Publicidad
Publicidad

La vejiga hiperactiva, una patología prevalente, infradiagnosticada e infratratada

Irene Díez Itza, especialista del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Donosti explica los criterios de derivación en vejiga hiperactiva en una mesa redonda de la 2ª Reunión Nacional Virtual del Grupo de Urología Femenina, Funcional y Urodinámica

07/10/2021

La hiperactividad de la vejiga puede ser consecuencia de una afección más grave. Problemas ginecológicos como el prolapso o los tumores ováricos son algunas de las patologías que provocan irritación en la vejiga ...

La hiperactividad de la vejiga puede ser consecuencia de una afección más grave. Problemas ginecológicos como el prolapso o los tumores ováricos son algunas de las patologías que provocan irritación en la vejiga y, por consiguiente, la necesidad imperiosa de orinar. Aclarar cuales son los criterios de derivación que deben seguir los urólogos en pacientes que tienen vejiga hiperactiva es el objetivo de una mesa redonda impartida este jueves por Irene Díez Itza, especialista del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Donosti y presidenta de la sección de suelo pélvico de la SEGO, en el marco de la 2ª Reunión Nacional Virtual del Grupo de Urología Femenina, Funcional y Urodinámica.

"Una paciente que tiene síntomas urinarios puede ser captada por los distintos niveles asistenciales. Esto hace necesario alcanzar un consenso en las organizaciones para derivar a las pacientes de manera organizada", señala.

En este sentido, comenta Díez, "se trata de una patología de alta prevalencia y con un gran impacto en la calidad de vida. Hay estudios que señalan que pueden afectar a la calidad de vida más que incluso enfermedades como la depresión, la diabetes o la hipertensión. Otro de los problemas es que uno de los factores de riesgo que influyen en la vejiga hiperactiva es la edad; y si tenemos en cuenta que la población, cada vez está más envejecida, irá en aumento este problema".

Cita un estudio de 2005 que ya reflejó la incidencia de esta enfermedad en España. "Incluyendo a más de 1.600 mujeres y hombres con una edad superior a más de 40 años, una prevalencia del 21,25%, y también vieron que solo el 28,4% de las personas incluidas habían sido diagnosticados, mientras que apenas un 16,7% estaban recibiendo tratamiento. Por tanto, la vejiga hiperactiva es una patología prevalente, infradiagnosticada e infratratada".

Para hacer una identificación de los síntomas en una paciente que viene a la consulta, continúa, lo primero es realizar una historia clínica detallada de las comorbilidades. "Nuestra anamnesis debe siempre ir dirigida a la identificación de síntomas urinarios, para lo que deberemos usar definiciones estandarizadas. Y podemos identificar los síntomas o bien haciendo preguntas directas o bien entregando cuestionarios, a poder ser validados. También es importante conocer la frecuencia, el grado de severidad y de molestia que ocasionan los síntomas a la paciente; al igual que recoger la repercusión en la calidad de vida, que es lo que nos va a indicar la necesidad de tratamiento".

Respecto a los tratamientos, "los tenemos publicados en una guía de la SEGO de 2018. Los de primera linea linea son el conservador y el farmacológico. Es importante, asimismo, hacer un seguimiento del tratamiento inicial. Por otro lado, la toxina botulínica y la neuromodulación sacra se recogen en el documento como tratamientos de segunda linea", expone.

Así pues, profundizado en los criterios de derivación consensuados por las sociedades científicas, comenta tres. "La ICI llegó a un consenso en Tokio en 2016 sobre este asunto, y recoge los objetivos de la evaluación básica. Pretende establecer un diagnóstico excluyendo alteraciones orgánicas que puedan precisar tratamiento; evaluar la molestia causada por los síntomas y el deseo de tratamiento; pautar el tratamiento considerando los beneficios, los riesgos y las diferentes alternativas; cómo hay que recomendar atención especializada en situaciones complejas; y que la evaluación básica debería incluir la evaluación del efecto del tratamiento".

Igualmente, "una de las recomendaciones generales indica la importancia de institucionalizar una guía basada en la evidencia para derivar a las pacientes a las consultas especializadas en el tratamiento de la enfermedad. En el mismo capítulo se recogen los criterios de derivación a las consultas especializadas. Entre ellos están la hematuria, ITUs persistentes, POP sintomático, obstrucción o retención, sospecha de enfermedad neurológica, masa uretral, vesical o pélvica, y la fístula urinaria", detalla.

Por otro lado, la SESP y la SEGO también elaboraron un documento de consenso en 2016, en el que recomiendan que tras la evaluación inicial, "si vemos que la paciente tiene una clínica confusa, prolapso, residuo postmiccional elevado, dolor, hematuria, infecciones de repetición o antecedentes de cirugía pélvica, sea derivada a las consultas especializadas".

Por último, el documento de consenso más reciente se llama `Criterios de derivación y manejo integral del paciente con STUI´, y nace del trabajo diferentes sociedades científicas del ámbito sanitario. "En este documento, en el capítulo del diagnóstico, se habla de criterios de derivación en tres momentos: antes, durante o al diagnosticar una vejiga hiperactiva complicada", apunta.

"Antes del tratamiento deberíamos de derivar a pacientes con síntomas graves o gran limitación de calidad de vida, con IU recurrente o total, cuando no podemos clasificar qué tipo de incontinencia tiene la mujer, o cuando el diagnóstico es incierto".

Durante el tratamiento, por otro lado, "deberíamos remitir a pacientes con aumento de síntomas o aparición de nuevos a pesar del tratamiento, y a aquellas pacientes con ausencia de respuesta tras el tratamiento". Y finalmente, "cuando identificamos una VH/IU complicada (hematuria, dolor, ITU recurrente, prolapsos, etc.), las deberíamos también derivar a una consulta especializada".

Publicidad
Publicidad
Nuestros Podcasts