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Investigadores de la Universidad de Fudán han descubierto que el butirato producido por las bacterias intestinales inhibe la actividad de una infrecuente subpoblación de linfocitos T vinculados a la anafilaxis alérgica. El papel patogénico de estos linfocitos, denominados Tfh13, pudo ser demostrado en un modelo murino de asma alérgica, en ...
Investigadores de la Universidad de Fudán han descubierto que el butirato producido por las bacterias intestinales inhibe la actividad de una infrecuente subpoblación de linfocitos T vinculados a la anafilaxis alérgica. El papel patogénico de estos linfocitos, denominados Tfh13, pudo ser demostrado en un modelo murino de asma alérgica, en el que estas células inmunitarias resultaron ser indispensables para la producción de inmunoglobulina (Ig)E de alta afinidad y específica del alérgeno. La suplementación con butirato en estos animales redujo la expresión de genes asociados a los Tfh13 en los ganglios linfáticos del mediastino, con una concomitante supresión de la expresión de IgE tanto en las células plasmáticas como en los linfocitos B de los centros germinales, estructuras clave en la orquestación de la respuesta inmunitaria.
Meiling Jin, codirectora del estudio, afirma que la actividad del butirato sobre los Tfh13 fue altamente específica, inhibiendo la producción de interleucina (IL)-13, pero no la de IL-4. Sobre estos hallazgos los científicos han cotejado una base de datos de pacientes, hallando que las personas con asma consumen menos fibra alimentaria que los no asmáticos o los ex-asmáticos.
En el análisis de los cuartiles de consumo creciente hubo una correlación inversa con el riesgo de asma, asegura Jin. Estas observaciones son consistentes con la noción, según la cual la dieta basada en fibra alimentaria favorece la producción de ácidos grasos de cadena corta, tales como el butirato, como consecuencia de la fermentación en condiciones anaeróbicas de carbohidratos no digeribles, concluye la investigadora.