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¿Es posible prevenir el comportamiento suicida en los jóvenes?

El XXII Congreso Nacional de Psiquiatría comenzó con uno de los temas que más preocupan a nuestra sociedad: el suicidio. Este es la segunda o tercera causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años. Al año se producen 13.500 suicidios en personas de entre 15 y 24 años.

27/09/2019

Desde la Organización Mundial de la Salud se repuso reducir la tasa en un 10% para el año 2020. Sin embargo, esta reducción no se va a poder conseguir. Para lograrlo, sería necesario cambiar las estrategias actuales que mejoren la prevención y, así, reducir el número de suicidios. Ahora bien, la ...

Desde la Organización Mundial de la Salud se repuso reducir la tasa en un 10% para el año 2020. Sin embargo, esta reducción no se va a poder conseguir. Para lograrlo, sería necesario cambiar las estrategias actuales que mejoren la prevención y, así, reducir el número de suicidios.

Ahora bien, la primera pregunta a la que se debería responder es si es posible prevenir el comportamiento suicida, y sobre todo en los jóvenes. Encontrar la respuesta a esta cuestión no es únicamente un tema sanitario, sino también una gran preocupación de índole social.

Es cierto que es un tema sobre el que se ha debatido hasta la saciedad. El propio Gobierno español puso en marcha un Plan Nacional de Prevención de Suicidio. Pero la paralización política de nuestro país ha dejado un poco huérfano a este plan tan necesario, sobre todo para los jóvenes.

"El suicidio es la segunda o tercera causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años. Al año se producen 13.500 suicidios en personas de entre 15 y 24 años," apuntó Pilar Alejandra Saiz Martínez, del Área de Psiquiatría de la universidad de Oviedo, Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), Instituto Universitario de Neurociencia del Principado de Asturias (INEUROPA), Instituto de Investigación Sanitaria de Asturias (ISPA), Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA).

Proyecto SEYLE

El proyecto SEYLE (Saving and Empowering Young Loves in Europe) tiene como objetivos recoger información sobre la salud de los adolescentes europeos, intervenir para mejorar la salud mediante la reducción de conductas y factores de riesgo, evaluar las intervenciones frente a un grupo de control y recomendar modelos de promoción de la salud en adolescentes.

En resumen, SEYLE busca reducir la frecuencia de comportamiento suicida y su tasa de repetición de adolescentes europeos. La recopilación de toda esta información permite conocer la infravaloración de los problemas de salud mental en la población adolescente. Pero también la necesidad de programas de prevención específicos en población infanto-juvenil. La buena noticia es que existe una mejoría de parámetros salud mental tras la implementación de intervenciones y que estas últimas son coste-efectivas.

Código de Riesgo de Suicidio en Cataluña

En Cataluña se ha dado un paso más poniendo en práctica el Código de Riesgo de Suicidio en Cataluña (CRS-Cat) en adolescentes. Diego José Palao Vidal, profesor titular de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona y director ejecutivo de Salud Mental ParcTaulí- Hospital Universitario, explicó la metodología que se lleva a cabo en este protocolo de prevención.

Así, en el período de junio de 2014 a septiembre de 2019 se atendieron a 13.327 personas que sumaron 15.397 episodios de autolisis. De estas, el 9% (1.213) tuvieron más de un intento. Por edades, el 88,7% (11.823) eran adultos y el 11,3% (1.505) eran menores de edad. "La edad media del primer episodio de conducta suicida este 40 años se mujeres y del 43 en hombres", señaló Palau Vidal. El 11, 3% personas son menores de dieciocho años en el momento en el primer episodio", añadió.

El pesimismo, la tendencia al límite, discordancias familiares, la desvalorización, la propensión a la imposibilidad son algunos de los factores que llevan a estas personas acometer intentos de suicidio.

En el CRS-Cat se establecen seis sesiones. En la primera se realiza una evaluación completa del paciente y sus padres. La segunda fase consiste en el tratamiento farmacológico o se realiza una intervención psicológica con paciente y padres. En la siguiente sesión se aborda la reestructuración cognitiva (emoción-pensamiento-conducta) con diferentes técnicas. En la cuarta sesión se aborda esta reestructuración aportando una resolución de problemas. En las dos últimas sesiones, además del anterior, se efectúa un seguimiento durante doce meses.

El reto del Código de Riesgo de Suicidio en Cataluña es mejorar la calidad del programa en adolescentes en 2020. "Queremos reducir tanto la variabilidad de los casos registrados por arias y hospitales, como la dispersión de intervenciones". Esto último es debido a que el porcentaje de pacientes ingresados en algunas áreas es mucho mayor que en otras", matizó Palao Vidal.

"Creencias"

Cecilia Borrás, presidenta de Después del Suicidio, Asociación de Supervivientes, abordó el tema de las "creencias" recogidas después de la muerte por suicidio juvenil. Creencias como el consumo banalizado del cannabis a edades vulnerables y peligrosas. Debemos recordar que el cannabis es una sustancia que predispone a los consumidores más jóvenes al desarrollo de psicosis y problemas cognitivos.

Otra creencia es que por estar conectado a Internet (redes sociales, email, etc.) mediante su smartphone u ordenador, significa que el adolescente tiene amigos. Pero no es así. Al igual que ocurre con los adultos, el joven también se enfrenta tanto la soledad emocional como a la sociedad social.

En la actualidad, hay un mayor acceso a los contenidos en Internet de toda índole, entre ellos, cómo herirse o aprender distintas formas de suicidarse. De acuerdo con un informa de EU Kids Online, en 2015 un 10% de niños y niñas de entre once a diecisiete años consultaron distintas formas de suicidio. En 2018, esta misma consulta llegó al 19%. Asimismo, mientras que en 2015 el 17% de los jóvenes en buscaron formas de herirse, tres años después este porcentaje se incrementó hasta alcanzar el 27%.

No obstante, desde la psiquiatría se afirma que sí se puede prevenir el comportamiento suicida en los más jóvenes con mensajes positivos y educándoles de una manera adecuada.

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