Mucho menos conocida que la urinaria, la incontinencia fecal justificó recientemente la creación de una asociación específica. El Consejo General de Enfermería (CGE) apadrinó este miércoles, 23 de octubre, la presentación de la Asociación Incontinencia Anal (ASIA), como parte nuclear de una plataforma en la que participan la Plataforma Representativa Estatal de Personas con Discapacidad Física (PREDIF) y la Asociación de Parapléjicos y Personas con Gran Discapacidad Física (ASPAYM), entre otras entidades y colaboraciones.

Porque, según explicaron los expertos reunidos, la incontinencia fecal es un grave problema de salud ocasionado por lesiones medulares, algunos casos de esclerosis múltiple, espina bífida, tumores en la columna vertebral o causas congénitas como nacer sin ano. Condiciones de salud que alcanzan en su conjunto a unas 70.000 personas en España.

Pacientes defensores de la irrigación transanal

En su moderación del acto de presentación, el secretario general del CGE, Diego Ayuso, demandó que la sanidad pública costee la terapia de irrigación transanal de todos los pacientes que la necesiten para llevar una vida normal.

Porque la incontinencia fecal se traduce en la dificultad o incapacidad para retener o evacuar las heces cuando el sujeto lo decida, con un carácter de impredecibilidad que hace muy complicado llevar una existencia normal a niños.

Sin embargo, hasta el momento sólo cuatro comunidades financian los dispositivos que hacen posible dicha limpieza del intestino final. Estas son Murcia, País Vasco, Islas Baleares y Comunidad Valenciana. A las que pronto se unirá Cataluña mediante la fórmula del copago.

Tal como explicó Francisco Sardón Peláez, presidente de la Plataforma Representativa Estatal de Personas con Discapacidad Física (PREDIF), hay un problema de equidad que motiva que muchas personas con lesión medular, espina bífida o esclerosis múltiple no puedan asumir el coste anual de la irrigación transanal que suele situarse en los 2.000 euros al año.

Eva García Peña

Aunque el uso de los dispositivos de irrigación son fáciles de usar, la enfermera Eva García Peña, perteneciente al servicio de cirugía de aparato digestivo del Hospital La Fe de Valencia, precisó que es necesario un entrenamiento por parte de Enfermería.

En comunidades autónomas como la suya, que financian estos productos, la prescripción se realiza en hospital y el paciente recoge el dispositivo en su centro de salud, sin cargo.

Alternativamente, los dispositivos pueden ser obtenidos igualmente en farmacia comunitaria, a demanda o por existencia en stock, tanto en las comunidades autónomas donde el producto está financiado como en las que debe ser abonado por el paciente.

Como detalló García Peña, el uso del dispositivo consiste en una sonda que introduce agua templada a pocos centrímetros del ano, de forma indolora. Entonces se procede a la limpieza de la parte final del intestino, evitando que el paciente pueda evacuar a destiempo. Según la enfermera, la hora más habitual de aplicación en los adultos es por la mañana, mientras que en los niños se suele aplicar por la tarde noche.

García Peña comentó también su colaboración con la Asociación de Personas con lesión medular y otras discapacidades físicas de la Comunidad Valenciana (ASPAYM CV), que junto a su labor en el hospital le ha permitido tratar a cerca de 60 pacientes con este problema, parte de ellos niños. Siendo un enorme motivo de satisfacción lograr que un niño, por ejemplo, deje de manchar y recuperé un ritmo de vida del que la incontinencia fecal le había privado.

En cuanto a la presentación del producto consiste en un contenedor de agua, una bomba y unidad de control, una tapa y una sonda rectal prelubricada; con posibilidad de usar una cinta incluida para fijar la unidad de control a la pierna. El depósito de agua debe recibir la cantidad adecuada de agua doméstica. A temperatura corporal, como se ha dicho, porque el agua caliente irrita la mucosa del recto y el agua fría puede provocar retortijones.

Tras introducir la cantidad de agua en el intestino, mediante bombeo, los movimientos peristálticos provocan la evacuación, en un lapso que puede ir de los 10 a los 30 minutos, con el resultado de una limpieza completa de la zona en la que estaban depositadas las heces.

La enfermera dijo igualmente que es necesario, como ella hace siempre, realizar un seguimiento atento de este tipo de pacientes. Así mismo, la Enfermería especializada en terapia enterostomal y cuidado de la piel manejan el listado de productos disponibles.

Dr Pedro López Pereira

El cirujano digestivo y urólogo Pedro López Pereira también habló de una cantidad de pacientes tratados de incontinencia fecal en su servicio que podrían rondar los 60, dentro del Hospital Universitario La Paz al que pertenece.

Personas aquejadas de disfunción intestinal que suponen el 1-15% de la población adultos y el 4% de los niños. Dentro de un conjunto que denominó trastornos de la defecación por efecto de causas anatómicas o neurológicas que motivan la falta de control natural del mecanismo excretor. Con diferentes manifestaciones entre las que la más grave es la referida incontinencia fecal por su impacto en la salud y la vida cotidiana de los pacientes.

Después de una desatención clásica de este problema, el cirujano y urólogo consideró positivo que surjan especialistas en los hospitales.

Como explicó, su experiencia de un cuarto de siglo en tratamiento de problemas urológicos en personas con lesión medular le llevó de tratar la incontinencia urinaria a abordar también la fecal, porque consideró que resolver un problema y el otro no, no servía de nada.

Desestimó el cirujano el uso de enemas y laxantes en incontinencia fecal porque el esfínter no tiene poder para retener estos productos y hacer su efecto de limpieza. No obstante, el paciente Ángel de Propios, también lesionado medular por un traumatismo y presidente de la Asociación de Parapléjicos y Personas con Gran Discapacidad Física (ASPAYM) en Castilla y León, explicó que es posible utilizar esos productos en combinación con la dieta adecuada. Aunque reconoció que el tratamiento idóneo es la irrigación transanal, aunque muchos pacientes no puedan permitírsela por vivir en zonas en los que no está financiada por los servicios de salud.

López Pereira concluyó con la afirmación de que la irrigación transanal es una opción muy válida cuando los tratamientos convencionales no resuelven la incontinencia fecal, y que por ello, debería ser financiada por la sanidad pública. Mientras que, en cuanto a los productos concretos, citó Peristeen como el más apoyado en evidencia clínica, aunque ya existen otras marcas.