Era esperada la conferencia magistral que ha impartido este jueves el doctor español Ricard Simo, especialista en Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello en el NHS en Guy´s and St Thomas´ Hospital NHS Trust (Londres, Reino Unido). Proveniente de uno de los centros más prestigiosos y "de referencia" en ...
Era esperada la conferencia magistral que ha impartido este jueves el doctor español Ricard Simo, especialista en Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello en el NHS en Guy´s and St Thomas´ Hospital NHS Trust (Londres, Reino Unido). Proveniente de uno de los centros más prestigiosos y "de referencia" en cuanto a cáncer, como ha señalado, ha ilustrado al Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria con una clase magistral sobre manejo y perspectivas del bocio intratorácico.
Como inicio a las conferencias magistrales, esta estuvo presidida por Manuel Bernal Sprekelsen, presidente de SEORL-CCC, e Isabel García López, secretaria general de SEORL-CCC, con motivo del 73º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) que se celebra hasta este sábado en la isla.
Con una frecuencia mayor de la imaginada, los bocios intratorácicos (ITG, por sus siglas en inglés) y multinodulares son habituales, provocando problemas de compresión de la zona y teniendo que optar, en muchos casos, por la cirugía. Dicho crecimiento intratorácico es "multifactorial", ha señalado Simo, aunque la presión intratorácica negativa propicia el crecimiento de estos nódulos hacia abajo.
De hecho, más del 90% de los ITG se abordan mediante un enfoque quirúrgico transcervical (TCA en inglés), y menos del 10% de los ITG requirieron un enfoque extracervical (ECA en inglés).
El perfil más habitual que ha tratado Simo durante su dilatada experiencia en el Guy´s Hospital es el de una mujer, entre los 50 y los 60 años, y en proporción 3:1 respecto a los hombres. Estas presentan más bocios multinodulares, pero hasta el 30% pueden pasar desapercibidos al ser nada o apenas palpables; el 10% incluso se descubren de forma accidental; mientras que el 80% causan síntomas de compresión gradual (dificultades al respirar o SOBOE, en inglés). Otro 5% puede presentarse como una emergencia aguda de la vía aérea.
De ahí que el abordaje multidisciplinar sea clave: entre el equipo quirúrgico, el de anestesia especializada y el equipo torácico dedicado, se consigue acometer las intervenciones de este tipo de tumores.
Antes de comenzar la operación, hace falta una evaluación que comprende un examen completo por parte del servicio de ORL y cabeza y cuello. Esta puede constar de una laringoscopia preoperatoria con fibra óptica para una vista dinámica; distorsión de la vía aérea; evaluación de las cuerdas vocales. Simo tampoco ha dejado de lado lo "esencial" de realizar una investigación médico-legal previa y que haya un protocolo prestablecido en todas las pruebas preoperatorias.
Técnicas
Para el especialista, una de las técnicas de diagnóstico preferidas es la tomografía computarizada (TC) multiplanar, que permite una vista tridimensional de la zona, con contraste siempre y cuando los pacientes no tengan alergias al yodo, siendo un "muy buen predictor o enfoque quirúrgico".
En cuanto a las opciones disponibles para medir la tasa de malignidad, Simo se orienta entre todas por la citología por punción-aspiración con aguja fina guiada por ultrasonido (USS-guided FNAC) que "es capaz de predecir una proporción significativa de malignidad intrabocio", si bien no abarca todas.
Hay que tener en cuenta que, además, existe una tasa de malignidad oculta, que no requiere de un tratamiento adicional, pero sí de un seguimiento "más prolongado".
Cirugía
A la hora de intervenir a una persona con bocios intratorácicos, el especialista señala dos enfoques: el extracervical (ECA) y el transcervical (TCA). En base a la propia experiencia de Simo, en una muestra de 237 pacientes sometidos a intervenciones quirúrgicas, el TCA fue mucho más mayoritario en su uso (208 pacientes operados, un 87,7%) que el ECA (29, 12,3%).
Cada método cuenta con su particularidad. Según ha mostrado, el ECA es conveniente si el bocio es retroclavicular; si no se extiende hasta o más allá del arco aórtico (AA); el componente mediastínico es igual o menor que el cervical o si no se ha sometido a cirugía previa.
En el caso de pacientes de alto riesgo, la TCE es adecuada cuando los bocios intratorácicos se presentan por debajo del arco aórtico; si son recurrentes en la misma zona; si presentan forma de `iceberg´ o cono invertido; con una extensión considerable; aquellos que afecten a múltiples compartimentos mediastínicos; si encuentra componentes separados del bocio primario; si este se ha extendido a la pleura posterior; para el mismo bocio primario y, por último, en casos de malignidad mediastínica.