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¿Cómo abordar el tratamiento del cáncer de la sangre durante el embarazo?

Las pacientes con linfoma en recaída/refractario (r/r) durante el embarazo experimentaron una tasa de supervivencia libre de progresión del 24% y una tasa de supervivencia global del 83%.

05/06/2023

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Un nuevo estudio ha revelado que las pacientes con linfoma en recaída/refractario (r/r) durante el embarazo experimentaron una tasa de supervivencia libre de progresión del 24% y una tasa de supervivencia global del 83%, según publican sus autores en la revista ´Blood Advances´.

Recibir un diagnóstico de linfoma durante el embarazo es poco frecuente, pero ocurre aproximadamente en una de cada 4.000 mujeres. En raras ocasiones, las mujeres que lograron la remisión de un diagnóstico previo de linfoma descubren que su cáncer ha reaparecido durante el embarazo, pero existen pocos datos que orienten a los médicos sobre cómo tratar esta situación.

"Que nosotros sepamos, no se ha publicado ningún dato previo sobre pacientes con linfoma r/r que se presenten durante el embarazo --señala Andrew Evens, director asociado de servicios clínicos del Instituto Oncológico Rutgers de Nueva Jersey (Estados Unidos) y director del sistema de oncología médica y jefe de oncología del RWJBarnabas--. Sin embargo, las opciones de tratamiento y el pronóstico son a menudo muy diferentes para el linfoma que se diagnostica recientemente, frente a cuando el cáncer reaparece".

Por primera vez, los investigadores trataron de analizar los resultados de las mujeres embarazadas con linfoma r/r en función del momento del embarazo y del tipo de linfoma. Mediante un análisis retrospectivo, identificaron a 23 pacientes con linfoma eritematoso que fueron diagnosticadas en una mediana de 20 semanas de gestación, es decir, aproximadamente en el segundo trimestre.

Aproximadamente el 80% de las pacientes incluidas en este estudio tenían linfoma de Hodgkin y la mayoría optó por retrasar la quimioterapia hasta después del parto. Cinco pacientes decidieron iniciar el tratamiento durante el embarazo, según explica la doctora Evens, por preferencia personal y por la naturaleza potencialmente mortal de su diagnóstico de cáncer.

Entre ellas había una paciente que recibió tratamiento con inhibidores de puntos de control durante la mayor parte del segundo y tercer trimestre del embarazo. Los científicos también recopilaron datos sobre la demografía de las pacientes, las características de la enfermedad y los resultados obstétricos y neonatales.

Los resultados revelaron tasas de supervivencia global abrumadoramente positivas, del 83%. Sin embargo, la supervivencia sin progresión fue inferior, del 24%. 19 mujeres del estudio dieron a luz a niños vivos. La mayoría fueron inducidos y más de la mitad prematuros. Cuatro pacientes interrumpieron el embarazo o sufrieron abortos espontáneos. Los investigadores realizaron un seguimiento completo de 15 pacientes y descubrieron que 10 habían recaído y dos habían fallecido.

Iniciar el tratamiento de quimioterapia durante el embarazo puede poner en peligro al feto, pero retrasar el tratamiento puede permitir que el cáncer progrese y dañe a la paciente y al feto. Según el doctor Evens, las mujeres deciden retrasar el tratamiento hasta el posparto por diversos motivos, como su edad, el estado del linfoma y el régimen de tratamiento necesario.

"Estas decisiones son increíblemente individualizadas y tienen en cuenta la edad de la paciente, las comorbilidades, el volumen del tumor y el estado del linfoma --explica Evens--. A menudo, la paciente opta por llevar el embarazo a término y tratar el cáncer después. Por el contrario, hay casos en los que la paciente está muy sintomática, así como casos que ponen en peligro su vida y la del feto. En esas circunstancias, consideramos seriamente la posibilidad de tratar el cáncer durante el embarazo si supera el primer trimestre", añade.

El doctor Evens advierte de que, aunque no se sabe con exactitud por qué la supervivencia sin progresión de las pacientes de este estudio es tan baja, una explicación plausible es que la mayoría de las pacientes pospusieron el tratamiento del cáncer hasta después del embarazo y puede que no lo iniciaran hasta después de que se recogieran estos marcadores.

También explica que, cuando es posible, los resultados fetales son mejores cuando el embarazo llega a término, e hizo hincapié en la importancia de una estrecha colaboración entre múltiples disciplinas médicas, especialmente la medicina materno-fetal.

"Aunque cada caso es único, para las pacientes que desean seguir adelante con el embarazo, generalmente recomendamos llevar la gestación hasta el parto a término a las 37 semanas o más --apunta el doctor--. Hay datos publicados previamente de pacientes con cáncer que muestran que el parto prematuro puede afectar negativamente de forma significativa a las puntuaciones cognitivas del niño más adelante en la vida".

Aunque el tamaño de la muestra del estudio era relativamente pequeño, reitera que este perfil de enfermedad es relativamente infrecuente durante el embarazo y que suele ser difícil reclutar a mujeres embarazadas para ensayos clínicos.

"El objetivo de este estudio es proporcionar datos que puedan informar a pacientes y proveedores. Aunque un diagnóstico de linfoma r/r durante el embarazo es poco frecuente, esperamos garantizar que los oncólogos y las mujeres dispongan de algún tipo de orientación sobre cómo abordar este complejo escenario clínico", concluye el doctor Evens.

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