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Nuevas contracciones amenazan el mercado farmacéutico para la mujer

Salvo aciertos plenos como el logrado por Lacer con Intrarosa, el mercado de medicamentos de prescripción y productos OTC concebidos para la Salud de la Mujer cae irremediablemente en ventas. Con desmayos en cifras más pronunciadas desde que apareció la pandemia del Covid-19, tal como se aprecia al interpretar los datos ofrecidos por la firma IQVIA.

05/04/2021

Salud sexual, maternidad, anticoncepción, embarazo y parto, patologías ginecológicas benignas, menopausia, hormonoterapia, cuidado de los huesos, prevención cardiovascular… La lista de cuidados que precisa la población femenina es larga y crece a lo largo de la vida. Junto a los chequeos íntimos regulares, las mamografías, las citologías o la prevención ...

Salud sexual, maternidad, anticoncepción, embarazo y parto, patologías ginecológicas benignas, menopausia, hormonoterapia, cuidado de los huesos, prevención cardiovascular… La lista de cuidados que precisa la población femenina es larga y crece a lo largo de la vida. Junto a los chequeos íntimos regulares, las mamografías, las citologías o la prevención de las ETS, entre muchas intervenciones médicas posibles, también reclama su importancia el abanico de preparados y fármacos, tanto de prescripción como de autocuidado, que acompañan a la mujer en la salud y en la enfermedad. Sin embargo, los últimos ejercicios contables, precipitados por una pandemia de Covid-19 que no se detiene, no dejan mucho espacio a un análisis positivo de mercado.

Alarmadas e informadas

La primera ola de Covid-19 trajo un confinamiento general de la población que, invita a conocer las medidas entonces adoptadas, a efectos de salud sexual y reproductiva.

En fecha tan temprana como el pasado 5 de abril de 2020, la Sociedad Española de Contracepción (SEC) hizo público su posicionamiento sobre la atención a la salud sexual y reproductiva durante el estado de alarma sanitaria debido a la pandemia del Covid-19. Relativo a un conjunto de prestaciones que se vio paralizado por el confinamiento ciudadano y que se tradujo en la reducción del acceso a las consultas de planificación familiar, de Atención Primaria y de Ginecología en ambulatorios y hospitales. Dentro de una realidad sobrevenida que pasó por movilizar a todo el personal sanitario disponible para realizar tareas relacionadas con la pandemia provocada por el nuevo patógeno. De forma que toda consulta presencial no urgente fue diferida hasta nuevo aviso. Medida que derivó en posibles embarazos no planificados, infecciones de transmisión sexual y abortos no mediados, en número todavía no cuantificado.

Frente a los casos diferibles, se mantuvieron las consultas para la solicitud de interrupción voluntaria de embarazo, los síntomas de sospecha de infecciones de transmisión sexual y la anticoncepción de urgencia. Para estas situaciones, el procedimiento fue realizar una consulta telefónica previa y citar a la mujer en el centro de Salud, el centro de Salud Sexual y Reproductiva o las consultas de Ginecología, según procedimiento y disponibilidad. Con la apostilla de la SEC de que, en caso de interrupciones voluntarias del embarazo, según el actual marco legal, la prestación no debería verse imposibilitada, ni por el estado de alarma sanitaria ni por el confinamiento.

De igual forma, los dispositivos asistenciales mantuvieron la dispensación de la píldora anticonceptiva de urgencia (PAU), de manera gratuita, durante el confinamiento por ser considerada una situación igualmente de urgencia. Al contar también con la apertura de las farmacias durante todo el periodo para dispensación del fármaco.

Ante la no urgencia de asistencia a consulta, por otro lado, las mujeres que desearon retomar la anticoncepción tuvieron que posponer su deseo de utilizar métodos LARC, basados en anticonceptivos reversibles de larga duración, y emplear únicamente anticonceptivos hormonales orales y métodos de barrera

Embarazo y SARS-CoV-2

A pesar de que durante el otoño y la primavera de 2020 escaseaba la información clínica sobre los efectos del SARS-CoV-2 en el embarazo, cabía la sospecha de que la respuesta a la infección viral pudiera revestir importancia ante la modificación de la inmunidad característica del embarazo.

Como recogió The Lancet en su momento, nueve mujeres embarazadas ingresadas en el Hospital Zhongnan de la Universidad de Wuhan (China), entre los días 20 y 31 de enero de 2020, fueron sometidas a cesárea, alumbrando a niños normales, sin que se dieran casos de asfixia neonatal. Además, los bebés puntuaron bien en la prueba de Apgar, sobre frecuencia cardíaca, tono muscular y otros parámetros que confirmaron su buen estado de salud. Durante los ingresos, los test realizados en líquido amniótico, sangre de cordón umbilical e hisopo neonatal de garganta y leche materna dieron negativo respecto al nuevo patógeno.

A pesar de estas primeras informaciones sobre la no transmisión vertical en Covid-19, un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos apuntó a que las mujeres embarazadas que contraen el Covid-19 tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones graves, e incluso de fallecer, que las mujeres infectadas no embarazadas.

El documento, que fue presentado en la reunión anual de la Sociedad de Medicina Materno-Fetal (SMFM) de aquel país, a finales de enero de 2021, recogió datos de 1.219 mujeres embarazadas de 33 hospitales en 14 estados de la Unión, entre el 1 de marzo de 2020 y el 31 de julio del año pasado. Entre las que el 8% presentaron casos graves y el 4% críticos, estos últimos con desenlace fatal. Las fallecidas presentaron factores de riesgo como tener edad superior a las otras, mayor índice de masa corporal y patologías crónicas previas como asma, EPOC, diabetes o HTA. Entre las causas sobrevenidas de fallecimiento se contaron las hemorragias en postparto. A parte de consecuencias previas como el parto prematuro o las secuelas de larga duración para la madre o el bebé por presión arterial alta durante el embarazo. Tanto los alumbramientos llevados felizmente a término, como en el 0,3% de defunciones acontecidas, la modalidad de parto fue por cesárea.

También en el encuentro anual de la Sociedad de Medicina Materno-Fetal (SMFM) de Estados Unidos, titulado The Pregnancy Meeting, algunos investigadores explicaron que la transferencia de anticuerpos por Covid-19 a los bebés es inferior a la esperable en mujeres que contrajeron la enfermedad estando embarazadas. Algo visible al analizar los niveles de inmunoglobulina G (IgG), anticuerpos de respuesta del sistema inmunológico materno. Dichos IgG suman el 80% de los anticuerpos del organismo y pueden llegar al feto una vez que atraviesan la placenta. Según un estudio presentado en la cita americana, de 32 mujeres embarazadas con infección por SARS-CoV-2, todas desarrollaron anti[1]cuerpos IgG y la mayoría (94%) anticuerpos neutralizantes del virus, a partir de muestras extraídas de sangre del cordón umbilical y de la propia madre.

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