Científicos de la Universidad Médica de Binzhou han determinado que la administración intraperitoneal de urolitina B ofrece numerosos beneficios en ratones expuestos a estrés crónico impredecible. Los animales tratados exhibieron menos signos de depresión, evaluada en una batería de múltiples tests, sin que la terapia afectara la actividad locomotora. Estas mejoras cursaron con una reducción tanto de la expresión de marcadores de activación de la microglía como de la producción de citoquinas proinflamatorias por esta población celular. 

Adicionalmente, en estas células la terapia atenuó la polarización hacia el fenotipo M1, de rasgos proinflamatorios. La acción antidepresiva de la urolitina B pudo ser confirmada en animales expuestos a endotoxina bacteriana, en los que el tratamiento también redujo la neuroinflamación en el hipocampo, el córtex y la sustancia negra. En un análisis proteómico adicional, los investigadores identificaron hasta 74 factores funcionales que median el efecto terapéutico de este compuesto. 

Chen Li, codirector del estudio, afirma que a diferencia de otros metabolitos de la microbiota con actividad antiinflamatoria, las urolitinas son fácilmente absorbibles y cruzan la barrera hematoencefálica. Específicamente, la urolitina B ha mostrado su capacidad neuroprotectora en modelos de Parkinson, isquemia cerebral y deterioro cognitivo. El actual estudio es el primero en demostrar la actividad antidepresiva de este compuesto en dos modelos distintos, asegura el científico. Los hallazgos son consistentes con la noción prevalente, según la cual la neuroinflamación mediada por la microglía es un importante factor en la patofisiología de la depresión.