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Abogan por la toma de decisiones compartida entre médico y paciente en la realización del cribado para el cáncer de próstata

La implementación de una estrategia de detección a nivel poblacional que minimice las biopsias innecesarias pero que no impida detectar enfermedades potencialmente agresivas sigue siendo un desafío.

26/09/2023

El cáncer de próstata es la neoplasia maligna número uno diagnosticada y la tercera causa de muerte relacionada con el cáncer en los hombres. A pesar de estos índices, la tasa actual de supervivencia a 5 años asciende al 91 % y la mortalidad general atribuida a este tipo de ...

El cáncer de próstata es la neoplasia maligna número uno diagnosticada y la tercera causa de muerte relacionada con el cáncer en los hombres. A pesar de estos índices, la tasa actual de supervivencia a 5 años asciende al 91 % y la mortalidad general atribuida a este tipo de cáncer ha disminuido en un 50 % desde 1995. El diagnóstico generalmente se realiza en hombres asintomáticos después de que la prueba de detección (PSA) sea positiva.

La implementación de una estrategia de detección a nivel poblacional que minimice las biopsias innecesarias pero que aun así detecte enfermedades potencialmente agresivas sigue siendo un desafío. Al reconocer esta incertidumbre, muchas organizaciones profesionales ahora recomiendan la toma de decisiones compartida al considerar la detección con una prueba de PSA que comienza entre los 45 y 50 años y finaliza a los 70 años, con intervalos de detección variables según el riesgo inicial del paciente.

Es por ello que resulta fundamental que los facultativos conozcan, en la medida de lo posible, las preferencias de comunicación de los pacientes para optimizar la toma de decisiones compartida en la atención primaria, especialmente dada la controversia existente sobre el cribado del cáncer de próstata en toda la población y las dificultades para apreciar los matices del riesgo cuando se aplica individualmente. De ahí el objetivo de un estudio realizado por miembros del Departamento de Medicina Familiar de la Universidad de Ottawa (Canadá) para poder comprender cómo los hombres prefieren discutir los riesgos y beneficios de la detección del cáncer de próstata con su médico de atención primaria, y publicado en la revista ´Annals of Family Medicine´.

Los niveles educativos de los participantes variaron ampliamente, desde la escuela primaria hasta títulos universitarios, en los 19 estudios que informaron sobre este grupo demográfico

Los investigadores analizaron un total de 29 estudios e identificaron cuatro temas principales: los hombres preferían que sus médicos utilizaran el lenguaje cotidiano; estos precisaban más información; solicitaban que el médico pasara con ellos el tiempo adecuado para explicarles el cáncer de próstata; y deseaban una relación de confianza y respeto con su médico.

Surgieron tres temas adicionales que podrían influir a la hora de mantener la conversación terapéutica en: aquellos que ya habían decidido someterse a pruebas de detección de cáncer de próstata; los pasivos respecto de su salud; y aquellos que sintieron que su bienestar se veía amenazado al hablar sobre la detección del cáncer de próstata.

La importancia de la calidad de la comunicación

El uso del lenguaje cotidiano ayudó a los hombres a comprender a su médico de atención primaria para poder establecerse una comunicación efectiva en torno a las pruebas de detección de cáncer de próstata. Los hombres con frecuencia encontraron que el uso inadvertido de la jerga médica por parte de los facultativos suponía una barrera para la toma de decisiones compartida. Cuando los médicos no tuvieron en cuenta los antecedentes educativos de los hombres durante una consulta sobre la detección del cáncer de próstata, no sólo causó confusión sino que también provocó miedo.

Por otra parte, mantener conversaciones más largas resultó más tranquilizador para los hombres que estaban tomando la decisión de participar en la detección del cáncer de próstata y tuvo el doble beneficio a la hora de fomentar una relación terapéutica. Los participantes en el estudio apreciaron diferencias de género en la cantidad de tiempo dedicado a cada visita, y señalaron que las mujeres médicos tendían a prolongar más las conversaciones. No obstante, reconocieron sentirse más cómodos discutiendo temas relacionados con la próstata con médicos de atención primaria masculinos basándose en la similitud anatómica.

En definitiva, los pacientes optan por que su médico de atención primaria utilice un lenguaje cotidiano, que les proporcione información exhaustiva y equilibrada, que dediquen suficiente tiempo a estas cuestiones y que tengan una relación terapéutica con ellos. "La atención primaria sigue siendo el lugar ideal para debatir sobre la detección del cáncer de próstata, aunque se debe prestar atención a mantener conversaciones basadas en evidencia y eliminar barreras para los cambios necesarios", concluyen los auto

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