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La dieta mediterránea reduce el riesgo de muerte en pacientes con riesgo cardiovascular

Los programas de dieta mediterránea y baja en grasas reducen la probabilidad de muerte e infarto de miocardio en pacientes con alto riesgo de enfermedad cardiovascular.

31/03/2023

Los programas de dieta mediterránea y baja en grasas reducen la probabilidad de muerte e infarto de miocardio en pacientes con alto riesgo de enfermedad cardiovascular, según la primera revisión comparativa basada en ensayos aleatorizados de siete programas dietéticos populares publicada por ´The BMJ´. Los programas dietéticos son dietas con ...

Los programas de dieta mediterránea y baja en grasas reducen la probabilidad de muerte e infarto de miocardio en pacientes con alto riesgo de enfermedad cardiovascular, según la primera revisión comparativa basada en ensayos aleatorizados de siete programas dietéticos populares publicada por ´The BMJ´.

Los programas dietéticos son dietas con o sin ejercicio y otras medidas de apoyo a la salud (por ejemplo, para dejar de fumar).

También es probable que los programas de dieta mediterránea reduzcan el riesgo de ictus, pero otros programas dietéticos mostraron poco o ningún beneficio en comparación con la intervención mínima (por ejemplo, dieta habitual o consejo dietético breve de un profesional sanitario).

Las directrices actuales recomiendan diversos programas dietéticos para pacientes con mayor riesgo cardiovascular, pero normalmente se han basado en pruebas de baja certeza procedentes de estudios no aleatorizados.

Varios análisis de ensayos controlados aleatorizados han sugerido que algunas dietas y programas dietéticos pueden reducir los episodios cardiovasculares graves, como los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares, pero cualquier efecto beneficioso sobre la muerte sigue siendo incierto.

Para abordar esta cuestión, los investigadores buscaron en las bases de datos ensayos aleatorios sobre el impacto de los programas dietéticos en la prevención de la muerte y los episodios cardiovasculares graves en pacientes con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

Se identificaron 40 ensayos elegibles con 35 548 participantes que fueron seguidos durante una media de tres años en siete programas dietéticos denominados (bajo en grasas, 18 ensayos; mediterráneo, 12; muy bajo en grasas, 6; grasas modificadas, 4; combinado bajo en grasas y bajo en sodio, 3; Ornish, 3; Pritikin, 1). Algunos ensayos compararon dos dietas diferentes (por ejemplo, mediterránea frente a baja en grasas).

Los investigadores evaluaron la calidad metodológica de cada ensayo y consideraron que 13 tenían un riesgo general de sesgo bajo y 27, un riesgo alto.

Basándose en pruebas de certeza moderada, los programas de dieta mediterránea fueron mejores que la intervención mínima para prevenir la mortalidad por todas las causas (17 muertes menos por 1.000 en cinco años), el infarto de miocardio no mortal (17 muertes menos por 1.000) y el accidente cerebrovascular (7 muertes menos por 1.000) en pacientes con riesgo intermedio de enfermedad cardiovascular.

Los programas bajos en grasas también fueron superiores a la intervención mínima con una certeza moderada para la prevención de la mortalidad por todas las causas (9 muertes menos por 1.000) y el infarto de miocardio no mortal (7 muertes menos por 1.000).

Cuando se compararon entre sí, no hubo diferencias convincentes entre los programas mediterráneos y los de bajo contenido en grasas para la mortalidad o el infarto de miocardio no mortal.

Los efectos absolutos de ambos programas dietéticos fueron más pronunciados en los pacientes con alto riesgo de enfermedad cardiovascular (36 menos muertes por cualquier causa por cada 1.000 y 39 menos muertes cardiovasculares por cada 1.000 entre los que siguieron el programa dietético mediterráneo durante 5 años).

Los otros cinco programas dietéticos tuvieron, en general, un beneficio escaso o nulo en comparación con la intervención mínima basada habitualmente en pruebas de certeza baja a moderada.

Los investigadores reconocen varias limitaciones, como la imposibilidad de medir la adherencia a los programas dietéticos y la posibilidad de que algunos de los beneficios se debieran a otros elementos de los programas, como el tratamiento farmacológico y el apoyo para dejar de fumar.

No obstante, se trata de una revisión exhaustiva basada en una búsqueda bibliográfica minuciosa, una evaluación rigurosa del sesgo de los estudios y el cumplimiento de los métodos GRADE reconocidos para evaluar la certeza de las estimaciones.

Como tal, concluyen que los programas de dieta mediterránea y baja en grasas "probablemente reducen el riesgo de mortalidad e infarto de miocardio no mortal en personas con mayor riesgo cardiovascular".

También es probable que los programas de dieta mediterránea reduzcan el riesgo de ictus, mientras que otros programas dietéticos mencionados no fueron, en general, superiores a la intervención mínima, añaden.

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