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Las mujeres, las grandes discriminadas en la investigación de la salud cardiovascular

No solo sufren la inequidad en el acceso a los tratamientos, l también están infra representadas en el área del conocimiento y difusión de los mecanismos fisiopatolóficos de estas enfermedades

21/10/2022

La salud cardiovascular es un derecho según la OMS. "Eso implica tener igualdad de acceso a todos los recursos disponibles para mejorar la salud cardiovascular de los ciudadanos", recalca Antonia Sambola Ayala, especialista del Hospital Universitari Vall D´hebron en el marco de un simposio satélite enmarcado en el 43 Congreso ...

La salud cardiovascular es un derecho según la OMS. "Eso implica tener igualdad de acceso a todos los recursos disponibles para mejorar la salud cardiovascular de los ciudadanos", recalca Antonia Sambola Ayala, especialista del Hospital Universitari Vall D´hebron en el marco de un simposio satélite enmarcado en el 43 Congreso de la Salud Cardiovascular.

Sin embargo, aclara Sambola, todavía muestra algunas inequidades para las mujeres, no solamente en cuanto a acceso al tratamiento, "sino también en lo referente al conocimiento y difusión de los mecanismos fisiopatolóficos que contribuyen a las diferentes peculiaridades que tienen patologías concretas en la mujer, así como en los métodos diagnósticos para conseguir un diagnóstico específico y por lo tanto, un tratamiento adecuado".

El riesgo cardiovascular

Más concretamente, José María Gámez Martínez, especialista del Hospital Son Llatzer de Palma, plantea cómo reevaluar el riesgo cardiovascular. "¿Es diferente el sistema cardiovascular de la mujer, y por tanto, su riesgo cardiovascular? En la historia del arte habitualmente se ha representado a la mujer como alguien esbelto a la vez que frágil. Pero ¿es frágil también su sistema cardiovascular?", cuestiona el especialista.

Anatómicamente el corazón de las mujeres es diferente al del hombre. El facultativo explica que "tiene un menor tamaño y volumen cardiaco, un peso inferior (50 grados menos), una masa del ventrículo izquierdo también inferior, y unas válvulas más finas". Además, las arterias coronarias son de menor calibre, más tortuosas y predomina la dominancia derecha. "Eso no es casualidad, está determinado genéticamente", apunta.

Por otro lado, histológicamente los miocardiocitos son de similar tamaño (85% mononucleares y 15% binucleares). "Cabe recordar que la presencia de miocardiocitos binucleares se relaciona con cardiopatías. Entonces, la proporción de células mononucleares en la mujer se mantienen a lo largo de su vida, pero en los hombres van disminuyendo con la edad, en pos de las binucleares. Eso hace que el corazón de los varones sea menos resistente", expone Gámez.

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Asimismo, en la apoptosis a la mujer se le mueren al año 6 millones de miocardiocitos al año, mientras que en el varón son 64 millones. Luego tenemos tanto anatómica como histológicamente un corazón diferente.

Con todo ello, la evidencia científica determina que los factores de riesgo clásico acontecen a partir de la menopausia en las mujeres, "lo que no quita para tener en cuenta otra serie de factores que pueden aparecer en edades precoces, desde los 18 años o en el primer embarazo". Por eso, prosigue, "debemos plantearnos un paradigma de manejo más actual y dinámico, en el que tengamos en cuenta que además del riesgo manifiesto a partir de la menopausia en muchas mujeres, en otras nos podemos encontrar un incremento del riesgo de la juventud". "Eso debemos tenerlo en cuenta cuando tenemos una mujer en nuestra consulta", remata.

El paradigma de la angina en la mujer

En cuanto a la angina, Milagros Pedreira Pérez, especialista del servicio de Cardiología del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago recuerda que "sabemos que hay diferencias que debemos conocer en cuanto a la presentación epidemiología y tratamiento de la angina en la mujer". Así pues, manifiesta, "tenemos menos enfermedad coronaria obstructiva, pero esto no quiere de decir que el pronóstico sea mejor para nosotras. Las diferencias en los test están, existen; por lo tanto, es necesario un mayor esfuerzo y refinamiento para estudiar la disfunción microvascular, a lo mejor menos complejo que las pruebas de provocación".

Del mismo modo, las guías de práctica clínica deben reflejar estas diferencias, y además, recalca que han de implementarse. "En ellas tiene que aparecer la población femenina, porque somos el 50%. Y desde luego, no puede ni debe ser de otra manera los ensayos clínicos. El estudio ISCHEMIA tiene un 18% de inclusión de mujeres. Esto tiene que cambiar", reflexiona Pedreira.

Ella cree que ya se está haciendo, y yo se muestra muy optimista porque hay muchos estudios que están en marcha. Pero se remonta a una publicación de la revista Times del 2003 que hablaba de que una de cada tres mujeres se moría por un problema cardiovascular. "Estamos en 2022, y aunque en todas las sociedades se han hecho esfuerzos grandes por hacerlo cambiar, todavía queda un largo recorrido", concluye.

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