Un estudio revela que las células presentadores de antígenos (APC) pueden transferir sus telómeros, o extremos de los cromosomas, a ciertas poblaciones de linfocitos T, principalmente los denominados vírgenes y centrales de memoria. El acortamiento de los telómeros es un conocido marcador molecular de senescencia, o envejecimiento celular, que en los linfocitos T se asocia a una disminución de su función y explica la mayor susceptibilidad a las infecciones en la edad avanzada. Aunque en condiciones fisiológicas el acortamiento es contrarrestado por acción de la telomerasa, los nuevos hallazgos revelan que este enzima no participa en la transferencia de telómeros. Los experimentos indican que las APC degradan el complejo proteico que protege a sus propios telómeros, los cuales son posteriormente hidrolizados y transferidos a vesículas extracelulares que son captadas por los linfocitos T durante la sinapsis inmunológica.

Las vesículas también transportan el factor de recombinación Rad51, necesario para la fusión de los telómeros con los extremos de los cromosomas. Como resultado, el cromosoma receptor experimenta una elongación de unos 3000 pares de bases. Alessio Lanna, investigador de Sentcell UK Laboratories y director del estudio, afirma que, dado que este proceso tiene lugar antes de la proliferación clonal, los linfocitos T quedan protegidos de la senescencia durante largo tiempo. Administradas junto con una vacuna, las vesículas podrían potenciar el efecto de ésta y evitar la necesidad de reinmunización, concluye Lanna.