cualquier persona de cualquier edad en cualquier país. Tanta es la resistencia que incluso se ha recuperado para las unidades de cuidados intensivos la colistina, un antibiótico que fue descartado hace años por sus efectos secundarios adversos

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