Desde el punto de vista de Salvador Tranche, "en las primeras fases de la crisis sanitaria del Covid-19 lo vivido por los profesionales en Atención Primaria marcará a toda una generación. Abordamos la enfermedad sin recursos asistenciales, ni protección, en un entorno lleno de incertidumbre y desorientación. No hay que olvidar que los médicos de Atención Primaria, especialmente los médicos de familia, asumen la primera línea de atención sanitaria y esta pandemia nos ha expuesto como pocos: hacíamos domicilios con mascarilla, guantes y gel hidroalcohólico, sin EPI, sin capacidad diagnóstica…".

El presidente nos explica dos datos que son abrumadores sobre la dimensión de estas primeras fases: el primero es el resultado de una encuesta realizada entre médicos de familia sobre el volumen de pacientes con sospecha de Covid-19 atendidos en Atención Primaria durante una semana de marzo de 2020, que nos revela que mientras los datos oficiales cifraban en los casos diagnosticados en 65.000 casos, en Atención Primaria se siguieron 900.000 pacientes con clínica de Covid-19 sin confirmación. "El otro dato del que os hablaba es mucho más desgarrador: la especialidad que más pérdidas humanas de compañeros y compañeras ha soportado durante toda esta pandemia ha sido Medicina Familiar y Comunitaria".

Lo más grave, sin embargo, desde su punto de vista, es que, "en medio de esta pandemia, algunas comunidades optaron por cerrar centros de salud y trasladar a médicos a hospitales improvisados. Esto limitó enormemente la capacidad de estos profesionales de poder responder a las demandas de sus pacientes, y debilitó enormemente al sistema sanitario, al reducir la accesibilidad de los pacientes, y hacer desaparecer el muro de contención y de atención que supone la Atención Primaria".

Los retos que tuvieron que afrontar los profesionales de Atención Primaria fueron numerosos, pero para Tranche el más difícil de todos fue el de la continuidad asistencial, que ha sido complejo y hasta traumático, tanto para profesionales como para pacientes. "El escenario actual, en el que los espacios físicos para actos médicos como son los centros de salud son espacios de riesgo de contagio, nos ha obligado a todos a buscar modelos de atención no presenciales. El teléfono se ha convertido en un nuevo canal para la relación médicopaciente y ha hecho progresar esta vía como canal de comunicación con el paciente de una forma acelerada, como quien da un salto de 5-10 años adelante. Pero todavía a día de hoy creo que no es un modelo adecuado: necesitamos más instrumentos, más recursos, para la potenciar la consulta no presencial y al mismo tiempo precisamos recuperar el encuentro clínico presencial (preservando la seguridad de pacientes y sanitarios) para aquellas consultas que lo precisan".