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Contaminación ambiental, una amenaza para la salud cardiovascular

Se estima que la contaminación fue responsable de nueve millones de muertes en todo el mundo en 2019, el 61,9% de las cuales se debieron a enfermedades cardiovasculares. El impacto de la contaminación en la salud cardiovascular es claro y requiere medidas urgentes para mejorar esta amenaza inmediata tanto sobre nuestros pacientes como en la población en general.

16/08/2022

La salud de nuestro corazón depende de cuatro factores. El primero de ellos, el estilo de vida, es el factor más influyente y modificable. Depende de uno mismo, por ejemplo, seguir una dieta mediterránea, alcanzar entre siete y ocho horas de sueño, evitar el hábito tabáquico y practicar el ejercicio ...

La salud de nuestro corazón depende de cuatro factores. El primero de ellos, el estilo de vida, es el factor más influyente y modificable. Depende de uno mismo, por ejemplo, seguir una dieta mediterránea, alcanzar entre siete y ocho horas de sueño, evitar el hábito tabáquico y practicar el ejercicio físico.

El segundo factor, el biológico, no es modificable y comprende variables como la edad o la predisposición de nuestros genes a padecer alguna enfermedad. El siguiente factor, el sanitario, es el que más recursos económicos recibe y sirvan como ejemplos la implantación de una prótesis aórtica en una persona con una estenosis aórtica severa sintomática, la colocación de un stent en caso de un infarto de miocardio o la implantación de un desfibrilador automático interno para prevenir una muerte súbita. Finalmente, el último factor, el medio ambiente, ha sido poco considerado a pesar de que tiene un gran impacto en la salud cardiovascular, siendo la contaminación el factor ambiental más preocupante. Se estima que la contaminación fue responsable de nueve millones de muertes en todo el mundo en 2019, el 61,9% de las cuales se debieron a enfermedades cardiovasculares.

Existe una sólida evidencia científica de los efectos nocivos de la contaminación sobre el sistema cardiovascular que se ha ido generando en las tres últimas décadas y, aunque se había hecho referencia al término cardiología ambiental, no existía una definición. Ante la necesidad creciente por parte de los cardiólogos de estar informados de este reconocido factor de riesgo cardiovascular -la contaminación-, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC) han creado en 2022 el proyecto SEC-FEC Verde, proponiendo una definición científica de cardiología ambiental. Así pues, nos dirigimos a esta rama de la cardiología como la ciencia interdisciplinar que estudia la contribución de las exposiciones ambientales en las enfermedades cardiovasculares con el objetivo de desarrollar estrategias preventivas o terapéuticas específicas para minimizar las influencias nocivas de la contaminación del medio ambiente y promover la salud cardiovascular.

En relación con el origen de los contaminantes que dañan a nuestro corazón, se generan tanto en espacios exteriores, denominándose contaminación ambiental, o en espacios interiores, conociéndose como contaminación doméstica. La mayor parte de la contaminación ambiental proviene de la combustión fósil, así como la contaminación doméstica es generada a través de dispositivos utilizados en cocinas y calefacciones. Todos estos contaminantes pueden penetrar a nuestro organismo tanto por la vía respiratoria como la gastrointestinal o la cutáneo mucosa.

Generalmente, los contaminantes se suelen clasificar en contaminantes del aire (material particulado (PM), gases y componentes químicos), metales y acústicos. Los contaminantes más peligrosos para el corazón son el PM y el dióxido de nitrógeno.

Provocan reacciones que van más allá de los filtros pulmonares y entran en contacto con la circulación sanguínea, lo que explica sus efectos nocivos cardiovasculares. PM consiste en una mezcla compleja de partículas sólidas y líquidas suspendidas en el aire, fundamentalmente sulfatos, nitratos, amonio, cloruro de sodio, carbón negro, polvo mineral y materia orgánica. A nivel práctico, para clasificar estas partículas, se utiliza su tamaño, clasificándose en PM 10 (diámetro aerodinámico entre 2.5 y 10 micras) y PM 2.5 (diámetro inferior a 2.5 micras). En ocasiones se hace referencia a un tercer grupo con las partículas inferiores a 0.1 micras, llamándolas partículas ultrafinas. PM 10 proviene de las partículas en suspensión desprendidas del suelo y del polvo de la carretera secundario a vehículos en movimiento, así como las originadas en trabajos de construcción y emisiones industriales. PM 2.5 resulta de la combustión de vehículos diésel, industrial, doméstica de carbón, aceite y madera.

Se han descrito multitud de efectos fisiopatológicos que explican el daño provocado por estos contaminantes. Básicamente se han relacionado con mecanismos de inflamación, activación plaquetaria y trombogénesis, ateroesclerosis, estrés oxidativo, vasoconstricción y disfunción endotelial. En esta misma dirección existen estudios que ponen de manifiesto que la gente que vive en ciudades más contaminadas tienen en sangre marcadores inflamatorios más elevados.

Para más información, leer el PDF adjunto.

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