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El ciudadano convertido en el eje de la transformación digital

Estamos asistiendo a un momento importante en el terreno de la salud, que pide a gritos una transformación digital. En el centro de la misma debe estar el paciente, a quien pertenecen los datos, que son la base fundamental de esta transformación.

06/03/2019

El mundo ha cambiado, en pocos años hemos asistido a una transformación enorme que ha variado nuestra forma de enfrentarnos al mundo. Ahora no hay barreras en la comunicación, con un teléfono móvil podemos hacer multitud de funciones: hablamos con personas que se encuentran al otro lado del mundo, pagamos ...

El mundo ha cambiado, en pocos años hemos asistido a una transformación enorme que ha variado nuestra forma de enfrentarnos al mundo. Ahora no hay barreras en la comunicación, con un teléfono móvil podemos hacer multitud de funciones: hablamos con personas que se encuentran al otro lado del mundo, pagamos el alquiler, o hacemos la compra. Sin embargo, en el terreno de la sanidad aún falta el empujón que nos lleve a estar en el centro de la ecuación. Las preguntas son, ¿es el ciudadano el eje central de la transformación digital? ¿Por dónde pasa esa transformación? ¿Estamos lejos de conseguirlo?

Una de las opiniones más extendidas en este ámbito es que los ciudadanos son la punta de lanza de la transformación digital. Que deben ser ellos quienes impulsen los servicios de salud digitales, que tengan acceso a sus datos y que se utilicen. La clave de todo son los datos, todo gira en torno a ellos, pero su utilización no es tan sencilla. Las políticas de protección de datos o el uso ético de los mismos, en ocasiones, limitan su utilización.

Mucha gente cree que los ciudadanos no están preparados para esa transformación, pero lo cierto es que los usuarios se adaptan a aquello que necesitan y que les beneficia. Hay que tener en cuenta que conviven varias generaciones. Miguel Ángel Montero, director de Sanidad y Servicios Sociales Informática El Corte Inglés, señala que no es lo mismo hablar de la generación de los maduros, es decir, los nacidos antes de 1945, que no han conocido la tecnología hasta una edad avanzada, que hablar de los millennials o de la generación X, que son jóvenes que admiten que hay mecanismos de comunicación virtual, porque son nativos digitales. A estos últimos lo que les interesa es que su asistencia sanitaria sea virtual. "No estamos inventado la transformación digital, es que nos la están exigiendo porque su día a día es así", manifiesta. Por tanto, la transformación digital es una necesidad que se está imponiendo por el paso de los años.

La tecnología es complementaria no sustitutiva

Francisco Javier Rubio García, responsable de Área de Telecomunicaciones y Redes del Servicio Extremeño de Salud, señala que las nuevas tecnologías son un complemento a la medicina pero no vienen a suplir nada, "la tecnología es un grandísimo apoyo", señala. La atención remota, la monitorización, o el hospital sin camas son ejemplos de lo que se puede llegar a conseguir. Con ello se podrían descongestionar las urgencias, agilizar diagnósticos y ser más precisos. "Hay que tener en cuenta que los datos son de los ciudadanos, y por tanto pueden consumirlos. Nuestra obligación es facilitarles ese uso a través de apps, páginas webs, etc. El ciudadano exige servicios pero a la vez los genera", concluye.

Para Juan Carlos del Álamo, Business Developer Sector Salud Ibermatica, la población va siempre por delante y la tecnología tiene mucho que ver con cómo se diseña. "Si diseñamos pensando en el destinatario igual nos sorprende la penetración que tiene. Pensamos que las tecnologías deshumanizan pero no es así, bien diseñada tiene un gran potencial". Para avanzar y conseguir nuevos retos en el terreno de la salud es necesaria esa trasformación.

Por último, José A. Valverde, Directorate-General Communications Networks, Content and Technology Well-Being and Ageing European Commission, reconoce que nada de lo que se está debatiendo es nuevo, "lo que está cambiando es que ahora está en la agenda de todos". El problema es que cada país tiene una legislación diferente y el uso de los datos es distinto. Para Valverde hay tres pilares fundamentales: el ciudadano, los datos y el procesamiento de los mismos.

Por tanto, los datos son la gran revolución de nuestro tiempo y pertenecen al propio paciente. El gran reto entonces está en una buena recopilación y un correcto uso. En el futuro serán las máquinas las que realicen los diagnósticos y, para muchos no hay duda: serán mucho más precisos que los realizados por los médicos, porque usarán los datos y se aplicarán mediciones.

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