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Detectan en niños con síntomas de autismo una actividad diferente en la corteza visual del cerebro

Expertos han analizado una posible conexión entre el autismo y las dificultades para percibir unidades completas en patrones de movimiento visual.

31/03/2023

Diversos estudios han demostrado una conexión entre el autismo y las dificultades para percibir unidades completas en patrones de movimiento visual, como, por ejemplo, cuando una bandada de pájaros forma un movimiento común en el cielo. Ser capaz de integrar señales de movimiento en una figura general es importante en ...

Diversos estudios han demostrado una conexión entre el autismo y las dificultades para percibir unidades completas en patrones de movimiento visual, como, por ejemplo, cuando una bandada de pájaros forma un movimiento común en el cielo. Ser capaz de integrar señales de movimiento en una figura general es importante en términos de la capacidad de percibir correctamente cómo se mueven los objetos y las superficies en relación con el espectador.

En este contexto, un nuevo estudio llevado a cabo por la Universidad de Uppsala y el Instituto Karolinska (Suecia) ha podido demostrar que niños que desarrollan síntomas de autismo tienen una actividad diferente en la corteza visual de su cerebro desde los cinco meses cuando observan ciertos tipos de movimiento.

Actualmente, el autismo no se puede diagnosticar con buena precisión hasta alrededor de los 2 ó 3 años de edad, sin embargo, este estudio examinó la actividad en los cerebros de bebés de cinco meses sentados en el regazo de sus padres mientras veían diferentes tipos de información visual. Los investigadores midieron cómo reaccionaba el cerebro a cambios visuales simples en la luz (como una línea que cambiaba de dirección) y patrones más complejos en los que se ponía a prueba la capacidad de ver unidades completas.

Para la evaluación se utilizó tecnología EEG, que registra señales eléctricas débiles creadas naturalmente en la corteza cerebral del cerebro al procesar información. Las señales se midieron utilizando electrodos colocados alrededor de la cabeza en un gorro especialmente adaptado.

Los bebés que más tarde, a los tres años, exhibieron muchos de los síntomas clásicos del autismo tenían una actividad cerebral diferente cuando se mostraban patrones de movimiento complejos en la pantalla. Esto sugiere que los cerebros de las personas autistas procesan el movimiento visual de manera diferente a la primera infancia. Los cambios visuales más simples, por otro lado, produjeron una respuesta clara y similar en todos los cerebros de los niños.

"Ver esta diferencia varios años antes de que se desarrollen los síntomas del autismo es algo completamente nuevo y contribuye a nuestra comprensión de cómo se ve el desarrollo temprano en el autismo. El autismo tiene un fuerte componente hereditario, y es probable que las diferencias que vemos en la percepción visual en la infancia estén conectadas a diferencias genéticas", explicó Terje Falck-Ytter, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de Uppsala y directora del estudio.

"Solo podemos adivinar la experiencia subjetiva del movimiento visual del bebé. Sin embargo, dados los resultados y estudios previos de la relación entre la actividad cerebral y la experiencia en adultos con el diagnóstico, es plausible creer que lo experimentan de manera diferente. También es posible que este hallazgo esté relacionado con la percepción de movimientos sociales complejos, como la interpretación de expresiones faciales. Esto es algo que queremos investigar en futuros estudios", concluyó dicha experta.

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