Científicos de varios centros de investigación de Carolina del Norte y de la Universidad de Lund han demostrado la existencia de un gradiente de renovación proteica asociada a procesos anabólicos en las extremidades humanas, lo que reflejaría una capacidad innata, aunque limitada, de regenerar el cartílago. Los investigadores han utilizado la ...
Científicos de varios centros de investigación de Carolina del Norte y de la Universidad de Lund han demostrado la existencia de un gradiente de renovación proteica asociada a procesos anabólicos en las extremidades humanas, lo que reflejaría una capacidad innata, aunque limitada, de regenerar el cartílago.
Los investigadores han utilizado la deamidación de la asparagina, una modificación post-traduccional espontánea, como reloj molecular endógeno para monitorizar la tasa de recambio de las proteínas, definida como el balance entre síntesis y degradación. Al tratarse de un proceso irreversible, la deamidación es un método particularmente útil para este propósito, afirma Virginia Byers Kraus, profesora en los departamentos de Medicina, Patología y Cirugía Ortopédica de la Universidad de Duke y directora del estudio. A raíz del descubrimiento de que el circuito de microARNs formado por miR-21, miR-31 y miR-181c controla la regeneración de extremidades en 3 animales diferentes, el equipo de Byers Kraus teorizó que este mismo sistema podría controlar la tasa de recambio proteica en el cartílago articular.
Los resultados indican que la edad del cartílago humano se correlaciona con la posición distal del mismo, siendo el de los tobillos más joven que el de las rodillas y éste a su vez más que el de las caderas. Este patrón es similar al de los animales capaces de regenerar sus extremidades, en los que las regiones más distales son las se regeneran mejor. Los investigadores aseguran que estos microARNs podrían servir para desarrollar terapias dirigidas a prevenir o reducir la degeneración del cartílago.