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La década de la inmunoterapia

La incidencia mundial del cáncer sigue creciendo año tras año. Sin embargo, y afortunadamente, cada vez contamos con nuevos tratamientos como la inmunoterapia que nos permiten ser optimistas ante esta enfermedad.

14/07/2020

La década de 2010 cerró con otro año fuerte para las aprobaciones de medicamentos oncológicos. Así, nuevos tratamientos dirigidos a personas que padecen cáncer de próstata, vejiga, pecho y pulmón recibieron la aprobación del Centro de Evaluación e Investigación de Medicamentos (CDER) de la Administración de Drogas y Alimentos de ...

La década de 2010 cerró con otro año fuerte para las aprobaciones de medicamentos oncológicos. Así, nuevos tratamientos dirigidos a personas que padecen cáncer de próstata, vejiga, pecho y pulmón recibieron la aprobación del Centro de Evaluación e Investigación de Medicamentos (CDER) de la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés). Entre las nuevas aprobaciones, los tratamientos inmunoterapéuticos fueron los mayoritarios. Asimismo, la FDA también aprobó 10 nuevos biosimilares, por lo que se abre una nueva era en cuanto a competencia y a precios.

La incidencia mundial del cáncer sigue creciendo año tras año. En 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimaba que se habían detectado 18,1 millones de casos nuevos. Sin embargo, a medida que la incidencia crece, también lo hace la investigación de los científicos para lograr nuevos tratamientos para vencer la enfermedad. En este contexto, en los últimos años, la inmunoterapia ha ganado aceptación mundial por sus efectos secundarios generalmente más bajos, su capacidad para mejorar los beneficios de la quimioterapia y la radiación, y su capacidad para funcionar cuando la quimioterapia y la radiación no lo hacen. Los desarrolladores de medicamentos están asumiendo grandes riesgos a través de I+D, adquisiciones y asociaciones para ofrecer a los pacientes los mejores tratamientos.

Principales actores

Pembrolizumab (Keytruda), un inhibidor de PD-1 fabricado por Merck Sharp & Dohme, se presenta como uno de los principales medicamentos en inmunoterapia. Y es que Keytruda está indi­cado para el tratamiento del melanoma, el linfoma de Hodgkin clásico y el cáncer de pulmón metastásico de células no pequeñas, entre otros tipos de cáncer.

El año pasado, solo Keytruda reportó unas ventas de 11.100 millones de euros para Merck. Con alrededor de 1.000 ensa­yos clínicos activos que actualmente se analizan en Keytruda, combinados con el músculo de I+D de Merck, EvaluatePharma estima que el medicamento podría llegar a duplicar las ven­tas mundiales en 2024. Eso siempre que mantenga su sólido crecimiento que ha ido demostrando desde su aprobación. Entre los inhibidores de PD-L1, Tecentriq, de Roche, e Imfinzi, de AstraZeneca, estaban casi a la par en las ventas mundiales en 2019. Sin embargo, AstraZeneca estima aproximadamente unos 2.000 millones menos en costes de I+D, por lo que los beneficios que le otorgan Imfinzi serán mayores. En su informe del año fiscal de 2018, la compañía señaló que duplicó sus ventas de oncología en general ese año con el apoyo de Imfinzi. En el otro lado de la balanza, mientras que los inhibidores de PD-1 / PD-L1 y los estimulantes de células T ocuparon el lugar más alto entre los mecanismos de acción más rentables, los anticuerpos CTLA se posicionaron en cuarta posición en la carrera de inmuno­terapia MOA. Según las cifras de EvaluatePharma, las terapias con células CAR-T tienen las mayores ventas proyectadas para 2024. Sin embargo, los anticuerpos CTLA mostraron ventas más fuertes en 2019 y una tasa de aprobación mucho mayor: 80% en la fase III. Aunque los anticuerpos CTLA han demostrado una alta toxicidad en ensayos clínicos, sus resultados en el tratamiento del melano­ma en etapa tardía mantienen a los investigadores trabajando.

Tratamientos PD-1 / PD-L1

Las inmunoterapias de mayor rendimiento en el mercado, de acuerdo con los datos de venta de EvaluatePharma, son los inhibidores del punto de control de la proteína 1 de muerte celular programada (PD-1). Las proteínas del punto de control PD-1 viven en la superficie de las células inmunes llamadas células T. Las proteínas PD-L1 (otra proteína de punto de control) se unen a PD-1 y evitan que las células T ataquen las células tumorales. Los medicamentos que se dirigen a PD-1 aumentan la respuesta inmune contra las células cancerosas y evitan que las proteínas PD-L1 se unan y protejan PD-1. Los medicamentos que utilizan este mecanismo de acción (MOA) registraron cerca de 19.400 millones de dólares en ventas mundiales en 2019. Según las previsiones de ventas de consenso de EvaluatePharma, el mercado global total de PD-1 tendrá un valor de más de 36.000 millones para 2024. El fuerte historial de aprobación respalda estas proyecciones llevadas a cabo por la consultora. No obstante, el 97% de los PD-1 en Fase III recibieron la aprobación de la FDA. Los avances en las terapias que combinan inhibidores de PD-1 con quimioterapia, radiación y bloqueo de CTLA-4, otro inhibidor del punto de control inmunitario, contribuyen a su crecimiento proyectado. Asimismo, no es de extrañar que los inhibidores del punto de control PD-L1 ocupen el segundo lugar en ventas mun­diales basadas en MOA. Los inhibidores del punto de control PD-L1 evitan que PD-L1 haga su trabajo, lo que permite a las células T matar a las células cancerosas. Hasta la fecha, la FDA ha aprobado tres inhibidores de PD-L1: Atezolizumab (Tecentriq), Durvalumab (Imfinzi) y Avelumab (Bavencio). Con 3.430 millones de dólares en ventas en 2019, se estima que el mercado de inhibidores PD-L1 crezca hasta alcanzar los 10.500 millones de dólares en 2024. Estas perspectivas se basan en el crecimiento vivido en estas terapias, que pasaron de 159 millones en 2016 a 1.470 millones de dólares de ingresos en 2018. También se tiene en cuenta la inversión asertiva de la industria farmacéutica en inhibidores de puntos de control en general.

Terapia con células CAR-T

De las inmunoterapias que utilizan un enfoque de transfe­rencia celular adoptiva, la terapia con células CAR-T reúne las células T naturales del cuerpo con una versión modificada. Consiste en recolectar las células T de un paciente, modificar­las para producir antígenos especiales que matan el cáncer y reinfundirlas en el paciente. Las células CAR-T luego liberan citocinas y otros mediadores solubles que pueden matar di­rectamente tanto a las células cancerosas como a las normales. Hasta ahora, la FDA ha aprobado dos terapias con células CAR-T: Yescarta (axicabtagene ciloleucel) y Kymriah (tisagenlecleucel), para adultos que viven con ciertos tipos de linfoma no Hodgkin y para personas menores de 25 años que viven con leucemia linfoblástica aguda que haya recaído. Sin embargo, estas dos terapias tendrán compañía pronto. Bristol-Myers Squibb, Auto­lus Therapeutics y muchas otras compañías tienen terapias con células CAR-T en desarrollo para otros tipos de cáncer de sangre.Finalmente, la consultora EvaluatePharma proyecta que el mer­cado de medicamentos estimulantes de células T, que incluye principalmente productos de terapia con células CAR-T, casi se triplique de 2019 a 2021, pasando de 740 millones de dólares a 2.100 millones en ventas en todo el mundo. Las terapias con células CAR-T son difíciles de desarrollar y han tenido su parte de contratiempos a lo largo de los años. La aprobación de Yescarta y Kymriah ha generado confianza para este grupo a medida que los investigadores exploran mejoras adicionales en tecnología y capacidad de fabricación.

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