Las alteraciones de la visión se encuentran entre los cambios fisiológicos más inmediatos que experimentan los astronautas cuando se encuentran en el espacio, como se ha podido comprobar en al menos el 70% de estos profesionales que han permanecido entre seis meses y un año en la estación espacial internacional. Por lo ...
Las alteraciones de la visión se encuentran entre los cambios fisiológicos más inmediatos que experimentan los astronautas cuando se encuentran en el espacio, como se ha podido comprobar en al menos el 70% de estos profesionales que han permanecido entre seis meses y un año en la estación espacial internacional.
Por lo general, los cambios asociados a este 'síndrome neuroocular' incluyen edema unilateral o bilateral del disco óptico, aplanamiento del globo ocular, pliegues coroideos y retinianos, cambios en el error refractivo hipermetrópico y áreas focales de isquemia retiniana, también conocidas como manchas algodonosas.
Al respecto, se han sugerido varias teorías, como el cambio de fluido hemodinámico, la exposición al CO2 y el ejercicio en condiciones de microgravedad. Los tejidos oculares están constantemente sujetos a diversas fuerzas mecánicas, como la fluctuación de la presión intraocular y las variaciones en la perfusión ocular. Con la microgravedad, el tejido se ve desafiado y la adaptación aguda y crónica logra un nuevo equilibrio entre estas fuerzas.
Para profundizar en la materia, se inició una investigación por parte un equipo de profesionales de la unidad de investigación biofotónica que dirige el oftalmólogo Santiago Costantino en el Hospital Maisonneuve-Rosemont afiliado a la Universidad de Montreal (Canadá). "La ingravidez altera la distribución de la sangre en el cuerpo, aumentando el flujo sanguíneo a la cabeza y ralentizando la circulación venosa en el ojo", explicó el Dr.Costantino. "Probablemente esto es lo que provoca la expansión de la coroides, la capa vascular que nutre la retina", agregó.
Para su estudio, publicado en el 'Journal of Engineering in Medicine and Biology', analizaron datos recopilados por el equipo canadiense de la NASA sobre 13 astronautas que pasaron entre 157 y 186 días en la ISS. Los participantes, con una edad promedio de 48 años, provenían de agencias espaciales estadounidenses, europeas, japonesas y canadienses; el 31 por ciento eran mujeres, y para ocho de las cuales era su primera misión.
Cambios significativos
Los investigadores compararon tres parámetros oculares antes y después de las misiones espaciales de los astronautas: rigidez ocular, presión intraocular y amplitud del pulso ocular.
Midieron la rigidez ocular mediante tomografía de coherencia óptica con un módulo de vídeo personalizado para mejorar la calidad de las imágenes de la coroides. Los otros dos parámetros, la presión intraocular y la amplitud del pulso ocular, se midieron mediante tonometría.
El estudio encontró cambios significativos en las propiedades biomecánicas de los ojos de los astronautas: una disminución del 33 por ciento en la rigidez ocular, una disminución del 11 por ciento en la presión intraocular y una reducción del 25 por ciento en la amplitud del pulso ocular. Dichos cambios fueron acompañados de síntomas que incluían reducción del tamaño del ojo, campo focal alterado y, en algunos casos, edema del nervio óptico y pliegues retinianos.
Los investigadores también encontraron que cinco astronautas tenían un grosor coroideo superior a 400 micrómetros, lo que no estaba correlacionado con la edad, el género o la experiencia espacial previa.
Si bien el 80 por ciento de los astronautas estudiados desarrolló al menos un síntoma, según los investigadores, estos cambios oculares no suelen ser motivo de preocupación cuando la misión espacial dura entre seis y doce meses, ya que sus ojos vuelven a la normalidad una vez de regreso a la Tierra y en la mayoría de los casos, el uso de gafas correctoras fue suficiente para corregir los síntomas desarrollados a bordo de la estación espacial internacional.
No obstante, como subrayaron estos investigadores, "los efectos de la exposición prolongada a la microgravedad sobre la salud ocular siguen siendo desconocidos y no existen medidas preventivas ni paliativas, de ahí, la cautela en misiones más prolongadas como pudieran ser a puntos más lejanos como el planeta Marte".