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Saltarse el desayuno puede comprometer el sistema inmunológico

Evitar comidas necesarias desencadena una respuesta en el cerebro que afecta negativamente a las células inmunitarias.

24/02/2023

El ayuno puede ser perjudicial para combatir infecciones y podría conducir a un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, según un nuevo estudio de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai (EEUU). La investigación, que se centró en modelos de ratones, es una de las primeras en mostrar que saltarse ...

El ayuno puede ser perjudicial para combatir infecciones y podría conducir a un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, según un nuevo estudio de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai (EEUU). La investigación, que se centró en modelos de ratones, es una de las primeras en mostrar que saltarse comidas desencadena una respuesta en el cerebro que afecta negativamente a las células inmunitarias. Los resultados del estudio se publican en la revista ´Immunity´ y podrían conducir a una mejor comprensión de cómo el ayuno crónico puede afectar el cuerpo a largo plazo.

"Nuestro estudio brinda una advertencia, ya que sugiere que el ayuno también puede tener un costo que conlleva un riesgo para la salud", señaló el autor principal Filip Swirski, director del Instituto de Investigación Cardiovascular en Icahn Mount Sinai. "El estudio demuestra que existe una conversación entre los sistemas nervioso e inmunológico".

Efectos negativos del ayuno

Los investigadores intentaron comprender mejor cómo el ayuno, desde un ayuno relativamente corto de solo unas pocas horas hasta un ayuno más severo de 24 horas, afecta el sistema inmunológico. Analizaron dos grupos de ratones. Un grupo desayunaba inmediatamente después de despertarse (el desayuno es la comida más grande del día) y el otro grupo no desayunaba. Los investigadores recolectaron muestras de sangre en ambos grupos cuando los ratones se despertaron (línea de base), luego cuatro horas más tarde y ocho horas más tarde.

Al examinar el análisis de sangre, los investigadores notaron una clara diferencia en el grupo en ayunas. Específicamente, vieron una diferencia en la cantidad de monocitos, que son glóbulos blancos que se producen en la médula ósea y viajan por el cuerpo, donde desempeñan muchas funciones críticas, desde combatir infecciones hasta enfermedades cardíacas y cáncer.

Al inicio del estudio, todos los ratones tenían la misma cantidad de monocitos. Pero después de cuatro horas, los monocitos en los ratones del grupo en ayunas se vieron dramáticamente afectados. Los investigadores encontraron que el 90 por ciento de estas células desaparecieron del torrente sanguíneo y el número disminuyó aún más a las ocho horas. Mientras tanto, los monocitos en el grupo sin ayuno no se vieron afectados.

En ratones en ayunas, los investigadores descubrieron que los monocitos viajaban de regreso a la médula ósea para hibernar. Al mismo tiempo, disminuyó la producción de nuevas células en la médula ósea. Los monocitos en la médula ósea, que generalmente tienen una vida útil corta, cambiaron significativamente. Sobrevivieron más tiempo como consecuencia de permanecer en la médula ósea y envejecieron de manera diferente a los monocitos que permanecieron en la sangre.

Los autores del estudiocontinuaron con el ayuno a ratones hasta por 24 horas y luego reintrodujeron la comida. Las células ´escondidas´ en la médula ósea volvieron al torrente sanguíneo en unas pocas horas. Este aumento condujo a un mayor nivel de inflamación. En lugar de proteger contra la infección, estos monocitos alterados eran más inflamatorios, lo que hacía que el cuerpo fuera menos resistente para combatir la infección.

Este estudio es uno de los primeros en establecer la conexión entre el cerebro y estas células inmunitarias durante el ayuno. Los investigadores encontraron que regiones específicas del cerebro controlaban la respuesta de los monocitos durante el ayuno. Asimismo, demostró que el ayuno provoca una respuesta de estrés en el cerebro, eso es lo que hace que las personas tengan "hambre" (sentirse hambrientas y enojadas), y esto desencadena instantáneamente una migración a gran escala de estos glóbulos blancos de la sangre a la médula ósea, y luego regresa al torrente sanguíneo poco después de que se reintroduce la comida.

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