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Un estudio caracteriza las lesiones de viruela del mono

Al contrario de lo descrito hasta ahora, las lesiones en la zona de inoculación no son pústulas, sino pápulas sólidas (sin pus en su interior), homogéneas y de un color blanquecino. Este estudio ha caracterizar las lesiones de viruela del mono lo que ha permitido hacer un diagnóstico diferencial y reconocer más fácilmente la enfermedad.

19/08/2022

Un estudio multicéntrico, liderado por el Hospital Clínic, ha evaluado y caracterizado clínicamente 185 casos de pacientes diagnosticados con viruela del mono. El estudio ha sido desarrollado por la Dra. Alba Català, la Dra. Irene Fuertes y el Dr. Josep Riera-Monroig, especialistas en Dermatología y Venereología del Hospital Clínic, junto ...

Un estudio multicéntrico, liderado por el Hospital Clínic, ha evaluado y caracterizado clínicamente 185 casos de pacientes diagnosticados con viruela del mono. El estudio ha sido desarrollado por la Dra. Alba Català, la Dra. Irene Fuertes y el Dr. Josep Riera-Monroig, especialistas en Dermatología y Venereología del Hospital Clínic, junto con otros hospitales de Madrid y con el grupo de Investigación de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

Lo más destacado del estudio es la descripción de las lesiones mucocutáneas que causan la infección en la zona de inoculación. Al contrario de lo descrito hasta ahora, las lesiones en la zona de inoculación (donde se produce el primer contacto) no son pústulas, sino pápulas sólidas (sin pus en su interior), homogéneas y de un color blanquecino. Este cambio facilita mucho el diagnóstico diferencial y hace mucho más sencillo reconocer la enfermedad.

El período de incubación de la viruela del mono es de 5 a 21 días y las lesiones aparecen en la zona de contacto. La mayoría de los pacientes comienzan con lesiones en la cara que se extienden a los genitales, brazos, manos y zona perianal. Sin embargo, no es común observar más de 4 zonas del cuerpo afectadas. Las lesiones se encuentran en áreas con eritema (enrojecimiento de la piel por inflamación) y edema (inflamación por la acumulación de líquido) que pueden ser dolorosas. La evolución de las lesiones suele ser, primero con una base plana, seguido de ampollas con líquido, y pústulas con pus que finalmente se secan y caen.

Los 185 pacientes tenían síntomas sistémicos asociados a la infección: inflamación de los ganglios linfáticos, fiebre, dolores musculares, fatiga y dolor de cabeza, por orden de prevalencia. Todos los casos del estudio eran varones y casi el 100% eran varones que tenían sexo con varones, la mayoría con comportamientos sexuales de riesgo, y un 76% de ellos estaba coinfectado con una enfermedad de transmisión sexual. Ninguno de los pacientes incluidos en el estudio murió.

Este estudio ha querido explorar y describir los casos clínicos del brote en España, investigar las características epidemiológicas, si existen diferencias en el período de incubación y estudiar los factores asociados a la gravedad de la enfermedad. Un 10% de los pacientes habían nacido antes de 1972, período en el que todavía se ponía la vacuna de la viruela, y un 42% estaban también infectados por VIH. Se pensaba que estas dos variables podían representar una diferencia en el número de pústulas o zonas afectadas de los pacientes, pero no se observaron diferencias respecto a los que no cumplían estas variables.

En el momento de recoger los datos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó un total de 2103 casos de los que 497 están en España. De éstos, un 37% han sido incluidos en el estudio. Una muestra lo suficientemente representativa para aportar resultados significativos respecto al diagnóstico clínico.

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