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"Los síntomas de llenado se asocian a una peor percepción de la salud vesical, además de a ansiedad y depresión"

Bárbara Padilla, adjunta al Servicio de Urología del Hospital Universitario de Canarias, da en la 2ª Reunión Nacional Virtual del Grupo de Urología Femenina, Funcional y Urodinámica algunas claves sobre el manejo del paciente con STUI y HBP

08/10/2021

Los síntomas del tracto urinario inferior y la hiperplasia benigna de próstata es un tema recurrente en las reuniones de urología; no podía faltar, por tanto, en la 2ª Reunión Nacional Virtual del ...

Los síntomas del tracto urinario inferior y la hiperplasia benigna de próstata es un tema recurrente en las reuniones de urología; no podía faltar, por tanto, en la 2ª Reunión Nacional Virtual del Grupo de Urología Femenina, Funcional y Urodinámica. Este viernes Bárbara Padilla, adjunta al Servicio de Urología del Hospital Universitario de Canarias, ha impartido una mesa redonda dedicada al manejo de estos pacientes, entendiendo el manejo como un "consenso al que tenemos que llegar con el paciente sobre cómo hacer sus pruebas clínicas, su tratamiento y su seguimiento".

"Sabemos por estudios poblacionales que casi la mitad de los pacientes varones presentan síntomas de llenado, tanto de manera aislada como asociados a síntomas de vaciado o post miccionales. Esto no solo afecta a la calidad miccional, también a otras esferas de la salud del varón como la salud sexual. De hecho, el disfrute con la relaciones sexuales y la actividad sexual se ven directamente afectados por la urgencia y por la frecuencia miccional", señala.

En general, "cuando nos encontramos con pacientes con sintomatología mixta de vaciado y de llenado, debemos realizar una analítica de sangre, un tacto rectal, ecografía, flujometría, así como una serie de cuestionarios". Según Padilla el más usado es el IPSS, "que nos ayuda a discernir entre si los pacientes tienen predominio en su sintomatología de los síntomas de llenado y vaciado, pero también nos revela algo muy importante: la afectación de su calidad de vida en general". Es decir, "no solo si tiene nocturia, chorro intermitente, más débil, etc., sino tener en cuenta antes de iniciar el tratamiento la molestia y la preocupación que genera estos síntomas al paciente".

Es más, hay diversos artículos que demuestran que afectan a la calidad de vida de los pacientes. "Los síntomas de llenado se asocian a una peor percepción de la salud vesical, además de a síntomas de ansiedad y depresivos, que tienden a ser muy molestos para los pacientes. Es más, estos problemas de llenado llegan a ser hasta el 86% de los motivos de consulta en estos pacientes. Todo esto al final se relaciona con una peor calidad de vida".

En cuanto a lo que dicen las guías sobre el manejo de este tipo de pacientes, la de la Asociación Europea de Urología "recomienda inicialmente tratamiento con alfabloqueante o en su caso un inhibidor de la fosfodiesterasa 5 en monoterapia, y si el paciente tiene síntomas de llenado residuales, recomiendan añadir el tratamiento con un antimuscarínico o un beta 3". Sin embargo, explica la uróloga, si los síntomas predominantes son de llenado, "podemos optar por el antimuscarínico o el beta 3 como tratamiento de primera línea". Es decir, "prescriben la monoterapia en primer lugar, porque señalan que si bien la terapia combinada mejora la calidad de vida relacionada con los STUI, también suma efectos adversos".

Otras guías, como las de la NICE, van en la misma línea: iniciar tratamiento en monoterapia en función de los síntomas predominantes y asociar el antimuscarínico si hay síntomas de llenado. Por su parte, la American Urological Association "da la opción de comenzar con el tratamiento combinado si predominan los síntomas de llenado".

Pero, ¿es esta la práctica habitual?, cuestiona la especialista. "Un estudio publicado hace un año muestra claramente el bajo rendimiento del tratamiento de la vejiga hiperactiva entre los varones en Estados Unidos. Es muy ilustrativo que, como primera intención de tratamiento, aún teniendo síntomas mixtos, la mayor parte de los pacientes van a recibir siempre un alfabetabloqueante como primera intención. Y como segunda opción ni siquiera la terapia combinada, la mitad reciben monoterapia con antimuscarínico o beta 3; la terapia combinada es el 10% del 7% total de la muestra".

Respecto a qué combinación es la que da la mejor persistencia, según otro estudio sueco, "la de tamsulosin más solifenacina". Por otro lado, "concluyeron que la asociación de solifenacina en los pacientes con síntomas mixtos, conseguía que fueran un 23% más persistentes al alfabloqueante. Además, los menores de 65 años tenían más posibilidades de abandonar el tratamiento que los pacientes con más edad", explica Padilla.

Otro estudio realizado con población de Holanda analizó también si era mejor dar a los pacientes alfabetabloqueante y el antimuscarínico en una única pastilla en dosis fija, o por separado. "Al año, la mitad de los pacientes que recibían la dosis fija se mantenían con el tratamiento, frente a menos de un tercio de los pacientes si dábamos la pastilla cada una por su lado", manifiesta.

En esta línea, analizado de manera retrospectiva si esto se cumple también en España, la doctora resalta que los investigadores han determinado que la persistencia es mejor en los pacientes que toman la dosis fija que en los que toman una pastilla por cada lado. "No es un comportamiento muy distinto a lo que ocurre con los pacientes en otras patologías como la diabetes, la hipertensión o la enfermedad cardiovascular".

Concluye la ponencia subrayando que "tenemos que tener en cuenta en relación a la persistencia, los factores que influyen a la hora de que los pacientes abandonen un tratamiento. Uno es el de los efectos secundarios, pero también hay otros, como el precio, la efectividad o porque piensen que no es tan necesario. Con frecuencia, además, no se cumplen las expectativas del paciente, y eso es algo que tenemos que trabajar con ellos".

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