Hacia una medicina cardio-renal de colaboración. Así ven los expertos de diversas especializades el presente y futuro de la medicina actual para dar con tratamientos más precisos. El doctor Ángel Cequier ha remarcado que "tanto la nefrología como la cardiología deben realizar una asistencia más próxima y colaboradora". Por lo que cree que es necesario un enfoque más cercano y común entre ambas especialidades si se quiere mejorar la vida y el diagnóstico del paciente.

En su ponencia, Julio Núñez, director de investigación del clínico universitario de Valencia, ha tratado sobre el paciente cardiorenal y la visión del cardiólogo. Ha comentado que este paciente ha sido el gran olvidado porque es complejo y presenta muchos retos. "Es frecuente que un 40-50% de estos pacientes tengan ambas entidades y suelen ser mayores en pacientes que presentan insuficiente cardiaca aguda". Todo ello, además, condiciona el pronóstico de los pacientes.

Los retos son distintos, porque además, y según Núñez, hay una fisiopatología compleja e incierta, multifactorial, y los cambios de la función renal en muchos casos presenta una interpretación clínica bastante incierta, "para realizar la adecuada debemos hacer una evaluación junto a parámetros clínicos, con biomarcadores, etc.".

"No debemos solo fijarnos en la evolución de la función renal, debemos evaluar síntomas signos y biomarcadores de la evolución de la congestión e integrar técnicas de imagen, y es un reto porque no estamos acostumbrados".

Por esto, el experto aboga por la necesidad de la colaboración entre cardiólogos y nefrólogos, "llevamos años yendo en direcciones opuestas y debe ser conjunto". Mientas que ha hecho referencia a las unidades cardiorrenales y sus ventajas.

Por su parte, Alberto Ortiz, de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid, ha tratado el paciente cardiorenal, desde la visión del nefrólogo. Ha apuntado que más del 60% de los mayores de 80 años tienen una enfermedad renal crónica y esto se asocia a un aumento de riesgo de muerte. Y 1 de cada 10 adultos españoles tiene una enfermedad renal crónica CKD.

Ha resaltado las funciones del riñón, "con una función excretora con un filtrado glomerular + modificación tubular, además de la eliminación de los productos de desecho del metabolismo y evitando perder lo que no se debe perder, proteínas o glucosa, entre otros".

El experto ha remarcado que actualmente no tenemos herramientas diagnósticas para las etapas iniciales y esto tiene impacto en la comprensión de la enfermedad cardiovascular. "Los nuevos vínculos entre la lesión renal y la enfermedad cardíaca ayudan a comprender el impacto negativo de la ERC en el sistema cardiovascular cuando aún se conserva la GFR". También ha hablado de la hormona klotho.

El experto ha reconocido los problemas en desarrollar diversas herramientas para identificar pacientes, "entonces debemos también centrarnos en las herramientas que ya tenemos debemos e identificar y diagnosticar enfermedades antes".

Javier Díez, de la clínica universitaria de Navarra, ha comentado la subespecialidad de cardio-nefrología: una necesidad, no una opción. Pues ha destacado que cada vez son más los pacientes que tienen peor impacto sanitario, "es así porque no tenemos los instrumentos terapéuticos necesarios para tratarlos".

Además ha explicado que el proceso de la enfermedad renal crónica lleva una sobrecarga de volumen, de presión, estrés oxidativo, fibrosis y otros. "Dada la elevada y creciente prevalencia de pacientes cardiorrenales es preciso planificar estrategias multidisciplinares". También ha resaltado el documento de consenso de diversos grupos de trabajo de ambas especialidades, "pretende ser una aproximación para definir las bases sobre las que debe fundamentarse el abordaje del paciente cardiorrenal".

Así, y según Díez, los crónicos agudizan y los agudos se cronifican, y el concepto compartimentalizado del enfermo cardio renal debe trascender.