Durante la celebración de Oncology Summit, se presentó por primera vez OncoLAB, iniciativa impulsada por la compañía farmacéutica Astra Zeneca, para prefigurar el futuro del cáncer desde la óptica de la oncología, la antropología, la biología, la ética y la sociología.

Marta Moreno

Marta Moreno, directora de Corporate Affairs y Market Access de la compañía anfitriona, aseveró que lograr que el cáncer no pase a segunda fila es una tarea de todos.

Una clara evidencia, si se tiene presente, señaló, que al terminar 2021 habrá 276.000 nuevos diagnósticos de cáncer en el país.

Una cifra adversa que se acompaña de un 20% de infradiagnóstico, debido a la interrupción de las consultas en las primeras fases de la pandemia.

Sin embargo, como argumento positivo, Moreno recordó que prácticamente ayer, la probabilidad de sobrevivir con cáncer era la mitad que hoy. Dado que aumenta la tasa de supervivencia gracias a la detección precoz en tumores como los de cérvix, mamá y próstata, gracias a los cribados y en virtud de las nuevas terapias.

Con las palabras esperanza y vida, para vivir más años, la directiva habló de cronificación como ocurre ya en tantos casos. Dinámica, unida a las curaciones plenas a las que se puede llegar al superar el paradigma convencional a la oncología para abrazar la medicina precisión, según el fundamento biológico de los tumores. Desafiar los límites junto a todos los agentes.

Animó por ello a Candela Calle y OncoLab en esta nueva etapa, para lograr innovaciones y accesos más tempranos.

Dr Juan Luis Arsuaga

En su charla magistral, el doctor Juan Luis Arsuaga, biólogo y catedrático de Paleontología en la Facultad de Ciencias Geológicas en la Universidad Complutense de Madrid, vio trazas de evolucionismo en todas las actividades humanas, incluso las más elementales como sentarse o alimentarse. Hábitos que hoy permiten hablar tanto de dieta paleolítica o ingestas que indirectamente pueden llevar al cáncer.

Dentro de la medicina y el darwinismo hizo honor a responder preguntas como es tarea de la ciencia.

Para intentar saber por qué los humanos envejecen y mueren en contraste con su innegable éxito ecológico al haber conquistado el planeta a fuerza de selección natural.

El ser humano, alejado de la inmortalidad que no le ha concedido la naturaleza, puede morir por causas externas, como el hambre, el frío, los parásitos, los depredadores o las catástrofes, y calamidades, o también por causas internas como el cáncer. Algo comprobado hasta el infinito, después de 4.000 años de evolución en la que no solo los humanos se han perfeccionado, sino también muchos parásitos y patógenos.

En esas muertes de dentro afuera reflexionó sobre, si se deben a una programación interna, vinculada con el envejecimiento, que de ser cierta, podría ser kackeada.

Encontró, sin embargo, una explicación más plausible, desde el valor reproductivo de las cohortes que marcan las generaciones con una aportación genética desdibujada. De lo viene la acumulación de mutaciones deletéreas que se vuelven invisibles a la selección natural, y se convierte en lastre mutacional con genes mutantes que esplican la aparición de enfermedades crónicas. Algo que antes no se veía porque la gente vivía menos, como razonó el catedrático.

Con darwinistas como George Williams, entendió que las personas pierdan facultades con los años y crezca su probabilidad de muerte. Al asumir dicho envejecimiento como aumento de la probabilidad de morir en el año en curso. Días variables, fecha de nacimiento.

También explicó la pleiotropía antagonista, ambivalencia de los genes, o doble efecto en forma de funciones potencialmente positivas y negativas. De lo que resumió que la fuente de la eterna juventud es algo que sólo puede ser quimérico.

En esos acúmulos de mutaciones con la edad, se mezclan causas que despiertan enfermedades crónicas que se unen al lastre genético.

Además de recordar que la Simetría bilateral está tan presente en las moscas como en los humanos y los chimpancés, vivo las posibilidades de una mayor longevidad en la reprogramación genética.

Dra Enriqueta Felip

La doctora Enriqueta Felip, jefa de sección del servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Vall d´Hebron, estimó que se ha recuperado la actividad hospitalaria y de ensayos clínicos en cáncer en el camino a cumplir los primeros dos años de pandemia de Cogid-19. A pesar de lo cual, se temen 275.000 nuevos tumores para finales de año, con la frustración que supone saber que un 30% de ellos se debe a causas evitables como el tabaquismo.

Felip consideró inaplazable la necesidad de acelerar la digitalización en la especialidad y personalizar los tratamientos como ocurre con los inmunoterápicos recién llegados. Junto a muy estimulantes adelantos como la biopsia líquida, como explicó.

Dra María Blasco

La doctora María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), situó su institución en la décima posición mundial y segunda europea, en una actividad afortunadamente reforzada en 2020 con fondos europeos.

Como bióloga molecular y científica destacó el avance con Big Data de la ciencia computacional del cáncer, enfermedad que puede tener hasta 700 mutaciones por tumor, en sus casos más extremos.

Al margen de traslocaciones cromosómicas que explican enfermedades infantiles, informó que los tumores se deben al paso del tiempo y que la línea de envejecimiento hace apremiante la consecución de biomarcadores para detectar y tratar lo antes posibles a los pacientes. Pese a ello, resaltó que muchas veces se acomete el cáncer a ciegas o cuando sus manifestaciones ya son graves que resulta tarde.

Dentro de los campos más prometedores de la Oncología de hoy, Blasco citó la inmunoterapia, aunque tardara en verse refrendada, además del progresivo tratamiento de las metástasis, responsables de las mayores tasas de mortalidad.

También auguró la directora avances rápidos en tumores familiares.

AFondo

Carlos López Otín, Javier Tovar y Ramón Reyes

El doctor Ramón Reyes, presidente de la Asociación Española contra el Cáncer, señaló como primera barrera a derribar en oncología la inequidad en el acceso a las diferentes fases del abordaje de los tumores. A la espera, animó, de que la participación de los pacientes sea cada vez mayor en todos los procesos.

El doctor Carlos López Otín, catedrático en el área de bioquímica y biología molecular, adelantó que la prevalencia del cáncer crecerá, alimentada por la entropía, el ruido celular o externo, el azar genético y la estupidez, de lo cuales solo vio como enmendable la última.

Propuso reducir la interferencia biológica que ha generado un montón agentes tóxicos en los últimos dos siglos.

Sobre España, sin embargo, aseguró que es uno de los ocho primeros países del mundo en secuenciar tumores para crear dianas, por ejemplo, en leucemias infantiles.

Igualmente distinguió las cicatrices mutacionales de origen interno, externo y la mayoría de las veces desconocido.

Desde una visión holística, López Otín invitó a todos a abrazar el dataísmo, como culto efectivo al dato, sin renunciar al humanismo, para impulsar vigorosamente el abordaje del cáncer.

Javier Tovar y Soledad Álvarez

El acto fue presentado y dirigido por el periodista y jefe de contenidos de salud Manuel Javier Tovar y Soledad Álvarez, responsable de estrategia de la Agencia EFE, que presentó como servicio público.

Candela Calle

Clausuró la sesión la gestora Candela Calle, directora de OncoLAB y directora del Instituto Catalán de Oncología (ICO), para quien las futuras ediciones del evento científico volverán a tener tanto presente como futuro.

En ese porvenir esperable en el que trabajar para hacer menos dañino el cáncer, Calle defendió la gestión clínica por la cual son los profesionales los llamados a dirigir los nuevos avances, siempre y cuando el abordaje integrado de los tumores ocupe su lugar en la agenda política. Al tener en cuenta que durante la pandemia, han muerto en Europa más personas por cáncer que de Covid-19, desde que empezó la pandemia.

En los últimos minutos se unió a la despedida el oncólogo Cristóbal Belda, actual director del Instituto de Salud Carlos III (ISCiii)