Científicos de diversos centros chinos han llevado a cabo un ensayo de fase II en el que establecen la viabilidad de la combinación formada por la quimioterapia y anlotinib, seguida de terapia de mantenimiento con este último fármaco y dosis bajas de capecitabina. En pacientes con cáncer colorrectal el tratamiento ...
Científicos de diversos centros chinos han llevado a cabo un ensayo de fase II en el que establecen la viabilidad de la combinación formada por la quimioterapia y anlotinib, seguida de terapia de mantenimiento con este último fármaco y dosis bajas de capecitabina. En pacientes con cáncer colorrectal el tratamiento indujo una tasa de respuesta objetiva (TRO) del 40%, con una mediana de supervivencia libre de progresión de más de 8 meses, registrándose además un caso de respuesta completa.
En esta población caracterizada por presentar metástasis sólo en el hígado, la terapia permitió la resección quirúrgica de estas lesiones en el 22% de los pacientes. Aunque el beneficio en pacientes con tumores gastrointestinales distintos de los colorrectales y esofágicos fue algo inferior, en la subpoblación con cáncer de páncreas la TRO alcanzó el 36%, prologando la supervivencia en los pacientes con metástasis sólo en el hígado. En este tipo de cáncer la presencia de metástasis en los ganglios linfáticos o en más de dos localizaciones fue predictiva de peor supervivencia, según afirma Ling-Jun Zhu, investigador de la Universidad Médica de Nanjing y codirector del estudio.
El científico prosigue indicando que aunque la tasa de efectos adversos en el conjunto de todos los pacientes se aproximó al 90%, ésta se redujo hasta el 55% en la fase de mantenimiento, siendo las toxicidades graves más comunes las de tipo hematológico y la hipertensión. Sin embargo, no se registraron fatalidades, asegura Zhu. Los hallazgos indican que esta estrategia de tratamiento puede convertirse en una nueva opción de terapia de primera línea, concluyen los autores.