Desde la doble vertiente de mejorar la sostenibilidad de la Sanidad e impulsar los principios de la economía circular, Castilla-La Mancha será la primera comunidad autónoma en la que los hospitales públicos podrán reciclar de forma pionera los contrastes yodados de los diagnósticos por imagen.

En el inicio de esta actividad de reciclaje, las estimaciones previas a la puesta en marcha del programa apuntan a que el conjunto de los hospitales públicos castellanomanchegos recogerán y reciclarán cerca de 3,5 toneladas de yodo cada año.

Según explicó recientemente Regina Leal, directora gerente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), la iniciativa será posible contando con la colaboración de la compañía GE Healthcare y en línea con la estrategia regional de economía circular.

Como aseveró Leal, los medios de contraste yodados empleados para ganar en calidad de imagen son profusamente usados en procedimientos diagnósticos relativos a numerosas enfermedades.

El programa tiene presente que siempre resulta un excedente del material empleado después de haber usado la dosis requerida para cada paciente. Con el problema que supone que el resto tenga que ser desechado. Hasta el punto, informó Leal, de que se desperdicia el 18% anual, a pesar de que en el mundo hay una demanda global de 30 millones de kilogramos.

Además de las cuestiones relativas al cuidado del medio ambiente, también hizo hincapié en que la escasez de yodo puede afectar en un momento a la producción de medios de contraste. Cuando se da este escenario, muchos pacientes se ven privados de estas precisas tecnologías de imagen con potencial afectación de su pronóstico por efecto de errores de interpretación o retrasos en el acceso a las pruebas complementarias.

Ante el riesgo de que menos pacientes de la región queden fuera de estas tecnologías de imagen, GE Healthcare facilitará contenedores especiales a los hospitales de la región, con objeto de eliminar de forma segura los restos de sus medios de contraste no contaminados. Abundando en este argumento, Félix Yéboles, director general del área de Diagnósticos Pharma de la compañía proveerá los medios necesarios para que los excedentes yodados de las exploraciones radiológicas vuelvan a tener nueva vida al ayudar a nuevos pacientes. Quienes, de otra forma, verían resentida parcialmente su atención sanitaria a la que tienen derecho por ciudadanía.

Al ritmo que se colmate la capacidad de los contenedores, serán devueltos a la planta de Lindesnes, en Noruega. En un itinerario que seguirá las rutas estandarizadas de distribución farmacéutica, donde será más fácil reducir la huella medioambiental.

En el país nórdico se reprocesarán los elementos yodados devueltos desde los hospitales y se destinará este elemento químico a la producción de nuevos medios de contraste.

El procedimiento viene avalado por la experiencia iniciada en Noruega en el año 2006. Con el éxito que supone, en la actualidad, constatar la exportación del modelo a otros países, como a España en 2019, por ejemplo, con el resultado de haber recogido ya 43.000 litros de sustancia yodada.

El yodo, o iodo,​ es un elemento químico de número atómico 53 que le sitúa en el grupo de los halógenos de la tabla periódica de los elementos. Su símbolo es I (i latina en mayúscula). Su falta de naturaleza metálica le impide ser buen conductos del calor y la electricidad.

Como peculiaridad, puede encontrarse en forma molecular, en cuyo caso se denomina diatómico.

Entre otras peculiaridades, su masa atómica es 126,904. Y se define como un no metal halógeno sólido, de color negro azulado, reactivo, que al calentarse desprende vapores violetas de olor fuerte. Suele encontrarse en compuestos del agua de mar, en el suelo, en las rocas y en las algas y otros organismos marinos. Se trata de un oligoelemento de una hormona de la glándula tiroides que afecta al crecimiento y a otras funciones metabólicas. Por lo que se considera que todas las personas deben tener el adecuado nivel de yodo, incidiendo de manera especial en las mujeres embarazadas y los neonatos siempre bajo control médico.

Por otro lado, y de forma tradicional, las disoluciones de yodo y alcohol se emplean desde tiempo inmemorial como antisépticos y desinfectantes.

Cuando el yodo no es producto de intervención humana, y está dentro de la dieta, se encuentra en los peces de mar, los mariscos y determinadas algas marinas. Esto es debido a que el elemento químico se deposita en los tejidos animales y vegetales y de estos pasa a los seres humanos. Mientras que también puede existir yodo en el propio aire atmosférico.

Como medios de contraste radiopacos que absorben los rayos X para presentan áreas blancas en las radiografías y otros medios de imagen, los medios de contraste yodados se utilizan de manera intravenosa en los vasos sanguíneos y son hidrosolubles.

Además de la diagnosis, en casos de hipotiroidismo se recurre a la terapia de yodo radioactivo. Este se excreta principalmente por la orina, aunque cantidades muy pequeñas se pueden encontrar en la saliva, el sudor y en las deposiciones.