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La evaluación de los servicios sanitarios es necesaria para mejorar la calidad asistencial

El manejo de pacientes crónicos de VIH o cáncer de mama, el estado de satisfacción con los servicios prestados, la incidencia en la mortalidad de los ingresos en fin de semana o las características asociadas a una mayor afectación por la Covid-19 fueron algunos de los temas tratados.

22/10/2020

Una parte importante en el funcionamiento de los servicios de salud pública es saber cuál es la realidad que se afronta y si las medidas que se toman tienen alguna repercusión en los resultados obtenidos. Por ello, la evaluación adquiere una relevancia importante. Dentro del I Congreso Virtual de la ...

Una parte importante en el funcionamiento de los servicios de salud pública es saber cuál es la realidad que se afronta y si las medidas que se toman tienen alguna repercusión en los resultados obtenidos. Por ello, la evaluación adquiere una relevancia importante. Dentro del I Congreso Virtual de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y la Associação Portuguesa de Epidemiología (APE) que se está celebrando estos días se han recogido diversas comunicaciones con este tema de trasfondo.

El manejo de pacientes crónicos de VIH o cáncer de mama, el estado de satisfacción con los servicios prestados, la incidencia en la mortalidad de los ingresos en fin de semana o las características asociadas a una mayor afectación por la Covid-19 fueron algunos de los temas que se trataron en la sesión dedicada a la evaluación de los servicios sanitarios del congreso.

Estado inmunológico frente a la rubeola de los profesionales sanitarios

La pandemia de la Covid-19 ha puesto sobre la mesa la relevancia del estado inmunológico de las personas y ha reavivado el debate sobre la importancia de la vacunación, especialmente en los profesionales sanitarios. Estos no solo se encuentran más expuestos a posibles infecciones, sino que también son vectores de transmisión y juegan un papel esencial para el control de la enfermedad.

Pero la Covid-19 no es la única enfermedad que existe y otras patologías también tiene una gran trascendencia. Es el caso de la rubeola, un virus con un reservorio exclusivo en los seres humanos y para la que en 1978 se introdujo en España una vacuna en forma monovalente y posteriormente en 1981 la trivalente. Pablo García, del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario de Vinalopó de Alicante, presentó un estudio en el que se quiso conocer el estado inmunológico frente al virus de la rubeola del personal sanitario de su centro.

Para conocer este dato se estudio de forma retrospectiva las serologías realizadas a los trabajadores para el IgC de la ruebola. En la recogida de datos se pudo constatar que el personal sanitario era un grupo muy joven, con un alto porcentaje de dedicado a labores asistenciales y casi la mitad en puestos de trabajo considerados servicio de riesgo. "Hemos podido ver que hasta un 72% tenía una buena cobertura inmunológico, pero hemos visto también que había un preocupante 25% de los que no hay datos", explicaba Pablo García.

En su trabajo el experto señalaba como además la mejor cobertura se daba en aquello profesionales nacidos más tarde de 1981, con una cobertura del 80% en esos casos, coincidiendo precisamente con la introducción de la vacuna trivalente. "Las tasas son aceptables, pero como siempre que no se llega al 100% mejorables. Existen todavía profesionales no inmunizados y quizás sería interesante llevar a cabo campañas de información y una captación más activa a través de citaciones personalizadas para mejorar esta cobertura", finalizaba Pablo García.

Características de una mayor afectación por la Covid-19

El gran tema sin duda desde marzo es el de la pandemia de la Covid-19. En este tiempo esta patología ha centrado buena parte de los esfuerzos científicos, que han buscado entender y comprender su comportamiento. Una de las incógnitas es porqué la pandemia ha afectado más a unos países que a otros, y sobre todo cuáles son los características que puedan ayudar en su propagación. Mario Gil-Conesa, del Departamento de Medicina Preventiva del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, presentó un trabajo en esta línea.

Algunas de las hipótesis que se plantearon al inicio del estudio apuntaban en la dirección del turismo como un factor decisivo en la propagación del virus, teniendo en cuenta que algunos de los países más afectados por la pandemia como España o Italia son destinos preferenciales. La urbanización, la esperanza de vida o la densidad eran otros sospechosos para explicar estas diferencias en la propagación entre países.

Una vez con los datos recogidos, en el análisis se pudo ver que por ejemplo por cada millón de turistas recibido en países granes, entendiendo como tal aquellos con más de diez millones de habitantes, se aumentaba en 92,4 el número de casos de Covid-19 por millón de habitantes. También que un aumento del 1% en urbanización suponía un incremento en 190,7 de casos por millón en todos los países.

Así mismo, por cada año de esperanza de vida aumentó el número de casos por millón en 513,4, aunque solo aumentó la mortalidad en 10,7. También por cada 1.000 dólares de PIB per cápita se incrementaban los casos, en este caso en 109,7, aunque al igual que con la esperanza de vida la mortalidad solo lo hacía en 1,48. Por el contrario no se observó relación entre el número de casos y la densidad de población. "Todo esto nos muestra como es necesaria una visión macro del virus y su afectación, y los estudios ecológicos pueden ser de ayuda para la generación de hipótesis que expliquen como países tan alejados del foco originario de la enfermedad hayan tenido tanta afectación", acababa señalando en su presentación Mario Gil-Conesa.

Pacientes crónicos

Uno de los grandes retos a los que se enfrenta la medicina en los próximos años es el manejo de los pacientes crónicos. El incremento en la esperanza de vida y las mejoras en los tratamientos está haciendo que cada vez haya más pacientes de este tipo. Enfermedades antes mortales como el VIH o el cáncer de mama ahora se han cronificado. Entender las necesidades especiales de estos ayudará a mejorar los resultados de los servicios sanitarios y varios de los trabajos presentados en el Congreso apuntaban en esta dirección.

Jocelyn Mesías, del Centros de Estudios Epidemiológicos sobre las Infecciones de Transmisión Sexual y Sida de Catalunya (CEEISCAT) quiso evaluar la satisfacción con la atención recibida en la personas que viven con VIH. "Existen evidencias de que los pacientes más satisfechos son los más exitosos, y que esto tiene por tanto un impacto en toda la cadena asistencial. Tenía por tanto interés saber cuál es el grado de satisfacción existente para mejorar la atención desde la perspectiva de los usuarios", explicaba Mesías.

Tras la recogida y análisis de los datos, se pudo ver que en general la satisfacción con la atención recibida tanto en la Atención Primaria como en las Unidades de VIH y en las ONGs era elevada. Se pudo ver así mismo que la Atención Primaria es altamente frecuentada y los servicios recibidos valorados satisfactoriamente, mientras que las ONGs se dirigen a poblaciones claves que en general se sienten satisfechas con la atención recibida.

Por su parte, Anna Jansana, especialista en Salud Pública del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) de Barcelona, quiso ver cual era el perfil de comorbilidad de las pacientes de larga supervivencia de cáncer de mama. "Se ha aumentado mucho. el porcentaje de supervivencia y esto seguirá así en los próximos años. Sin embargo no hay muchos estudios que estudien las comorbilidades que afectan a este tipo de población, teniendo en cuenta que ahora mismo podemos considerar al cáncer de mama como una enfermedad crónica", empezaba explicando Jansana.

En su trabajo pudo constatar como las pacientes de larga supervivencia, consideradas como tal aquellas que habían sobrevivido más de cinco años tras el diagnóstico del cáncer, tenían importantes tasas de trastornos mentales así como de enfermedades cardiovasculares. "Esto último quizás motivado por los tratamientos oncológico que reciben, ya que es sabido que producen este tipo de afectaciones" explicaba. También pudo ver que estos problemas persistían en las pacientes que sobrevivían más de diez años. Unos datos que apuntan a la necesidad de desarrollar modelos de atención que tengan en cuenta estas comorbilidades para un mejor manejo de estas pacientes supervivientes.

Leire Ambrosio, de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Navarra, presentó los resultados de un estudio piloto para el diseño y validación de una escala de medición del grado de convivencia en pacientes con un proceso crónico, un instrumento innovador que ya demostró sus cualidades en pacientes de Parkinson. "Pero queríamos ver si también resultaba útil en otras patologías crónicas como la diabetes melitus tipo 2, la insuficiencia cardiaca crónica, la EPOC o la artritis", explicaba Ambrosio. Los resultados obtenidos demostraron que era una escala útil para abordar aspectos relevantes para mesurar la convivencia, ayudando a la intervención de forma individualizada.

Mejorar la mortalidad

Uno los principales indicadores para medir la calidad asistencial es la mortalidad. Sobre ella inciden múltiples factores y estudiarlos ayuda a dirigir los esfuerzos hacia aquellas áreas donde se puedan mejorar los resultados. Desde hace años se sabe que los ingresos durante el fin de semana incrementan la mortalidad. El último estudio a nivel mundial realizado en 2019 apuntaba que los pacientes ingresados el fin de semana tenían un 11% más de riesgo de mortalidad que si lo hacían entre semana. Franco Amigo, del Grupo de Servicios Sanitarios del IMIM quiso estudiar como este efecto del fin de semana tenía un impacto en los pacientes ingresados en los hospitales de Cataluña.

Así pudo constatar que este conocido efecto tenía implicaciones en el sistema sanitario, con una diferencia significativa en la mortalidad a 3 y 7 días de ingreso, que sin embargo desaparecía cuando se miraba la mortalidad a 15 y 30 días. Así se constató que el riesgo de mortalidad se incrementaba hasta en un 13% si se ingresaba en un día del fin de semana. "Este porcentaje se iba reduciendo en un 0,1% por cada día de ingreso. También vimos que este efecto era mayor en las mujeres, en pacientes con insuficiencia cardiaca o con infarto de miocardio agudo y cuando el ingreso era en hospitales más pequeños", apuntaba Franco Amigo.

Por su parte, Clara Marín-Carballo, del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, quiso evaluar cual era la influencia de la gripe en la calidad hospitalaria, para lo que estudio la mortalidad de otras patologías no asociadas a la gripe durante la epidemia de la gripe y fuera de ella. "Creíamos que las epidemias de gripe colapsaban el sistema sanitario, aumentando la carga del personal y reduciendo la calidad asistencial. Para comprobarlo quisimos ver si había algún impacto en la mortalidad de otras patologías", explicaba Clara Marín-Carballo.

Y los resultados que obtuvieron así lo demostraron. De esta forma se pudo ver que la mortalidad en la época de gripe era de un 2,1% mientras que fuera de ese periodo se reducía hasta el 1,95%, una diferencia estadística significativa. "Ingresar en época de gripe supuso un 6% más de probabilidad de morir en los siguientes 30 días para los pacientes con otras patologías. Es necesario tener en cuenta estos episodios que tensionan la actividad para garantizar la calidad hospitalaria, tanto en este periodo como en cualquier otra situación que perturbe el normal funcionamiento del sistema sanitario", concluyó la experta.

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