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La tecnología, una aliada para mejorar la calidad de vida del paciente crónico

Tecnología y calidad de vida del paciente crónico es un binomio inseparable, pero la brecha digital sigue siendo una asignatura pendiente

16/09/2021

El binomio tecnología y cronicidad, así como las dificultades para conjugarlo, era cuestión obligada para el 22 Congreso Nacional de Hospitales y Gestión Sanitaria según los organizadores. Mónica Martínez, enfermera Gestora de Casos ...

El binomio tecnología y cronicidad, así como las dificultades para conjugarlo, era cuestión obligada para el 22 Congreso Nacional de Hospitales y Gestión Sanitaria según los organizadores. Mónica Martínez, enfermera Gestora de Casos del H.U. Lucus Augusti de Lugo está muy familiarizada con él. Pone de relieve que "llevamos años buscando la manera más efectiva de asistir a los pacientes crónicos en general y a los crónicos complejos en particular".

Aún así, "el panorama con el que nos encontramos sugiere que en el año 2050 un 30% de la población va a ser mayor de 75 años, lo que va a suponer un aumento de la cronicidad, de la dependencia. Si a esto le sumamos una disminución de la red de apoyo social y de la eficiencia de los recursos, el resultado es una disminución de la calidad de vida de los pacientes y se pone en peligro la sostenibilidad del sistema sanitario", advierte Martínez.

Para poder poner en marcha una respuesta a esta problemática, a su juicio, "hay que discernir qué proyectos funcionan y qué nuevo modelo asistencial podemos adoptar, que no es ni más ni menos que un modelo que se dirige hacia una medicina basada en el valor, y no exclusivamente en resultados clínicos".

Y es que el paciente crónico complejo, pluripatológico, polimedicado y con un manejo complejo, "es el principal demandante de los recursos del SNS", una problemática que "hace necesario un nuevo modelo que se sustente en una atención integral y proactiva, en una asistencia compartida entre AP y atención hospitalaria, y donde jueguen un papel principal los sistemas de innovación, como la telemedicina".

Predicando con el ejemplo, en su centro se creó un programa de seguimiento estrecho a este perfil de pacientes en abril de 2019, implicando a un equipo multidisciplinar de especialistas y con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los pacientes y disminuir las visitas a urgencias y las hospitalizaciones evitables. En resumidas cuentas, una iniciativa que ha resultado satisfactoria. "Hay quien dice que la telemedicina deshumaniza, pero nuestra experiencia con este protocolo nos dice que la telemedicina aumenta la familiaridad y la comunicación con el paciente y la confianza con el personal sanitario. Esta tecnología es un medio, y no un fin".

En la misma línea, Bárbara Pilar Duque, directora de Enfermería del Área de Salud de Menorca y vocal de Ande, subraya que "la tecnología ya es nuestro presente; en sanidad, nos proporciona una mejora de la asistencia y nos facilita el acceso a la información entre los profesionales y con los usuarios".

Si nos referimos a los usuarios, el avance de la tecnología, con el acceso a internet y el uso de las aplicaciones, "han contribuido en la mayoría de los casos a mejorar los conocimientos relacionados con temas de salud". Igualmente, "empoderan y pueden mejorar el autocuidado, la adherencia al tratamiento y a la calidad de vida de los pacientes, permiten construir comunidades de pacientes activos donde resuelven sus dudas e inquietudes, y ayudan a crear una nueva relación profesional de salud-usuario".

Ademas, prosigue Duque, "las TIC, implementadas en el ámbito sanitario, son herramientas que se emplean para la prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento, y están demostrando una gran eficiencia para el sector sanitario". "Pero.. ¿todo sirve y es útil? ¿Los profesionales sabemos distinguir qué es valido, y qué no? ¿Todos los usuarios tienen las mismas oportunidades?", cuestiona la experta.

A pesar de todas las ventajas que aportan, incide en que "es necesario conocer, por parte del los profesionales, el contenido de las aplicaciones, y así poder valorar su fiabilidad y seguridad antes fe recomendárselas al paciente". De la misma forma, "hay que tener en cuenta que existe una dificultad en el uso de estas tecnologías por parte de los mayores de 60 años debido a la brecha digital. Es por eso que sería necesaria una formación previa en el uso de las nuevas tecnologías".

Considera, en este sentido, que "si queremos aplicaciones de salud de calidad, estas deberían estar diseñadas con la participación de profesionales de la salud, pacientes y cuidadores". "Hay que tener en cuenta el factor usabiliad para el manejo de los usuarios mayores y con pocas habilidades tecnológicas. Es necesaria una normativa sobre los contenidos de calidad y sobre la seguridad en la protección y el uso de datos en el manejo de las aplicaciones de salud. Y teniendo en cuenta la brecha digital que existe hoy en día deberíamos invertir en formación para que las futuras generaciones de pacientes crónicos no se queden atrás ante el rápido avance de las nuevas tecnologías", remata.

En el caso particular de las patologías oftalmológicas, las nuevas tecnologías han facilitado considerablemente el manejo de los pacientes, así como mejorado su calidad de vida. Así lo explica

Luis Pablo Júlvez, Jefe de Servicio del H. U. Miguel Servet. Zaragoza. Poniéndolas en contexto, cuenta que "la discapacidad visual es una enfermedad crónica importante, y aunque no pone en peligro la vida, sí que es un importante factor de invalidez. Además, es una especialidad que tiene una gran carga en el SNSM a ella le corresponden el 9,5% de las consultas externas por especialidad en hospitales públicos y privados en España. Además, es la segunda en total de pacientes en listas de espera".

Para Júlvez, las soluciones a esta problemática pasan por una combinación de nuevas formas de gestión y de tecnología. Sobre todo en patologías muy prevalentes, como es el caso de la catarata, que se se ha convertido "en un problema de primer orden de salud pública". "El 50% de la población entre los 65 y los 75 años y superior al 70% entre los mayores de 70. Cifras que conllevan unas 11.000 cirugías por cada 1.000.000 de habitantes", expone.

Dar respuesta esa carga asistencial es la finalidad de la Unidad de Alta Resolución de Cirugía de Catarata (ARCCA), un programa de cirugía oftalmológica de los hospitales Royo Villanova, Provincial y Universitario Miguel Servet. El especialista, que lidera este proyecto, lo define como "un proceso de gestión clínica que incluye todas las etapas por las que pasa el paciente de catarata, independientemente del profesional que le atienda". Concentrar la cirugía de esta patología en un solo hospital, al que se desplazan oftalmólogos de los tres centros para realizar las intervenciones. Y, siguiendo un programa estandarizado implantado antes del covid-19, las revisiones semanales se lleva a cabo vía telefónica.

Su acogida por parte de los pacientes ha sido buena, y para la especialidad ha sido un acierto también. De modo que han empezado a utilizar este proceso en otras patologías, como el glaucoma o la degeneración macular asociada a la edad (DMAE).

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