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Detectan 7.237 mutaciones del único tipo de SARS-CoV-2 existente en el mundo

Investigaciones internacionales apuntan a que cede el temor a que el SARS-CoV-2 haya registrado mutaciones de relieve que permitan hablar de distintos tipos de este coronavirus. Sin embargo, subsiste el temor a que vuelvan a ser necesarias medidas de confinamiento ante hipotéticos rebrotes de un nuevo coronavirus que, por otro lado, parece perder tanto letalidad como contagiosidad.

11/05/2020

Desde Italia, primer país de Europa castigado fuertemente por el SARS-CoV-2, llegan indicios de que el nuevo coronavirus podría estar perdiendo vigor, cuantificable en menores grados de letalidad y contagiosidad. Según el doctor Massimo Ciccozzi, jefe de la Unidad de Estadísticas Médicas y Epidemiología Molecular del Campus de Biomedicina de ...

Desde Italia, primer país de Europa castigado fuertemente por el SARS-CoV-2, llegan indicios de que el nuevo coronavirus podría estar perdiendo vigor, cuantificable en menores grados de letalidad y contagiosidad. Según el doctor Massimo Ciccozzi, jefe de la Unidad de Estadísticas Médicas y Epidemiología Molecular del Campus de Biomedicina de la Universidad Roma, el patógeno causante de la enfermedad Covid-19 está evolucionando hacia una menor capacidad de transmisión.

Esta aseveración fue defendida por el doctor Ciccozzi ante la Comisión de Sanidad del Senado de la República de Italia, el pasado 5 de mayo, dentro del ciclo de comparecencias incluidas en la estrategia nacional contra la pandemia y la era post Covid-19, en virtud de su condición de epidemiólogo molecular especializado en mutaciones de virus. Una opinión que el doctor Matteo Bassetti, jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario de Údine (Friuli-Venecia Julia, Italia), amplió a una inferior virtualidad del virus para provocar fallecimientos.

Volver al confinamiento

A pesar de esos posibles buenos indicios, existen otras argumentaciones que mueven antes a una prudencia muy vigilante que a una euforia contenida. En línea con la primera, el propio director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, defendió esta misma semana que "existe un riesgo real de tener que volver a medidas de confinamiento, por lo que los países deben garantizar la vigilancia de los casos en el proceso de desescalada". Con la advertencia de que únicamente las naciones que tengan un sistema sanitario bien asentado, podrán gestionar adecuadamente el suavizamiento de las medidas reductoras de la movilidad, a efectos de reducir la transmisión del SARS-CoV-2.

Instó el máximo responsable de la OMS a que los sistemas sanitarios nacionales hagan seguimiento de los contactos y detecten y confirmen los casos de contagio para proceder a su aislamiento con el menor riesgo posible para los hospitales y residencias de personas mayores. Para lo que requirió que dichos sistemas se doten de suficientes medios de prevención y protección personal en medios docentes y asistenciales, en un contexto de compromiso ciudadano y bajo el criterio de la cobertura sanitaria universal.

Adhanom Ghebreyesus precisó por otro lado que, ya que el nuevo coronavirus se expande de forma diferente según los distintos territorios y regiones, las autoridades sanitarias deberán desarrollar planes específicos. Situación que ejemplificó con el aumento de Covid-19 en países del Mediterráneo Oriental, Sudeste Asiático, África, América y Europa del Este.

En busca de la inmunización

Como declaró John Wiesman, secretario de Salud de EE.UU., "aún se desconocen muchos aspectos del nuevo coronavirus y sobre los problemas de salud a largo plazo que pueda dejar la infección por SARS-CoV-2". Un desconocimiento que el político norteamericano hizo extensivo, a día de hoy, a no saber a ciencia cierta si haber superado la Covid-19 ofrece garantías de inmunización ante nuevos brotes.

Según una investigación de científicos de Italia y Estados Unidos liderados por el doctor Robert Charles Gallo, la mutación de SARS-CoV-2, que incluye una nueva variación de la enzima polimerasa RNA dependiente de RNA, explica que el virus no comporte de manera igual en los distintos continentes en los que está presente. El trabajo, recogido preliminarmente en el Journal of Traslational Medicina, cuenta con la participación de los doctores Francesca Benedetti y Davide Zella del Instituto de Virología Humana del departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland (Baltimore, USA). Junto al propio al propio Robert C. Gallo, que es cofundador y asesor científico internacional en Global Virus Network.

Por parte italiana firman el trabajo la colaboradora del doctor Massimo Ciccozzi, Silvia Angeletti, en el Campus de Biomedicina de la Universidad de Roma; la doctora Fabiola Giudici, del departamento de Medicina, Cirugía y Ciencias de la Salud de su Universidad de Trieste; además de los doctores Paola Storici, Maria Pachetti y Claudio Masciovecchio, del centro internacional de investigación Elettra Sincrotrone; y Bruna Marini, Elisabetta Mauro y Rudy Ippodrino de la star up Ulisse Biomed, ambas entidades ubicadas en Basovizza, próxima a Trieste.

ARN polimerasa dependiente de ARN

El SARS-CoV-2 es un coronavirus de RNA, ácido nucleico formado por una cadena de ribonucleótidos como único contenido genético del virus, responsable de la pandemia de Síndrome Respiratorio Agudo severo, denominado Covid-19. Se caracteriza por una tasa de mutaciones un millón de veces superior a la de las células de sus organismos huéspedes. Dado que la capacidad mutogénica de los virus se debe a la estabilidad de las enzimas encargadas de la replicación de los ácidos nucleicos, como la ARN polimerasa dependiente de ARN (RdRp). Capacidad que ajusta la evolución de los virus a su variabilidad genómica y su habilidad para esquivar al sistema inmune del individuo portador y su resistencia a los fármacos que se empleen para combatirlo.

El trabajo, conducido por el doctor Gallo, analiza 220 secuencias genómicas de la base de datos de la Iniciativa Global para el Intercambio de Datos sobre Gripe (GISAID), pertenecientes a pacientes infectados por SARS-CoV-2 en todo el mundo entre diciembre de 2019 y mediados de marzo de 2020. A partir de un alineamiento de los genomas mediante el sistema de computación Clustal Omega, que se dotó de significancia estadística mediante el uso de test Mann-Whitney y Fisher-Exact.

Para leer el artículo completo, haz click en el PDF adjunto.

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