España parte de unos datos paradójicos. Tiene un nivel máximo en indicadores de salud, muy alto infraestructuras, intermedios en adopción de técnicas de información. Y sin embargo, unos valores muy bajos en indicadores de innovación. En esta ecuación que hay algo que no cuadra, pero ¿es un mal endémico? Tres expertos lo analizan este jueves en la mesa vespertina de las IX Jornadas Nacionales de Sedisa, orientada a la traslación de la investigación a la clínica, los nuevos fármacos, los dispositivos, el Big Data y a cómo fomentar la innovación en los centros sanitarios.

Toma primero la palabra Pablo Serrano, director de Innovación del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, quien considera el momento actual como el más adecuado para plantearse esta reflexión, dado la oportunidad que van a brindar los fondos de recuperación. Hasta ahora, considera que el sector salud ha estado demasiado impulsado por una planificación ligada a las estrategias de las comunidades autónomas. Es decir, "no se han utilizado herramientas de compra pública innovadora donde se plantean más los desafíos, por lo que tampoco se ha incentivado el tejido empresarial ni a otros agentes que también pueden hacer compra en el sector salud a generar soluciones innovadoras".

Por consiguiente, tampoco se han colocado al nivel europeo, donde el mercado es mucho más competitivo y flexible. "Nuestra innovación está muy ligada a proyectos regionales del SNS y son bastante poco flexibles y poco comercializables, pues están muy ligadas al cliente que propone la solución y son poco adaptables al mercado", expone.

En su opinión, desde el sector público se debe también "aprender" con los instrumentos europeos y "aprovecharlos" para hacer mucha más compra innovadora. "Tenemos que pensar en esos instrumentos que plantean desafíos al mercado y esperan que de las respuestas y las contribuciones que hagan los diferentes actores encontrar de manera más colaborativa esos diálogos competitivos, dinamizar con mucha más flexibilidad y mucho más diálogo las iniciativas de innovación".

A la larga, esto acabará trasladándose al resto de actores, "que cada vez tendrán más papel". A los propios pacientes, al sector que proporciona soluciones tecnológicas innovadoras en sanidad, al sociosanitario y a la asistencia sanitaria privada. "Creo que es uno de los aprendizajes más importantes que tenemos que sacar de esta pandemia", remarca Serrano.

Después interviene Diego Velasco Escribano, director Innovación del Instituto Ramón y Cajal de Madrid. Para él hay un gap importante en relación a la innovación en España, que es la "falta de un ecosistema sólido", como el de países referentes en innovación, en cuanto al emprendimiento, startups, fomento de proyectos de desarrollo y de tecnologías. "Nos cuesta mucho lanzar proyectos que requieran inversión, como desarrollos diagnósticos, terapéuticos, etc", señala.

Se plantea, pues, que "quizá venimos de dos mundos distintos", parece que "el conocimiento está desligado de la compra, que es lo que comentaba Pablo". Pero, "la innovación no debe quedarse en una factura", apostilla Velasco. "Se trata en poner nuestro grano de arena para desarrollar esa tecnología. En nuestro caso estamos intentando recoger más mentalidades multidisciplinares en nuestro entorno para ser capaces de intervenir en el desarrollo tecnológico. No vamos a ser desarrolladores de todos, pero sí dotarnos de cierto conocimiento para estar bien posicionados".

Es cierto de igual manera que "como estamos llamados a hacer innovación necesariamente para ofrecer a los pacientes los mejores tratamientos, tenemos que ser capaces de poner nuestro conocimiento". Si no tenemos un tejido o no podemos asociarnos a compañías alrededor, agrega, tendremos que buscarlas fuera. "Y tener muy claro que no hay en ningún caso que regalar el conocimiento para hacer innovación".

En definitiva, considera que ha de haber un cambio de modelo, "co-desarrollando más proyectos también con la industria, como ya ocurre en el ámbito de la Inteligencia Artificial y la imagen". Aunque sin duda, "la gran asignatura pendiente del sector sanitario es la retención y la captación sanitario. Tenemos que saber premiar carreras profesionales que hacen innovación, algo que nos cuesta mucho".

Por último, Julio Mayol, director Médico del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, ofrece un punto de vista distinto. Bajo su criterio, el problema en España no es la innovación. "Si definimos la innovación como coger el conocimiento y generar valor, eso es a lo que se dedica el sistema sanitario todos los días de su vida". Dicho de otro modo, "todos los profesionales del sistema sanitario están innovando todos los días, porque capturan el conocimiento explícito y el tácito y con unas determinadas habilidades lo aplican a personas para generar potencialmente un beneficio de salud. No es ese el problema".

Sabemos innovar, remarca Mayol. "El problema es que no tenemos un ecosistema para transformar eso en productos o en servicios que generen retorno para el sistema, adicionalmente a la salud que producimos".

Del mismo modo, considera que "no somos malos, nos han dibujado así". Es decir, "el sistema sanitario español no está preparado para explotar el conocimiento que ha generado y que ha transformado. No está diseñado para la competición en la excelencia". Para eso, apunta, "tienes que tener montado todo un tejido industrial y canales de venta y de colocación de los servicios y productos. Y eso nuestro país en sanidad no lo tiene, y nunca ha hecho nada por tenerlo". De manera que "sería extraordinario" que la innovación tuviese impacto en nuestro país, al igual que nuestros servicios sanitarios obtuvieran enormes retornos como parte de la comercialización de la innovación, "cuando no hemos hecho nada para que esto ocurriera".