Investigadores de la Universidad UC Davis Health y de la Facultad de Medicina Veterinaria de UC Davis (EEUU), en un trabajo conjunto, han desvelado la posible asociación de las complicaciones de la enfermedad renal crónica (ERC) con problemas en el sistema metabólico. La desregulación fisiológica podría indicar una interacción en pacientes ...
Investigadores de la Universidad UC Davis Health y de la Facultad de Medicina Veterinaria de UC Davis (EEUU), en un trabajo conjunto, han desvelado la posible asociación de las complicaciones de la enfermedad renal crónica (ERC) con problemas en el sistema metabólico. La desregulación fisiológica podría indicar una interacción en pacientes que tienen enfermedad renal y otras afecciones crónicas como enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad, que son muy frecuentes en esta población.
El estudio, publicado en el 'Clinical Journal of the American Society of Nephrology' , analizó los niveles de la hormona incretina en pacientes con enfermedad renal y los comparó con los de aquellos sin enfermedad renal. Los resultados indicaron que las hormonas incretinas péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) y polipéptido insulinotrópico dependiente de la glucosa (GIP) eran más altas en pacientes con enfermedad renal. Sin embargo, esos niveles más altos de incretina no resultaron en una mayor secreción de insulina como lo hicieron en pacientes sanos.
Los investigadores realizaron una prueba de tolerancia a la glucosa oral de dos horas a 59 personas no diabéticas con enfermedad renal moderada a grave y 39 controles. Los grupos fueron emparejados por edad, sexo y raza. A todos los participantes se les realizó una prueba de glucosa oral de 75 gramos. Asimismo, midieron varias hormonas, incluidas GLP-1, GIP, péptido C, insulina, glucosa y glucagón en los participantes.
El equipo tomó muestras de sangre de los participantes en distintos momentos durante el período de dos horas. Con los análisis de sangre, midieron varias hormonas, entre ellas GLP-1, GIP, péptido C, insulina, glucosa y glucagón. También calcularon la secreción hormonal durante este período. Los investigadores descubrieron que los pacientes con ERC tenían niveles más altos de GLP-1 y GIP en comparación con los controles durante todo el período de prueba.
"Estos datos son importantes porque son la primera evidencia sólida que hemos visto que muestra lo que sucede con los niveles de GLP-1 y GIP en pacientes no diabéticos con enfermedad renal moderada a grave después de una comida", explicó Armin Ahmadi, investigador postdoctoral de nefrología en UC Davis Health y autor principal del estudio. "Pero también teníamos curiosidad por saber cómo el GLP-1 y el GIP afectaban la secreción de insulina y glucagón".
A los investigadores les llamó la atención de que no había diferencias en el control de la glucemia, a pesar de que los pacientes con enfermedad renal secretaban más GLP-1 y GIP. Sus resultados también mostraron que el glucagón era más alto en los pacientes con enfermedad renal a pesar de que sus niveles de insulina eran los mismos.
"Esto nos mostró que el GLP-1 y el GIP no son tan efectivos para inhibir el glucagón y estimular la secreción de insulina en pacientes con enfermedad renal en comparación con los controles, lo que sugiere una mayor resistencia a su acción en la ERC", agregó Ahmadi.
Otro hallazgo novedoso obtenido involucra la enzima dipeptidil peptidasa-4 (DPP-4), que descompone el GLP-1 y el GIP después de ser secretados. "Queríamos saber si los niveles más elevados de GLP-1 y GIP se debían a una mayor secreción o a una menor degradación de estas dos hormonas mediada por DPP-4 en pacientes con enfermedad renal", explicó Ahmadi.
Los investigadores no encontraron diferencias en los niveles de DPP-4 entre los pacientes con enfermedad renal y los individuos sanos. Esto significa que los niveles más elevados de GLP-1 y GIP se debían a que las hormonas se secretaban más y no eran degradadas por la DPP-4.
"Esto es importante porque puede sugerir que los pacientes con enfermedad renal tienen una resistencia inherente a estas hormonas y que medicamentos como Ozempic o Mounjaro que potencian los efectos de GLP-1 y GIP pueden ser de particular beneficio para aquellos que los toleran", añadió Ahmadi.
"Este descubrimiento nos brinda una comprensión básica de cómo la enfermedad renal afecta la salud cardiometabólica al aumentar la resistencia a los efectos de estas importantes hormonas", explicó Baback Roshanravan , profesor de nefrología e investigador principal de este proyecto. "Esta comprensión básica podría brindarnos un camino para tratar mejor el síndrome cardiovascular-renal-metabólico en pacientes que viven con enfermedad renal".