Las complicaciones cardíacas constituyen una de las principales causas de muerte de los supervivientes de cáncer infantil, solo superadas por la recaída del cáncer. Los nuevos tratamientos incluidos la medicina de precisión, si bien han supuesto un avance, han ampliado, por otra parte, los agentes que pueden causar problemas cardíacos.

Ahora, un grupo de expertos, formado por cardiólogos pediátricos y adultos y oncólogos pediátricos que adoptaron un enfoque de consenso Delphi en 11 áreas de atención cardiooncológica, han elaborado una serie de directrices que cubren la evaluación, detección y seguimiento de enfermedades cardiovasculares para pacientes pediátricos que reciben tratamiento contra el cáncer con terapias moleculares, inmunoterapia, quimioterapia y radioterapia.

El consenso de expertos, dirigido por investigadores del Instituto de Investigación Murdoch Children´s de Melbourne (Australia) definió el grupo de alto riesgo de pacientes con cáncer que deben someterse a un chequeo cardíaco, estandarizó un enfoque para la detección y la vigilancia durante el tratamiento y proporcionó recomendaciones para proteger los corazones jóvenes vulnerables.

"Si bien existen pautas internacionales para monitorear los efectos secundarios cardíacos deficientes durante la terapia para pacientes adultos, no se disponía de ninguna específica, hasta ahora, para los niños", señaló, al respecto, la profesora asociada de Murdoch Children´s, Rachel Conyers.

Estas directrices, publicadas en ´JACC:Advances´ son calificadas por sus autores como un avance para el campo de la cardiooncología, "ya que antes de esto no había un enfoque definido para la vigilancia o el seguimiento de los pacientes pediátricos durante el tratamiento, a pesar de que las nuevas terapias generan complicaciones cardíacas tempranas, como presión arterial alta, latidos cardíacos anormales e insuficiencia cardíaca".

Los expertos abordan esta brecha en el conocimiento científico mediante la provisión de un marco de consenso de expertos para: definir un grupo de pacientes de alto riesgo que deben someterse a una evaluación cardiooncológica; estandarizar un enfoque de detección y vigilancia durante una terapia aguda; recomendaciones de cardioprotección; y oportunidades para estudios formales de investigación en cardiooncología para fortalecer aún más la base de evidencia disponible.