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¿Ha satisfecho la investigación biomédica las expectativas en cardiología?

Un simposio del Congreso de la Salud Cardiovascular repasa los avances y desafíos en la investigación biomédica en las primeras décadas del siglo XXI

21/10/2022

Terapias con células madre, biomarcadores… La investigación biomédica llegó para revolucionar la medicina y aportar grandes esperanzas de cambios significativos en la práctica clínica. También en la cardiología. Pero, ¿se han satisfecho las expectativas, pasadas las primeras décadas del siglo XXI? El Congreso de la Salud Cardiovascular SEC22 ha intentado ...

Terapias con células madre, biomarcadores… La investigación biomédica llegó para revolucionar la medicina y aportar grandes esperanzas de cambios significativos en la práctica clínica. También en la cardiología. Pero, ¿se han satisfecho las expectativas, pasadas las primeras décadas del siglo XXI? El Congreso de la Salud Cardiovascular SEC22 ha intentado dar respuesta a esta pregunta en un simposio.

En primer lugar, Antoni Bayés Genís, presidente de la Societat Catalana de Cardiologia y especialista del Hospital Universitari Germans Trias I Pujol de Badalona hace un repaso del contexto de la terapia con células madre en los últimos años. "Empezamos hace 20 años, hubo una especie de lucha por realizar un ensayo clínico para ser el primero que salvara la vida de nuestros pacientes, sin tener un fundamento sólido".

El problema es que, tal y como cuenta Bayés, hubo tanta prisa por conseguir resultados que las cosas se hicieron mal. "En 2018 sale a la prensa que el doctor Piero Anversa había falsificado una cantidad ingente de resultados en 30 artículos pilvotales", recuerda. Tan noticia supuso dar carpetazo a todo lo que se había hecho en el campo de las stem cells, "provocando que tuviéramos que resetear el campo", agrega. "Tuvimos que volver a los orígenes; identificar beneficio clínico, in vitro, empezar con modelos animales, validar en el modelo preclínico e irse a humanos. En definitiva, hacer las cosas con la serenidad que nos da la investigación básica y traslacional", comenta el investigador.

De manera que la terapia reparativa del corazón ha pasado de una primera generación que era muy prometedora "simplemente utilizando células mononucleadas" de la sangre, a segundas y terceras generaciones que incluyen sobre todo células iPS y partes RNA, exoxomas y otras estructuras que derivan de las células. Estas, adelanta Bayés, "probablemente no requieran la célula entera, sino solamente componentes de dicha célula".

El propio Antoni Bayés lidera un ensayo clínico para reparar el corazón con un bioimplante que contiene células madre (PeriCord), licenciado en 2018 por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Actualmente continúan buscando los mecanismos por los cuales las células madre pueden ayudar a restaurar el músculo dañado del corazón. En este sentido, hace unos meses publicaron un estudio en Bioactive Materials sobre un paso más en el perfeccionamiento de su diseño de ingeniería de tejidos, en el que demuestran que "se puede inducir la regeneración del músculo cardiaco con la aplicación de vesículas extracelulares en un bioimplante, sin añadir células".

Es un resultado muy alentador, pero reconoce que todavía este avance es una innovación a medias, como él mismo reconoce. "Con ilusión por el futuro, pero no va a ser ni fácil ni rápido".

Biomarcadores y su utilidad

Por su parte, Rosa Suades Soler del Institut d´Investigació Biomèdica Sant Pau (IIB SANT PAU) de Barcelona, explica que "uno de los principales avances de la medicina cardiovascular actual es poder predecir un evento cardiológico en un sujeto sano en un paciente concreto". De ahí el interés reciente en el uso de los biomarcadores. "Estos pueden ser diagnósticos, pronósticos o terapéuticos y para que sea ideal debe cumplir tres requisitos fundamentales". Primero, añade, que sea medible, es decir, "que se pueda llevar a cabo en un entorno hospitalario, que añada información adicional a la que ya tiene el clínico, y que ayude en el manejo terapéutico".

"Usamos los biomarcadores no solo para enfermedades, también para factores de riesgo. Eso también es muy importante para la evolución de las comorbilidades. Y a pesar de que hay muchos biomarcadores en desarrollo, así como múltiple investigación en proceso, actualmente los biomarcadores más usados en la práctica clínica siguen siendo los péptidos natriuréticos y las troponinas", desarrolla.

Al respecto, recuerda que las troponinas son específicas de tejido cardiaco, son marcadores de necrosis y de daño miocárdico. "Su desarrollo generó un cambio drástico en el manejo de los pacientes con dolor torácico. Y la incorporación de las troponinas más sensibles lograron un diagnóstico más precoz. Por todo ello son el biomarcador de referencia en el diagnóstico del síndrome coronario agudo".

El BNP (péptico natriurético tipo B) y NT-proBNP, por otra parte, son liberados por cardiomiocitos, además de marcadores de estrés hemodinámico. "Son excelentes biomarcadores para el diagnostico de la IC y predicadores del desarrollo de esta enfermedad. Su papel en la terapia guiada no está claro, pero el diagnóstico diferencial y la presentación clínica es muy importante", indica.

Un caso de éxito de nuevo biomarcador que avanza Suades es el del ensayo EDICA, diseñado para validar el rendimiento de Apo J-Glyc como un nuevo biomarcador para la detección precoz de la isquemia miocárdica, y que forma parte del Proyecto AGLYC, financiado por la Comisión Europea en el marco del Instrumento PYME del Programa Horizonte 2020.

"La validación de este nuevo biomarcador representa un avance importante en el ámbito cardiovascular, ya que actualmente no existen biomarcadores específicos para la detección temprana de la isquemia". Este diagnóstico precoz, aclara, "permitirá identificar el evento cuando el daño cardíaco es reversible, minimizando las consecuencias de la enfermedad".

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