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"El coronavirus es una tormenta perfecta para la mortalidad por suicidio"

El impacto en la salud mental de la primera ola de la pandemia en España ha sido enorme

31/10/2020

A nadie se le escapa que la salud mental está en un primer plano a la hora de hablar del impacto de la epidemia, tanto en la primera ola como a medio y largo plazo. Por eso, la última sesión plenaria del XXIII Congreso de Psiquatría de la SEPSQI ha ...

A nadie se le escapa que la salud mental está en un primer plano a la hora de hablar del impacto de la epidemia, tanto en la primera ola como a medio y largo plazo. Por eso, la última sesión plenaria del XXIII Congreso de Psiquatría de la SEPSQI ha abordado el impacto en la salud mental de la primera ola del covid-19 en España

Según la experiencia que ha podido recoger durante su actividad asistencial, José Luis Ayuso, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de La Princesa, hace hincapié en que

La pandemia es un fenómeno global, pero aún siéndolo, el impacto no ha sido el mismo en las distintas regiones. "En nuestro país, sobre todo en algunas regiones ha tenido un efecto dramático, una sobrecarga del sistema, un alta mortalidad, una rápida extensión de la enfermedad y por supuesto una transformación muy rápida de la vida cotidiana como ciudadanos y como profesionales. Todo eso impregna de unas características particulares el desarrollo de la epidemia en nuestro medio, que es donde voy a centrar el foco".

Por eso, no hay nunca que olvidar los aspectos particulares relativos a la salud mental. "Como profesionales detectamos que el covid tenía un enorme impacto en la salud mental desde el primer día, pero ya ha sido ampliamente reconocido por las autoridades sanitarias. Por lo tanto, esa identificación de la relevancia del problema tempranamente, es lo que yo creo que nos ha permitido estar mucho mejor preparados a la hora de afrontar la situación que estamos viviendo este otoño de 2020".

Morbilidad psiquiátrica, intentos de suicidio, suicidio consumado

En la población general es evidente que la visión general del problema es que estamos asistiendo a un incremento importante a los trastornos de ansiedad y depresión, a una epidemia de trastornos de salud mental. Sin embargo, subraya Ayuso, "las evidencias que tenemos de este impacto son pocas, pero alguna hay. Afortunadamente pudimos recoger información de una manera muy temprana sobre una serie de ciudadanos que ya habíamos entrevistado en otoño de 2019. Nos planteamos evaluarlos durante el confinamiento".

El estudio estaba centrado en dos ciudades muy afectadas, Madrid y Barcelona. En contra de lo que se podía esperar, la prevalencia de la depresión no cambia significativamente en el confinamiento (8,4%) en la población general. Algo muy semejante con la ideación suicida antes y durante el confinamiento, que se mantienen en valores similares (2,8%).

Respecto al suicidio consumado, el especialista trae a colación un estudio publicado recientemente que planeta que la enfermedad del coronavirus es una "tormenta perfecta para la mortalidad por suicidio".

Aunque hay pocos antecedentes en la historia como el que estamos viviendo. Uno de ellos es el de la gripe española del siglo pasado, donde sí se puede identificar después un incremento en las tasas de suicidio en la población general. Hasta ahora, no obstante, en suicidio consumado no hay muchas certezas. En cambio, hay algunas países que tienen investigaciones muy precoces de la conducta suicida consumada, como Japón. "Lo que se ha analizado allí tras la primera ola es el efecto contrario, es decir, una disminución del número de suicidios consumados. En España a día de hoy no tenemos información suficiente para analizar el problema porque pasa bastante tiempo desde que se registra esa información en las autoridades judiciales y es reportada por el INE".

Por lo tanto, concreta, "tan solo podemos especular y prepararnos en base a los antecedentes. Desde luego se viene una época de recesión económica, aislamiento social, menor acceso a estructuras de soporte social en la comunidad, barreras acceso a programas de atención a la salud menta, y enfermedad médica grave. Por lo tanto, si bien no tenemos información, debemos estar preparados para que todos estos factores tengan un impacto a medio y largo plazo y poder orientar nuestra práctica clínica a este problema".

Sobre el impacto en las poblaciones vulnerables los datos son muchísimo más alarmantes Primero, por la incidencia que la epidemia está teniendo en las personas con enfermedades mental. En este sentido, señala el médico, "disponemos de un estudio estadounidense en el que los científicos han podido analizar los registros asistenciales de millones de ciudadanos, y han podido identificar aquellos que tenían un diagnóstico de depresión, trastorno bipolar o esquizofrenia, y cual ha sido el impacto que tiene la pandemia sobre estas personas en comparación con la población general".

Los resultados son "muy llamativos y muy alarmantes". Por un lado, la probabilidad de contraer la infección es más alta en las personas que han tenido en los últimos meses un diagnóstico psiquiátricos, así como la probabilidad de ingresar en el hospital por complicaciones. Y lo que es más dramático, la probabilidad de morir por la infección es también más alta. Por lo tanto, la población con enfermedad mental es de alto riesgo, y esto "nos debe hacer reflexionar y hacer saltar las señales de alarma", apostilla.

Dentro de la población vulnerable se encuentran igualmente los profesionales sanitarios. En ese sentido, explica, "tenemos algunas evidencias en nuestro país, como el estudio Héroes. Los hallazgos son que aproximadamente el 27% de la población encuestada tiene un depresión probable, y eso es una cifra considerable. Además, el impacto en la salud mental es mucho mayor en las comunidades donde el impacto de la pandemia es mayor".

Organización asistencial

A la hora de hablar del impacto en la salud mental durante la primera ola también hay que referirse a como ha afectado a la organización asistencial. "De pronto nos vimos obligados al cierre de las unidades de hospitalización psiquiátrica en los hospitales generales por la necesidad camas para la hospitalización de pacientes covid y al cierre dispositivos de rehabilitación y hospital de día. Al mismo tiempo, vivimos limitaciones a la accesibilidad, una disrupción del funcionamiento normal de la atención primaria", recuerda Ayuso.

"Por supuesto, el impacto de la red de soporte social de los pacientes psiquiátricos fue destacable, así como las dificultados para garantizar la continuidad del tratamiento. Y luego, la aparición de cuadros neuropisquiátricos complejos en pacientes hospitalizados, acompañado de la reducción en el número de profesionales de salud mental activos".

En Madrid se identificó tempranamente la necesidad de establecer lineas de actuación específicas para dar respuesta a estos problemas. Se trata de un documento de mayo de 2020 con medidas que también están ayudando a hacer frente a esta segunda ola, "como declarar esencial el persona que trabaja en servicios de salud mental, tanto en los hospitales como en centros de salud mental, asegurar la protección del personal con un entrenamiento y con un equipamiento, el desarrollo y la reorganización de la hospitalización psiquiátricas específicas para pacientes con covid, movernos hacia un modelo de teleasistencia desde los centros asistenciales, la potenciación de las visitas domiciliarios para evaluaciones e intervenciones, la y vigilancia productiva de sujetos vulnerables, el refuerzo de la psiquiatría de enlace en hospital general y de los servicios de urgencias, el desarrollo de programas específicos de atención y el incremento de la plantilla de psiquiatras".

En cuanto a los retos, el primero cree que es el asistencial. "Estamos en un sistema sanitario donde la AP es la puerta de entrada a la red pública de salud mental. Lamentablemente, con esta situación la atención primaria está absolutamente saturada".

El otro gran reto es ver como vamos a manejar en el futuro la teleasistencia. "La adoptamos porque no había más remedio, pero a medida que la situación mejore habrá que discriminar en qué situaciones se debe seguir manteniendo y en qué formatos".

También hay desafíos que vienen de la mano del cambio de la organización de la vida y del trabajo. "El teletrabajo se plantea como la modalidad de trabajo de muchas personas desde marzo, pero sabemos que esto acarrea una serie de factores estresantes y un impacto en la salud mental sobre los trabajadores que no sabemos. Debemos identificarlas adecuadamente".

Por último, concluye, "los profesionales de primera linea debemos diseñar estudios clínicos rigurosos para ver cual es la mejor manera de evaluar el impacto de la pandemia en los sanitarios.

Además el papel de la red de salud mental y de al sociedad en general en la prevención del suicidio debe ser uno de los retos en los próximos meses".

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