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Nuevo enfoque para tratar el rechazo crónico de los trasplantes

Se ha identificado un tipo de célula inmunitaria que provoca el fracaso crónico del trasplante de órgano en un modelo de ratón de trasplante renal.

24/04/2023

Investigadores de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) han identificado un tipo de célula inmunitaria que provoca el fracaso crónico del trasplante de órgano en un modelo de ratón de trasplante renal y han descubierto vías que podrían utilizarse terapéuticamente para mejorar los resultados en los pacientes, según publican en ...

Investigadores de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) han identificado un tipo de célula inmunitaria que provoca el fracaso crónico del trasplante de órgano en un modelo de ratón de trasplante renal y han descubierto vías que podrían utilizarse terapéuticamente para mejorar los resultados en los pacientes, según publican en la revista ´Science Immunology´.

"En los trasplantes de órganos sólidos, como los renales, los resultados a un año son excelentes porque disponemos de fármacos inmunosupresores que controlan el problema del rechazo agudo", explica el doctor Fadi Lakkis, coautor principal del estudio, catedrático de Cirugía, profesor de Inmunología y Medicina y director científico del Instituto de Trasplantes Thomas E. Starzl de Pitt y el UPMC.

"Pero con el tiempo, estos órganos suelen empezar a fallar debido a una forma más lenta de rechazo denominada rechazo crónico, y los medicamentos actuales no parecen ayudar --recuerda--. Comprender este problema fue la motivación de nuestro estudio".

Anteriormente, Lakkis y sus colegas habían demostrado que un tipo de células inmunitarias llamadas células T de memoria residentes en el tejido impulsan el rechazo crónico. Como todas las células T de memoria, estas versiones residentes "recuerdan" amenazas anteriores al reconocer rasgos identificativos específicos denominados antígenos. Pero a diferencia de la mayoría de las células T de memoria, que circulan por el torrente sanguíneo, las células T de memoria residentes en el tejido viven dentro de los órganos.

En el nuevo estudio, el primer autor, el doctor Roger Tieu, estudiante del Programa de Formación de Científicos Médicos de Pitt, descubrió dos factores que mantienen las células T de memoria residentes en los injertos renales a lo largo del tiempo. El primero es el antígeno en sí: las moléculas que las células T utilizan para reconocer el injerto del donante como extraño.

Dado que las células T residentes viven dentro del injerto renal, están constantemente expuestas a dichos antígenos. El segundo factor es una citocina, o proteína de señalización inflamatoria, denominada IL-15.

También es clave en este proceso otro tipo de células inmunitarias denominadas células dendríticas, que captan tanto el antígeno como la IL-15 y los presentan a los receptores de las células T de memoria residentes.

"Las células dendríticas son como el director de la orquesta --explica Lakkis--. Son fundamentales para activar muchos tipos de células inmunitarias y coordinar las respuestas inmunitarias".

Cuando los investigadores redujeron las células dendríticas o bloquearon su capacidad de presentar antígeno o IL-15, observaron un descenso en la cantidad y funcionalidad de las células T de memoria residentes.

"El antígeno y la IL-15 son necesarios para el mantenimiento de las células T --afirma el coautor Martin Oberbarnscheidt, doctor y profesor adjunto de cirugía en Pitt--. Si se elimina cualquiera de ellas, el número de células de memoria residentes disminuye. En un paciente trasplantado, no es factible eliminar el antígeno porque se encuentra en todo el órgano del donante, pero dirigirse a la IL-15 es clínicamente traducible".

De hecho, cuando los investigadores bloquearon la señalización de la IL-15 con un anticuerpo que impedía la unión de la IL-15 a su receptor en las células T, comprobaron que la supervivencia del injerto se prolongaba enormemente en los receptores renales de ratones.

Los investigadores esperan que estos hallazgos puedan sentar las bases de ensayos clínicos para probar el anticuerpo en pacientes trasplantados con el fin de minimizar el rechazo crónico. El bloqueo de la señalización de la IL-15 podría permitir una selección más precisa de las células T de memoria residentes en el injerto, minimizando al mismo tiempo la inmunosupresión global de otras células T de todo el organismo que son importantes para la inmunidad frente a las infecciones.

"En mi formación en la Facultad de Medicina, he tenido el privilegio de trabajar con pacientes trasplantados --señala Tieu--. Me entusiasma que nuestro trabajo tenga el potencial de trasladarse del laboratorio a la clínica, con el objetivo de mitigar el rechazo crónico y elevar la calidad de vida de nuestros pacientes".

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