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Los trastornos de conducta de pacientes autistas conllevan trastornos digestivos

Es necesario que todos los profesionales sanitarios estén formados para abordar las dificultades de comunicación de las personas autistas a las que atienden. 

27/03/2014

El trastorno del espectro autista (TEA), conocido como autismo, va asociado a problemas conductuales y a otros ámbitos de la salud, como la nutrición. De hecho, los trastornos conductuales de niños y adolescentes con TEA conllevan un patrón rígido de actividades que persiguen el deseo obsesivo de seguir de manera ...

El trastorno del espectro autista (TEA), conocido como autismo, va asociado a problemas conductuales y a otros ámbitos de la salud, como la nutrición. De hecho, los trastornos conductuales de niños y adolescentes con TEA conllevan un patrón rígido de actividades que persiguen el deseo obsesivo de seguir de manera muy estricta determinadas rutinas, algo que también se refleja en la alimentación. De hecho, en la mayoría de casos, estos pacientes sólo aceptan aquellos alimentos que conocen y se resisten a probar nuevos platos. Además, muchos de ellos presentan hipersensibilidad sensorial que puede hacerles rechazar los alimentos a causa de factores como su textura, temperatura, color, sabor o incluso su envase. A ello se suman las posibles intolerancias alimentarias y los trastornos funcionales digestivos, lo que conlleva un estado nutricional deficiente en calcio, hierro, grasas y ciertas vitaminas. Estos y otros datos los expuso el doctor Guillermo Álvarez Calatayud, pediatra del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, en Madrid, y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos, durante las XVIII Jornadas de Nutrición Práctica y el IX Congreso Internacional de Nutrición, Alimentación y Dietética.

Así, teniendo en cuenta las alteraciones descritas es necesaria la intervención nutricional con el empleo de preparados nutricionales y dietas especiales. Según el doctor Álvarez Calatayud, “aún es pronto para poder recomendar una dieta específica a un paciente de estas características, pero el uso de probióticos podría ayudar a combatir el desequilibrio de la microbiota intestinal en las personas que presentan TEA”. Las pruebas y el tratamiento para evaluar la salud digestiva de una persona autista son similares a las que reciben el resto de individuos, pero hay que tener presente el agravante de que estos pacientes tienen dificultades para expresar el dolor y para describir su malestar general con palabras. De ahí, la importancia de la formación específica de los profesionales que los atienden. El pediatra insistió en que resulta “fundamental que todos los profesionales que atienden a estos pacientes estén formados específicamente para poder abordar las dificultades en la comunicación que habitualmente se dan en la exploración física previa al diagnóstico”. Para mitigar estas deficiencias, hace cinco años se creó el Programa para la Atención Médica Integral de los pacientes con Trastorno del Espectro Autista (AMI-TEA), ubicado en la Unidad de Adolescentes del Departamento de Psiquiatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón con el fin de dar una mejor asistencia médica a los pacientes con TEA. A lo largo de estos años, el servicio ha atendido a cerca de 10.000 consultas. 

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