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La supresión de una determinada proteína ayuda a eliminar las células cancerosas en tumores de mama y ovario

Aproximadamente la mitad de los cánceres de ovario y una cuarta parte de los cánceres de mama carecen de un mecanismo clave de reparación del ADN, lo que facilita que los tumores sobrevivan y prosperen.

13/04/2023

Aproximadamente 250.000 mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama cada año, y otras 20000, de cáncer de ovario anualmente. Hasta en el 80% de casos con el tipo más común de cáncer de ovario se vuelven resistentes al tratamiento. Aproximadamente la mitad de los cánceres de ovario y una cuarta parte ...

Aproximadamente 250.000 mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama cada año, y otras 20000, de cáncer de ovario anualmente. Hasta en el 80% de casos con el tipo más común de cáncer de ovario se vuelven resistentes al tratamiento.

Aproximadamente la mitad de los cánceres de ovario y una cuarta parte de los cánceres de mama carecen de un mecanismo clave de reparación del ADN de primera línea, llamado recombinación homóloga (HR), y deben depender de una vía menos confiable conocida como MMEJ (unión de extremos mediada por microhomología).

Ahora, investigadores de la Universidad de Colorado Boulder (EEUU) han detectado el papel crucial de una proteína que ayuda a que los tumores de mama y ovario sobrevivan y prosperen y han podido constatar que la supresión de esa proteína mata las células cancerosas sin dañar las sanas, según los resultados de su estudio publicados en la revista ´Molecular Cell´. "Se trata de un avance importante para aquellas mujeres que tienen cánceres resistentes y para quienes ahora no tenemos nada más que ofrecer", dijo la autora principal, Nausica Arnoult, profesora asistente de biología molecular, celular y del desarrollo en CU Boulder.

La investigación se centra en lo que se conoce como respuesta al daño del ADN, un mecanismo dentro de todas las células que detecta el daño a la hélice de doble cadena que lleva las instrucciones genéticas y toma medidas para reparar sus extremos deshilachados. "Nuestro ADN se daña constantemente por el sol, los químicos que respiramos y los procesos internos, y nosotros y todos los organismos vivos hemos desarrollado mecanismos para reparar rápidamente ese daño", explicó Arnoult.

Así, cuando los mecanismos de reparación comienzan a ser defectuosos, como cuando las personas heredan una copia mutada del gen BRCA1 o BRCA2, algunas células cometen errores y las mutaciones se replican, lo que puede provocar un crecimiento celular descontrolado o cáncer. Las mutaciones también pueden ocurrir esporádicamente, debido a exposiciones ambientales u otros factores. Sin embargo, los mismos mecanismos de reparación defectuosos que pueden provocar la formación de cáncer también pueden hacer que las células cancerosas se vuelvan vulnerables a la destrucción.

El papel de la proteína APE2

La prof. Arnoult y su equipo analizaron células cancerosas dañadas en el laboratorio mientras estas trabajaban para repararse y utilizaron la herramienta de edición de genes CRISPR para aislar qué proteínas estaban en juego. Fue entonces cuando descubrieron que una proteína conocida como APE2 juega un papel esencial en la reparación del ADN roto en las células cancerosas. Cuando lo suprimieron genéticamente, la respuesta al daño del ADN vaciló y las células cancerosas murieron. Mientras tanto, las células sanas, que podían confiar en su respuesta al daño del ADN de primera línea y no necesitaban APE2, salieron ilesas.

"Demostramos que la supresión de APE2 elimina selectivamente las células cancerosas sin afectar los tejidos normales y podría ser un objetivo poderoso para combatir los cánceres de mama y de ovario", señaló la prof. Arnoult. Su equipo no es el primero en buscar la respuesta al daño del ADN, una vulnerabilidad que algunos llaman el "talón de Aquiles" del cáncer.

"Al comprender mejor esas vías distintas, los científicos podrían desarrollar nuevas terapias dirigidas para una amplia gama de cánceres resistentes", según dicha investigadora.

En futuros estudios, el equipo busca identificar una pequeña molécula que pueda inhibir APE2."Para muchas mujeres, una vez que el cáncer se vuelve resistente no existe una terapia de segunda línea. Necesitamos cambiar eso", concluyó la prof. Arnoult.

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