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La cronicidad, todavía el gran reto del sistema sanitario

Desde la Federación Española de Diabetes (FEDE) reiteran que las administraciones sanitarias deben dejar de mirar hacia otro lado, para iniciar la transición hacia un modelo sanitario basado en la cronicidad.

21/03/2019

Artículo de opinión de Andoni Lorenzo Garmendia, presidente de la Federación Española de Diabetes (FEDE) Los datos hablan por sí solos. En nuestro país, hay unos 19 millones de pacientes crónicos, 6 millones de ellos con diabetes. Además, el 70% de los mayores de 65 años padecen al menos una enfermedad ...

Artículo de opinión de Andoni Lorenzo Garmendia, presidente de la Federación Española de Diabetes (FEDE)

Los datos hablan por sí solos. En nuestro país, hay unos 19 millones de pacientes crónicos, 6 millones de ellos con diabetes. Además, el 70% de los mayores de 65 años padecen al menos una enfermedad crónica, aunque es habitual que se enfrenten a varias. Estas patologías provocan el 80% de las consultas de Atención Primaria; y suponen la primera causa de gasto sanitario en España. Podríamos seguir, pero ¿acaso estas cifras no resultan suficientemente alarmantes como para que se tomen medidas al respecto?

Desde la Federación Española de Diabetes (FEDE) no nos cansamos de repetir que las administraciones sanitarias deben dejar de mirar hacia otro lado, para abordar esta cuestión e iniciar la transición hacia un modelo sanitario basado en la cronicidad. No obstante, y por el momento, se ha convertido, precisamente, en un problema crónico para el sistema sanitario, aparentemente sin resolución y que persiste en el tiempo sin que se encuentre una "cura".

Como sabemos, la población española cuenta con uno de los índices más altos de esperanza de vida del mundo, pero también se enfrenta al imparable envejecimiento de la población, que hace que en torno al 43% de la población conviva con enfermedades crónicas, tales como diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia o dolores crónicos lumbares o cervicales. Y es que, una de las grandes labores de muchos profesionales sanitarios e investigadores ha sido el conseguir que algunas de ellas, que antes podían ser mortales, se hayan cronificado. Sin embargo, no solo se trata de convivir con una enfermedad hasta el final de nuestros días, sino de hacerlo con calidad de vida.

Por lo tanto, es importante que todos los actores que trabajamos en el ámbito de la salud, alertemos sobre esta cuestión para que se tenga en cuenta el reto de la cronicidad, algo que, me atrevería a decir, supone la clave básica para el éxito de cualquier plan y estrategia en diabetes, en concreto, y en sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud (SNS), en general. Como ya dijo en 2015 Rafael Bengoa, médico y experto en gestión: "Aunque en España se ha interiorizado en los últimos años la necesidad de atender al reto de la cronicidad de una forma diferente, tanto en el ámbito clínico como en el directivo y político, esto no significa que se haya pasado a la acción con suficiente energía y liderazgo". Esta frase, casi un lustro después, sigue siendo totalmente cierta y actual.

Es importante que se entienda también que, cuando hablamos del cambio hacia un modelo sanitario basado en la cronicidad, hacemos referencia a la importancia de contar con una mejor atención para el paciente y que se apueste por un gasto sanitario más inteligente para su abordaje. Por ejemplo, sería deseable que las personas con diabetes pudiesen recibir una asistencia y tratamiento más individualizado, facilitando la realización de sus pruebas y controles regulares en una sola visita al centro de salud u hospital, en la medida de lo posible; y poniendo más atención sobre la prevención de las complicaciones que se pueden derivar de la patología.

Si bien esto podría requerir más recursos, como un aumento los profesionales sanitarios, sería una inversión, como decía anteriormente, inteligente, en la medida en la que un mejor control de las complicaciones reduciría los gastos derivados de hospitalizaciones debidas a un mal control de los niveles de glucosa en sangre; intervenciones costosas, como las amputaciones por pie diabético; ayudas a la dependencia; y un largo etcétera. Como también lo sería activar más medidas para prevenir el desarrollo de patologías crónicas, como la diabetes tipo 2, a través de campañas en favor de los hábitos saludables y para frenar el aumento de los problemas de peso, que afectan tanto a niños como a adultos.

En definitiva, necesitamos la implicación de los actores políticos y la unidad de los pacientes y los profesionales sanitarios para demandar una mejora de la atención a las patologías crónicas, que se vea reflejada en el bienestar y en la calidad de vida de la población de hoy y en la de las futuras generaciones.

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