Un nuevo estudio revela que la interacción entre los condroitín-sulfato proteoglucanos (CSPGs) y su receptor PTP-sigma impide la regeneración del tejido dañado por el ictus. La deleción genética de PTP-sigma en un modelo animal resultó en un incremento del crecimiento de las neuritas y de la migración de células madre ...
Un nuevo estudio revela que la interacción entre los condroitín-sulfato proteoglucanos (CSPGs) y su receptor PTP-sigma impide la regeneración del tejido dañado por el ictus. La deleción genética de PTP-sigma en un modelo animal resultó en un incremento del crecimiento de las neuritas y de la migración de células madre neurales hacia el lugar de la lesión. Estos efectos positivos se asociaron a un patrón de expresión génica regenerativo y pudieron ser mimetizados en animales tratados con un péptido que bloquea PTP-sigma, impidiendo su interacción con los CSPGs.
El tratamiento resultó en mejoras motoras y cognitivas, ya fuera éste administrado en la fase aguda o crónica del ictus, con reducción significativa de la atrofia cerebral a los 30 días. Yu Luo, investigador de la Universidad de Cincinnati y director del estudio, afirma que ya a las 4 semanas las fibras serotoninérgicas que proporcionan tono y excitabilidad al sistema nervioso avanzaron hasta una zona próxima al epicentro de la zona infartada, en manifiesto contraste con los animales control, en los que el avance de estas fibras se detuvo al borde de la cicatriz glial. La acción regenerativa del péptido fue altamente específica, ya que el tratamiento en animales control sin ictus preservó la estabilidad de las sinapsis. Los hallazgos confirman el importante papel inhibitorio de los CSPGs sobre la plasticidad neuronal y demuestran que su interacción con PTP-sigma es una potencial diana terapéutica en la rehabilitación funcional y cognitiva tras el ictus.