La soledad sigue siendo un gran tabú para las personas mayores en España. Pocos son quienes reconocen que están solos o que se sienten solos. A medida que vamos envejeciendo, el subconsciente nos proyecta imágenes de tiempo mejores. Sin embargo, en ocasiones estos recuerdos se revisten de sensaciones de improductividad, aburrimiento, enfermedad o tristeza.

Según las primeras conclusiones de un estudio del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto Nacional de Salud Carlos III, una de cada cinco personas mayores de 50 años declara altos niveles de soledad y una de cada cuatro sufre depresión en nuestro país. El proyecto -titulado Calidad de Vida y Envejecimiento en España, Suecia y Portugal- se inició hace más de dos años. Su cometido principal es analizar los datos de los tres países mencionados para seguir a un grupo de personas mayores de 50 años a través del tiempo.

Cuidum, la plataforma española en asistencia domiciliaria de personas mayores, señala que "la soledad no es un elemento aislado de cada persona, sino que cada vez son más los hombres y mujeres que con algún miedo interno declaran esta sensación en alguna etapa de su vida".

¿Cómo impacta la soledad en España?

Obtenidos los primeros resultados de dicho estudio, se ha podido evidenciar que el 12% de las personas mayores declaran tener altos niveles de soledad o de aislamiento social, pero las cifras son mucho más elevadas en España, donde casi el 20% de la población es mayor a 65 años.

Además, siguiendo este parámetro quienes declaran niveles altos de soledad son principalmente mujeres, de edad elevada, bajo nivel educativo y renta, con problemas de salud física y mental, deterioro cognitivo y, consecuentemente con bajos niveles de calidad de vida. Las personas que declaran aislamiento social son mayoritariamente hombres.

Este problema se ha visto agravado tras la pandemia a consecuencia del aislamiento social que ha imperado en nuestra sociedad para evitar la rápida propagación de la Covid-19. Las personas mayores, además, debido a su vulnerabilidad ante el virus, han visto mermada su vida social y familiar.

"Ir a visitar a los seres queridos mayores dos o tres veces por semana ya era algo complicado para mucha gente debido al ritmo de vida actual, pero debido a la pandemia, las restricciones y los confinamientos este seguimiento se ha visto interrumpido´´, explican desde Cuidum.

Además, también indican que un sistema de detección del deterioro en la salud mental de las personas mayores es el acompañamiento y el cuidado: "Con estos dos elementos podemos paliar desde un principio este sentimiento de soledad que puede conllevar a la ansiedad o a la depresión".

Verano, el pico de actividad de los servicios asistenciales a mayores

De esta manera, desde Cuidum afirman que es durante los meses de verano cuando hay más solicitudes de servicios de cuidado y asistencia para el adulto mayor: "Registrando una demanda de un 40% superior a la media durante los meses de verano".

"Ya sea por vergüenza, por `no querer molestar´ a la familia o por normalizar la situación, muchas personas mayores prefieren no manifestar esta sensación de soledad que se hace todavía más notable cuando el resto de la familia se marcha de vacaciones", afirman desde la plataforma de asistencia domiciliaria Cuidum. "Los viajes que requieren largos desplazamientos, estancias en el extranjero, fuera de la ciudad, con demasiada actividad pueden limitar bastante las posibilidades de unas vacaciones con toda la familia, sin embargo, gracias a la existencia de soluciones como éstas facilitan mucho la gestión de cuidados, bien sea en ausencia de la familia o por acompañamiento al mayor durante las vacaciones", explican.