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El 90% de los pacientes con demencia presentan algún tipo de alteración conductual a lo largo de su enfermedad

El Grupo de Estudio de Neurogeriatría de la SEN ha celebrado este viernes, en el marco de la LXXIII Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología, una sesión dedicada a las nuevas terapias en trastornos neurodegenerativos

26/11/2021

El Grupo de Estudio de Neurogeriatría de la SEN ha celebrado este viernes, en el marco de la LXXIII Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología, una sesión dedicada a las ...

El Grupo de Estudio de Neurogeriatría de la SEN ha celebrado este viernes, en el marco de la LXXIII Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología, una sesión dedicada a las nuevas terapias en trastornos neurodegenerativos. Elena Vila Herrero, del Servicio Neurología del Hospital Quirón Málaga plantea si de verdad funciona la neurorehabilitación en demencias. La respuesta es afirmativa, tanto desde la medicina basada en la evidencia como en la medicina basada en la experiencia. "Pero para sea realmente efectiva tiene que ser multidisciplinaria y con multidisciplinariedad tiene que estar bien entendida, es decir, todos los profesionales tienen que ir a una en la lucha por la calidad de vida del paciente".

Respecto al papel del fisioterapeuta, explica que "se ha demostrado que el ejercicio muestra una amplia variedad de efectos positivos en casi todos los planos: cognitivo, físico, bioquímico, funcional y neuropsiquiátrico".

Por otro lado, "el terapeuta ocupacional está muy infravalorado pese a que tienen un papel fundamental, porque juegan un papel de promoción de la salud a través del desarrollo de actividades cotidianas, disminuye el grado de dependencia, y contribuye al control de síntomas cognitivos, psicológicos y conductuales", razona. El cuidador, "como elemento clave para que el paciente con demencia esté bien atendido", necesita una guía de actuación, "porque muchas veces no tiene conocimientos para saber responder a una situación desafiante de la vida cotidiana y necesita soporte psicológico para sobrellevar el drama que es vivir con un ser querido con demencia". De hecho, señala Vila, "la terapia ocupacional ha logrado demostrar que sus intervenciones son útiles".

Explica además que la figura estratégica en todo el equipo terapéutico del paciente es la del neuropsicólogo. "Ellos se dedican a aplicar el conjunto de procedimientos y técnicas no farmacológicas que tienen por objetivo alcanzar el máximo rendimiento intelectual; mejor adaptación familiar, laboral y social; y lograr conservar la autonomía, optimizando así la calidad de vida del paciente". También destaca al trabajador social. "Casi todos los centros públicos disponen de ellos, y es que son fundamentales para asegurar el soporte social de pacientes vulnerables por ausencia o insuficiencia de ayuda familiar o económica".

Sobre el papel del médico (AP, neurólogos, geriatras, psiquiatras e internistas), opina que "tendemos un poco a sobrevalorar nuestro papel respecto al de otros profesionales". Así pues, "en el abordaje de las demencias debemos callar un poco la boca, porque aunque por supuesto es importante, lo único que podemos hacer es aplicar el tratamiento farmacológico específico para el deterioro cognitivo, aliviar los síntomas emocionales-conductuales, y servir de red de derivación a profesionales implicados".

Asimismo, "el papel del logopeda es muy importante tanto desde el punto de vista de la deglución, como de la emisión del lenguaje. La principal causa de muerte del paciente neurológico avanzado son las infecciones respiratorias, y en pacientes en los que la deglución se ve comprometida el riego de neumonía por broncoaspiración es alta", apunta la experta.

Por último pone de relieve que el valor de los compañeros es "incalculable", ya que ayudan a conseguir una mejora de la calidad de vida del paciente, "porque permiten conseguir una socialización, la sensación de que perteneces a un grupo de iguales".

Enfoque del quemobrain

Cambiando de tercio, Teresa Moreno Ramos, especialista del Servicio de Neurología del Hospital HC Marbella habla sobre el enfoque diagnóstico y terapéutico del quemobrain. "Según los estudios, entre el 15 y hasta el 50% de los pacientes que han tenido tratamiento con quimioterapia pueden experimentar este efecto que llamamos quemobrain, que es entendido como problemas de memoria, de aprendizaje, de concentración, de razonamiento, de función ejecutiva… Problemas cognitivos en general". Lo curioso, a su juicio, "es que estos problemas cognitivos pueden aparecer durante el tratamiento, o después. Incluso pueden empezar años después del tratamiento con quimioterapia. Para abordarlo necesitamos un planteamiento multidisciplinar".

En cuanto a los medicamentos implicados, considera que "es lógico pensar tras estudiar la fisiopatología del quemobrain que los fármacos que más puedan llevar a desarrollarlo sean los antimetabólicos, los antioxidantes y los antimicóticos y sobre todo los de acción combinada".

El problema, remarca, "es que ni siquiera sabemos cómo diagnosticar el quemobrain". "Hay más de 1.500 publicaciones sobre este tema, pero los estudios que se hacían a pacientes oncológicos con problemas cognitivos salían todos normales por la elección de los test neuropsicológicos. Hay que tener en cuenta que los pacientes con quemobrain no solo presentan problemas de memoria. De hecho, es un tipo de alteración muy parecida a la que tienen los pacientes con fibromialgia, es decir, se basa más en la fatigabilidad mental que en las alteraciones de memoria propiamente dicha. Entonces, hay que mejorar la batería de test neuropsicológicos".

Si conseguen diagnosticarlo, continúa la especialsita, "hay muchos fármacos que se han intentado utilizar para el tratamiento, pero realmente los resultados son bastante regulares. Unos que se basan en la reducción de la neurogénesis, otras en las espinas detríticas, mejorar la inflación… Pero todo con malos resultados".

Por lo tanto, hoy por hoy, "ya que no podemos tratar la causa porque no la conocemos, el tratamiento se basa en mejorar los síntomas. Y en segundo lugar tendríamos que intentar mejorar la prevención, es decir, reducir la toxicidad aguda durante la quimioterapia o mejorar la reducción después de la quimioterapia".

Tratamientos de alteraciones de conducta

Elvira García Cobos, del Servicio de Neurología del Hospital Quirón Málaga hace hincapié en que "el 90% de los pacientes con demencia en algún momento de la enfermedad presentan algún tipo de alteración conductual".

En estos casos, detalla, "la terapia farmacológica sigue siendo en la práctica clínica lo primero en lo que pensamos los especialistas. Estos pacientes reciben una media de 6-10 fármacos al día, lo que aumenta el riesgo de efectos adversos e interacciones".

Sin embargo, "la farmacogenómica puede ayudarnos en un futuro no muy lejano a individualizar el tratamiento de estos pacientes, facilitándonos el mejor manejo".

En los últimos años, por otro lado cobran bastante importancia las terapias no farmacológicas, que si bien tienen alguna limitación (precisan de tiempo y entrenamiento y están poco estudiadas), "han demostrado bastantes beneficios".

En concreto, Jesús Manuel Romero Imbroda, Jefe de Servicio de Neurología del Hospital Quirón de Málaga, cuenta por qué la musicoterapia y deporte son un complemento para el tratamiento. En este sentido, "la musicoterapia como tratamiento tiene influencia en la atención, en las emociones, en lo cognitivo, en lo motor, e incluso en la capacidad de relación entre los pacientes. Hay varias estrategias y ejemplos publicados donde se demuestra que sobre todo mejora la esfera psiquiátrica". "Parece que unas cinco sesiones pueden mejorar los síntomas depresivos y el bienestar emocional de los pacientes. Es barata, no tiene efectos secundarios, es bien considerada por los pacientes y es un método no invasivo", añade.

Por otro lado, en la Sociedad Andaluza de Neurología han publicado recientemente el libro `Manual de la neurología del deporte´, en el que más de 30 autores han querido poner el valor que el deporte, en cualquier edad, incluso en la presencia de un deterioro cognitivo de cualquier patología, "puede demostrarse beneficioso". Y por tanto, "en las consultas debemos recomendar a nuestros pacientes con deterioro cognitivo y que no tengan una gran discapacidad a la hora de moverse, que lo practiquen, pues tiene beneficios en la memoria, en la atención, en la velocidad de reacción, favorecen la autonomía, así como la interacción en la vida diaria y al socialización".

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