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Código shock, códigos TEP y código aorta, redes asistenciales de atención a la patología cardiológica aguda que van más allá del infarto

En estos ejemplos ha puesto el foco una mesa redonda del Congreso SEC21 de la Salud Cardiovascular

29/10/2021

Más allá del infarto, la atención de la patología cardiológica aguda requiere de redes asistenciales para optimizar el abordaje. Ya hay algunos ejemplos, que han compartido los expertos este viernes en el Congreso SEC21 de la Salud Cardiovascular. Aitor Uribarri González, cardiólogo del Vall d´Hebron Barcelona Hospital Campus, ahonda sobre ...

Más allá del infarto, la atención de la patología cardiológica aguda requiere de redes asistenciales para optimizar el abordaje. Ya hay algunos ejemplos, que han compartido los expertos este viernes en el Congreso SEC21 de la Salud Cardiovascular. Aitor Uribarri González, cardiólogo del Vall d´Hebron Barcelona Hospital Campus, ahonda sobre el `Código shock´, "una atención integral del shock cardiogénico". "Funciona de forma integrada en una red de hospitales de hospitales integrada alrededor de un centro de referencia, que es el que tiene normalmente mayores recursos materiales para poder atender a este tipo de pacientes, de manera que un paciente, independientemente de donde ingrese de forma primera pueda recibir un tratamiento adecuado para su patología", explica.

Para ello es "vital" la organización interhospitalaria de equipos de traslado para implantes de dispositivos de asistencia circulatoria o ventricular en los casos que así sea necesario. "Es importante, por tal motivo, tener una excelente comunicación entre las diferentes unidades de agudos, ya sean intensivistas o cardiológicas, para el manejo de estos pacientes", comenta.

Y lo que cree que es más importante, "estos resultados deben ser medidos, y por lo tanto, los hospitales referidores en función de cómo te vaya, tengan la oportunidad de elegir el hospital a donde quiere derivar este tipo de pacientes".

Otro ejemplo es el código aorta, referente al síndrome aórtico agudo. Explica Carlos Felipe Ferrera Durán, del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos de Madrid (IdISSC) que "el SAA agrupa una serie de patologías cuyo denominador común es afectación de la pared aórtica. Todos conocen la disección aórtica clásica, pero también de incluyen dentro de este síndrome la disección incompleta, el hematoma aórtico o la úlcera penetrante". Por su sencillez, "utilizamos a menudo la clasificación de Stanford, que clasifica a los pacientes en el grupo tipo A, cuando afecta a la aorta ascendente, y tipo B, cuando la aorta ascendente está reservada".

"Nos enfrentamos a tres desafíos en el síndrome aórtico agudo: se trata de una enfermedad con baja prevalencia, elevada mortalidad, y en la que el diagnóstico es difícil", agrega. "A menudo el diagnóstico surge tarde, algunos pacientes se quedan sin diagnosticar, suele tardarse tiempo en trasladar a los pacientes, y la cirugía que le podemos ofrecer en la mayoría de los casos no es de manos expertas en patología aórtica. Por tanto, los objetivos del código aorta deberían ser la mejora de la detección de los pacientes, ser capaces de diagnosticarlos más rápido, de trasladarlos más rápidamente al centro donde se va a realizar la cirugía, y ofrecerle las mejores manos expertas", manifiesta el especialista.

En este contexto, "surge el código aorta, que se realiza dentro de la cardio red, una asociación de cuatro hospitales de la Comunidad de Madrid (el de Alcalá de Henares, Fuenlabrada, Severo Ochoa y el Clínico San Carlos). Juntos agrupan un área de más de un millón de habitantes".

Así pues, revela, "durante estos dos años hemos conseguido mejorar el número de detección de pacientes con SAA, pasando de una media de pacientes 0,8 a 2 al mes. Hemos reducido de forma muy importantes el número de médicos que participan en la toma de decisiones y en el tratamiento; de 11 cardiólogos a 3 cardiólogos, y solo dos cirujanos cardiacos y dos vasculares operan a todos los pacientes. Además, hemos reducido también el tiempo de traslado de los pacientes una vez que se diagnostican (de 4 a 2 horas), así como el tiempo entre el primer contacto médico y el diagnóstico (de 6 a 4 horas)".

Por último, Jorge García Carreño, cardiólogo en Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid expone los códigos TEP. "Los equipos TEP nacieron en Estados Unidos (Massachussets), en 2012. Este grupo elaboró un manejo protocolizado del TEP y poco después esto se expandió al resto del país y crearon un consorcio para el manejo de los pacientes".

Recuerda, asimismo, que "el TEP es la tercera causa de muerte cardiovascular urgente, después del infarto y del ICTUS; en Europa se estima que hay 400.000 casos al año. Así pues, igual que hay un código infarto y un código ictus parece razonable que haya un código TEP. De hecho, las guías europeas de 2019 ya incluyen como recomendación la creación de equipos multidisciplinares para el manejo de pacientes con riesgo intermedio-alto complejos".

El TEP de riesgo intermedio-alto "tiene una mortalidad del 20%". "Es una patología que tiene una evolución muy rápida y que requiere muchas veces un tratamiento emergente. Tenemos diferentes terapias y múltiples especialidades que pueden entregarlas, por eso es necesario coordinar esos esfuerzos", concluye el experto.

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