Efectivamente, los 82 millones de americanos contagiados y una cifra de muertos por SARS-CoV-2 que se acercó al millón de defunciones al finales del pasado mes de abril, explican el interés de los ciudadanos de Estados Unidos por una pandemia que todavía no ha terminado.

El informe anual de tendencias en el gasto farmacéutico, titulado "Consumo de medicamentos en Estados Unidos durante 2022", aporta información de ese gran mercado local tan influyente para el resto del mundo, tanto a corto como a largo plazo. Con referencia a los cinco próximos años en los que el sistema de salud norteamericano deberá hacer frente a importantes desafíos en los que se verán envueltos todos los tomadores de decisiones y los stakeholders, incluidos los pacientes.

Murray Aitken

En el arranque de la sesión Murray Aitken, director ejecutivo del IQVIA Institute for Human Data Science dejó claro que el informe ayuda a conocer el gasto previsto para medicamentos en EEUU durante 2022, con inclusión tanto de marcas bajo patentes como genéricos, además de su proyección hacia 2026.

El directivo hizo referencia a conceptos claves del sistema norteamericano de medicamentos como los tipos de aseguramiento y los pagos out of pocket, es decir, aquellos que debe costear el propio ciudadano para completar su prestación sanitaria y farmacéutica, de su propio bolsillo.

Una realidad que impacta más en las personas inscritas en el sistema de Medicare, fundamentalmente clases pasivas, que las que tienen planes privados de salud. Además de los que son asistidos por el sistema Medicaid, organizado en términos de beneficiencia.

Recomendó también Aitken leer con atención el informe para conocer los costes de lanzamientos de nuevos medicamentos y los cambios de precios que operan cuando los fármacos pierden su patente de exclusividad.

Dado el relieve de los ponentes invitados, el directivo quiso saber por ellos la respuesta esperable desde el sistema sanitario norteamericano para saber también si habrá opción a un acceso más equitativo a las nuevas terapias. Después de las perturbaciones ejercidas por la pandemia en el sector y ante el grave problema que supone que haya pacientes que abandonan sus tratamientos por su coste.

Se preguntó Aitken si la cadena de pagos de los medicamentos mostrará la adecuada resiliencia y la conformación de los planes de salud que ofrecerán las compañías a sus trabajadores. En un contexto de creciente inflación en el mundo y una competitividad más vigorosa cuando las marcas pierden su patente.

Michael Kleinrock

Como en otras ocasiones, tocó a Michael Kleinrock, director de investigación del IQVIA Institute, resumir las principales cifras del informe. Dentro de una realidad que se acerca, pero todavía no ha vuelto a niveles previos a la pandemia. Con aumento de las teleconsultas y los cribados, superior al 100% anterior. Pero también con unos procesos electivos que no suben todavía del 95%, comparativamente, en mismo porcentaje que las nuevas prescripciones de fármacos, también detenidas en un 95%.

De lo que Kleinrock extrajo que el efecto acumulativo de la asistencia sanitaria aún está un -10% por debajo del momento anterior a la llegada del SARS-CoV-2 a Estados Unidos.

Anotó este investigador de mercados que el gasto de bolsillo, o out of pocket, experimentará un incremento del 1,5% en el próximo lustro. Junto a un incremento del coste de adquisición desde el mayorista, dentro de los precios de la lista WAC, Wholesaler Acquisition Cost, de las marcas con patente; y un 4,6% para la red de fabricantes (manufacturer net). Mientras que el valor por la red de pagadores excluidos los pacientes, OOP, crecerá el 4,8%, según proyecciones realizadas hacia 2026.

Sobre el citado dinero de bolsillo, Kleinrock observó que cayó al 9,41 dólares en 2021, respecto al 10.14 dólares de 2016, aunque con alza en marcas y moderación en genéricos.

Por efecto de la pandemia, el directivo comunicó el hecho muy significativo de que los pacientes dejaron sin recoger de las farmacias 81 millones de prescripciones, como expresión de un abandono del 61% fijado en cifras superiores a los 250 dólares y la fecha emblemática del día 14 como punto destacable.

Para la adquisición de insulina, por ejemplo, detalló que el dinero de bolsillo decayó en 500 millones de dólares desde 2018, dentro de un fenómeno que adelantó seguirá siendo declinante.

En resumen, Kleinrock estimó que habrá que esperar a 2023 para ver que el gasto farmacéutico recupera el nivel previo a la pandemia, con inclusión de los costes por tratamientos y vacunas para la Covid-19. Aunque razonó igualmente que el gasto de estas últimas se reducirá durante 2022, a pesar de las dosis de recuerdo que se prescriban. Aunque, no obstante, la Covid-19 aún supondrá un gasto de 4 a 5 billones de dólares por año durante un periodo relativamente prolongado.

Kristin Bass

Como primera ponente invitada en hablar, Kristin Bass, responsable de asuntos públicos de la Asociación para la Gestión de la Atención Farmacéutica, puso el acento en la necesaria competitividad de las compañías como elemento moderador de los precios, por lo que los laboratorios deberían asegurarse de tener en todo momento los componentes necesarios para sus medicamentos.

Introdujo Bass la cuestión de los cupones de copago de los fabricantes, que tienen poco predicamento entre los ciudadanos y que son restringidos por la ley federal de Estados Unidos.

En cuanto a la dinámica alcista de los precios de los medicamentos, confirmó que es especialmente evidente en Oncología.

Dra Stacie Dusetzina

La doctora Stacie Dusetzina, profesora asociada de política sanitaria de la elitista Universidad de Vanderbilt, ubicada en Nashville (Tennessee), estimó que los pagos por valor de los medicamentos podrían contener la subida en precios.

Razonó además que el criterio de agilidad aplicado a las autorizaciones de las vacunas para la Covid-19 también podrían aplicarse a los tratamientos anticáncer. Contando con la exigencia de disponer de fármacos de manera más ágil desde el ejemplo que han dado las vacunas para la Covid-19 y que debería ser aplicado a Oncología. Área en la que el dinero out of pocket puede ser elevado.

En otro orden de cosas, la doctora Dusetzina ratificó que los servicios farmacéuticos tampoco son compensados en Estados Unidos, al igual que ocurre en España.

Dr Richard G. Frank

Por su parte, el investigador senior de la iniciativa Brookings Schaeffer, doctor Richard G. Frank, observó que una mayor competencia de los pipelines de medicamentos biológicos y complejos podría ayudar a que las terapias fueran más asequibles. Aunque todo depende siempre del sistema de aseguramiento en el que figure cada ciudadano.

Dentro del Medicare, confirmó que los costes altos vienen de las enfermedades crónicas. Donde los pagos con dinero de bolsillo deberían incluir ciertas bajadas en los precios.

Lori M. Reilly

Finalmente, la portavoz del sector farmacéutico, Lori M. Reilly, JD, COO, PhRMA, recordó que el 95% de los fármacos dispensados en Estados Unidos son genéricos. Y expresó también el orgullo de pertenecer a una industria que ha hecho el mundo un poco más habitable al generar vacunas y tratamientos para la Covid-19 en un tiempo récord. Además de expresar una colaboración muy positiva para los pacientes, entre las compañías y la Academia.

En cuanto a sus recomendaciones prácticas, Reilly estimó que los cupones de los fabricantes de medicamentos pueden ser de gran interés para los pacientes en el inicio de sus tratamientos. Fundamentalmente, para evitar el abandono terapéutico en patologías tan severas como el cáncer o la esclerosis múltiple, puso como ejemplo.