España es el segundo país europeo con mayor obsolescencia tecnológica. El target de inversión para afrontar la renovación tecnológica es de 1.600 millones de euros al año, según Fenin; una cifra que está ...
España es el segundo país europeo con mayor obsolescencia tecnológica. El target de inversión para afrontar la renovación tecnológica es de 1.600 millones de euros al año, según Fenin; una cifra que está muy lejos de la realidad. Así las cosas, el 22 Congreso Nacional de Hospitales y Gestión Sanitaria no podía dejar pasar la oportunidad de poner sobre la mesa si la ineficiencia del sistema sanitario se justifica por tal fenómeno.
Aunque primero, José Antonio Visedo López, director Económico Financiero y de Servicios Generales del H.U. de Fuenlabrada de Madrid, define el término. La obsolescencia, según sus palabras, "es la caída en desuso de las máquinas, equipos y tecnologías motivada no por un mal funcionamiento del mismo, Sini por un insuficiente desempleo de sus funciones en comparación con las nuevas máquinas, equipos y tecnologías introducidos en el mercado. Por lo tanto, la obsolescencia tecnológica hace referencia a la necesidad de recambio de un aparato tecnológico simplemente por el hecho de que aparece una nueva versión del mismo, incluido aunque los cambios no sean significativos ni el producto anterior haya llegado al final de su vida útil".
Sabiendo esto y tras analizar datos de 2019, Fenin determina en un estudio que el 34% de los equipos en nuestro país tiene una obsolescencia superior a 10 años. Asimismo, apunta, "el 44% de las RM de los hospitales españoles tienen más de 10 años de vida útil". "Algunas comunidades tienen el 60% de sus equipos en esta situación. Igualmente, el 27% de los AL tienen más de 10 años. Sube la cifra en algunas comunidades, donde supera el 67%", añade.
De modo que, a la pregunta planteda en la mesa sobre si la obsolescencia tecnológica produce ineficiencia en la atención sanitaria, y por ende, si dispusiéramos de un parque tecnológico actualizado seríamos más eficientes, Visedo responde un rotundo sí.
Añade Victor Múñoz Martínez, catedrático de la Escuela de Ingenierías Industriales de la Universidad de Málaga, que uno de los principales handicaps no es la falta de innovación, sino que "la tecnología que no llega pronto al mercado se queda obsoleta rápidamente".
Es por tanto necesario un cambio de paradigma vendedor-cliente. "Hay que colaborar con la empresa en un proyecto a largo plazo y lograr que incluso el hospital sea poseedor del conocimiento. Estamos en la búsqueda del santo grial, que es cambiar el modelo de transferencia del conocimiento que hay para llegar a la salud digital 4.0, e intentar que sea un modelo de innovación abierta en el que todo el mundo posea el conocimiento y lo comparte".
Por último, María Pilar Barba Arranz, directora de Gestión del Sector Sanitario Zaragoza III. H. Clinico Universitario Lozano Blesa, expone los que a su juicio son los motivos para impulsar una renovación tecnológica sanitaria, como el fin de vida útil de los equipos, la era de mantenimiento, la ampliación de la cartera de servicios para mayores prestaciones, la implementación de leyes que obligan a la renovación y un enfoque estratégico de la empresa.
Incide, además en los factores que hay que tener en cuenta los factores para una gestión de la obsolescencia. Son, en sus palabras, "el ciclo de vida, el índice de averías, el nivel de uso, la pérdida de seguridad, mejoras en las prestaciones, menores consumos, menos dañina, más segura, económica y ergonómica".
En cuanto a la pregunta que da título a la ponencia, considera que por supuesto "la obsolescencia ayuda a la ineficiencia, pero que más bien es un reflejo del sistema".