Durante el debate online organizado por la Fundación Ramón Areces sobre la microbiota intestinal, la inflamación y el cáncer de colon, dos investigadores básicos y otro clínico explicaron aspectos esenciales de un tipo de patologías de prevalencia creciente en las sociedades más avanzadas pero con hábitos de vida poco sanos.

Dr José María Medina

En su presentación, el doctor José María Medina Jiménez, asesor científico de la fundación, consideró oportuno conocer aspectos esenciales de lo que antes se llamaba flora intestinal y que ahora se denomina DNA externo, del que forma parte un microbioma directamente implicado en la buena o mala marcha de la digestión y la correcta nutrición, con capacidad para prevenir, o no, la inflamación y el cáncer de colon.

Dr Fulgencio Saura-Calixto

El doctor Fulgencio Saura-Calixto, ex profesor de investigación del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN) del Consejo Superior de Investigación Científicas (CSIC) abrió la sesión con la afirmación de que el 90% de los casos de cáncer de colon está relacionado con una dieta desequilibrada.

En su repaso a los constituyentes esenciales de la dieta explicó que la microbiota se compone en un 90% de bacterias que residen en el intestino grueso y fundamentalmente en el colon.

Se trata de microorganismos favorables para la salud en condiciones normales que usan la fibra como aporte de energía, al estilo de fuel para un motor, que unida a los antioxidantes producen metabolitos de tipo polifenólico también positivo, frente a las grasas y proteínas cuyos productos son compuestos tóxicos.

Incluyó Saura-Calixto en el concepto de estado óptimo de la microbiota, o eubiosis, el tener una alta diversidad bacteriana, frente al desequilibrio que se traduce en disbiosis.

Para este profesor e investigador la calidad de la microbiota está en función de la dieta, generalmente defectuosa en los países desarrollados.

Distinguió también entre distintos tipos de fibra según composición, propiedades y efectos intestinales, además de poder ser insoluble o solube, donde esta última alimenta mejor a las bacterias beneficiosas al generar más metabolitos.

Atribuyó por tanto a la fibra el carácter antioxidante al tener un 15-30% de antioxidantes en su composición, con una clara capacidad inhibitoria de pólipos.

Citó igualmente a los antioxidantes macromoleculares (polímeros carotenoides) que son ingeridos a razón de 2 gramos al día, a diferencia de los antioxidantes de bajo peso molecular, como las vitaminas A, C y E, cuyo estudio viene de 1920.

Sin embargo, este profesor estimó que sólo se ve la punta del iceberg en medicina y nutrición porque sólo se conoce el paso de los antioxidantes que son metabolizados en el intestino delgado y que sólo suponen el 5% del total, por lo que aún resta mucho conocimiento pendiente, según atestiguó.

Hizo referencia también a la fermentación colónica realizada por la microbiota y al amplio espectro de metabolitos antioxidantes que se producen. Con efectos positivos para la salud intestinal cuando el estatus antioxidante evita la presencia de los radicales libres, la inflamación y la generación de pólipos.

Completó esta descripción con la absorción que se produce desde la mucosa y el paso al torrente sanguíneo de los metabolitos de bajo peso molecular, a lo largo de unas 10 horas, tiempo inferior a las 72 horas que circulan los macromeleculares para llegar a las células del organismo.

Dr José C. Clemente

El doctor José C. Clemente, profesor del departamento de Genética y ciencias genómicas de la Icahn School of Medicine at Mount Sinai de Nueva York explicó la actividad que desarrolla su centro investigador para obtener cócteles de bacterias capaces de reequilibrar el estado de la microbiota intestinal.

Desde la tesis de que conocer la mecánica de las enfermedades inflamatorias intestinales (EII) puede ser la antesala para evitar un importante número de tumores de colon.

Junto a los factores de riesgo genéticos no modificables, que cifró en un 10-20% de las neoplasias, estimó que las dietas propias de los países desarrollados propenden a los procesos inflamatorios derivados de cambios en los microbiomas. Entre los que distinguió los de tipo carnívoro y los herbívoros, siendo los primeros más propicios para las enfermedades inmunes y metabólicas, debido a la ingesta excesiva de grasas y alimentos súper refinados.

Además de recordar la tradición en gastroenterología de su centro del Monte Sinai, precisó que los anticuerpos monoclonales consiguen remisiones en colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn para un 30% de los pacientes, siendo la única opción para las personas que no responden la extirpación progresiva de tramos del intestino.

Calculó este ponente que 30 años de convivencia con algún tipo de EII conlleva un riesgo del 30% de desarrollar cáncer de colon por la sucesión de lesiones displásicas recurrentes.

Aludió al estudio del doctor Llewellyn, publicado en la revista Gastroenterology, en el que se incluyeron 37 dietas en modelos animales colonizados por microbiota libre de patógenos (SPF) y con germ-free (GF) no colonizados.

De esta investigación extrajo que el macronutriente Psyllium tiene un marcado carácter protector para evitar la inflamación intestinal, a diferencia de la Caseína, claramente perjudicial.

También se detuvo en el Ensayo Focus sobre trasplante fecal en colitis ulcerosa con datos de remisión clínica y endoscópica, además de una eficacia similar al uso de anticuerpos moleculares. Con lo que el ponente afirmó que se debe hacer una atenta selección de donantes ricos en determinadas bacterias.

Dr Joaquín Cubiella

El doctor Joaquín Cubiella, portavoz del grupo de investigación en Oncología Digestiva del Hospital Universitario de Ourense, consideró esencial ofrecer un abordaje integral del cáncer de colon que, en un año tan atípico como 2020, supuso 38.000 nuevos diagnósticos, a razón de 82 casos por cada 100.000 habitantes, como efecto de los nuevos hábitos de vida de la población.

Como metas a seguir, Cubiella se mostró partidario de seguir el pathway del National Institute for Health and Care Excellence (NICE) británico, para atajar la enfermedad desde sus etapas más incipientes hasta cuando se hace resistente o metastásica. Para lo que requieren, observó, disponer de biomarcadores de diagnóstico, pronósticos de evolución y predictivos de respuesta a las distintas terapias cuando llega el cáncer ya está en fases avanzadas.

También compartió con optimismo el dato de que el cribado oportunista del cáncer de colon que se inició en Estados Unidos en la década de los 80 del siglo pasado, permite afirmar hoy que hacer test de sangre oculta en heces, y/o colonoscopias, al 80% de la población, reduce la mortalidad en un 50%.

También alabó una cirugía cada vez más conservadora y menos invasiva como la laparoscopia, junto al recurso de la quimioterapia en neoadyuvancia que muchas veces evita entrar en quirófano. Junto a técnicas quirúrgicas en cáncer de recto que permiten salvar el ano y la calidad de vida del paciente.

Además, precisó, de que la resección endoscópica evita la cirugía al 17% de los pacientes.

También citó como verdadera revolución la inmunoterapia en casos de inestabilidad de los microsatélites, en el camino a tratamientos menos agresivos y con menos secuelas.