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"El desarrollo de la neurosonología ha sido fundamental para las unidades del ictus"

La Unidad de Ictus Agudo del Hospital General Universitario de Valencia se ha situado en la vanguardia de la patología vascular tras 14 años de andadura, casi 5.000 pacientes atendidos y una reducción de la mortalidad de un 14 a un 6%.

23/02/2018

La principal causa de retraso en la asistencia al ictus sigue siendo el desconocimiento sobre esta enfermedad por parte de la población. Así lo asegura el coordinador de la Unidad de Ictus del Hospital General Universitario de Valencia, José María Pons, que insiste en que "no solo se desconocen los ...

La principal causa de retraso en la asistencia al ictus sigue siendo el desconocimiento sobre esta enfermedad por parte de la población. Así lo asegura el coordinador de la Unidad de Ictus del Hospital General Universitario de Valencia, José María Pons, que insiste en que "no solo se desconocen los signos de alerta, sino cuáles son los factores de riesgo asociados que favorecen la enfermedad. Por ello, muchas personas no actúan en consecuencia corrigiendo aquellos factores de riesgo modi­cables", indica, mencionando el sedentarismo, el tabaquismo, la hipertensión arterial, la diabetes o el colesterol. "Existen numerosas campañas para concienciar a la población de todos estos aspectos", recuerda, y asegura que, en todo caso, "el mensaje es sencillo: la prevención es lo primero".

También se les explica que, en caso de que ocurra, hay que llamar al 112 lo antes posible, ya que "cuanto antes solicitemos ayuda sanitaria, más posibilidades tenemos de recuperarnos del ictus". José María Pons recuerda también que se trata de una enfermedad estrechamente relacionada con los problemas cardiovasculares, es decir, aquellas enfermedades "que ocurren en los países más desarrollados debido fundamentalmente a los hábitos de vida sedentarios, la dieta rica en grasas animales y el estrés". Todos estos factores conducen a un aumento de la prevalencia de la hipertensión arterial, la diabetes, la dislipemia y la ­brilación auricular, "que son los factores más importantes que se asociación a estos trastornos vasculares". Sin embargo, añade Pons, "el factor de riesgo más importante es la edad, por lo que el envejecimiento de la población en los países desarrollados es sin duda el principal causante del aumento de su incidencia junto a los mencionados factores de riesgo vascular".

Prevención primaria

Las previsiones pasan por que la incidencia del ictus siga aumentando en los próximos 25 años: "Mientras no se invierta la pirámide de natalidad y siga el envejecimiento progresivo de la población, junto al aumento preocupante de la obesidad infantil en nuestro entorno, la expectativa es un incremento paralelo del ictus y de todos los problemas cardiovasculares". El experto no pasa por alto que, en las consultas, existe poco tiempo para informar a los pacientes y a las familias. "Es un tema vital que debemos abordar en la sociedad, porque la prevención primaria es la más importante".

"Cuando la enfermedad ha sobrevenido, lo que nos queda es realizar un exhaustivo estudio para conocer el per­l de riesgo de dicho paciente, y tratar todos aquellos factores de riesgo identi­cados tanto con medicación como cambios en el estilo de vida", a­rma Pons. Las secuelas más frecuentes de un ictus, añade, son los problemas de movilidad, como las hemiparesias, "que precisan ayudas físicas como trípodes, andadores o sillas de ruedas hasta en un 20% de los casos".

Investigaciones

También son muy frecuentes los trastornos del lenguaje, con di­ficultad para la expresión o la comunicación. Y, "aunque puede pasar desapercibido inicialmente, hasta uno de cada tres pacientes que han sufrido un ictus presenta alteraciones neuropsicológicas, que van desde la depresión, la ansiedad o la angustia hasta el embotamiento, di­cultad para mantener la atención y concentración, lo que también repercute de forma considerable en la vida de los pacientes y en la de sus familiares, además de a nivel laboral", apunta Pons, que explica que recientemente esto se ha podido comprobar en un estudio realizado en el hospital valenciano.

Además de ensayos clínicos en fase III, el centro hospitalario tiene abiertas dos líneas de investigación relevantes en el servicio de Neurología. Por un lado, la mejora de todo el proceso del paciente con ­brilación auricular, que incluye tanto el manejo terapéutico como todo el circuito asistencial del paciente. Y, por otro, la aplicación del big data "a toda nuestra experiencia de tantos pacientes y tantos años de trabajo registrados en nuestra base de datos, lo que nos puede ayudar a pensar en formas diferentes y novedosas de mejorar todo el proceso del ictus a todos los niveles", explica Pons, quien detalla que esta investigación se realiza en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia.

Unidades de ictus

En su opinión, "el evento que mayor impacto ha producido en el manejo del ictus ha sido el desarrollo de las unidades de ictus agudo con rehabilitación incorporada". Asegura que "es la piedra angular que ha permitido todo el desarrollo y cambio de paradigma asistencial". Estas unidades coordinan toda la cadena asistencial y el trabajo multidisciplinar de todo el proceso, "lo que incluye la participación de radiólogos, cardiólogos, neurocirujanos, endocrinos y, por supuesto, rehabilitadores para favorecer la aplicación de todos los elementos diagnósticos y terapéuticos con la máxima evidencia y vigencia actual".

La Unidad de Ictus del Hospital General de Valencia, con 14 años de trayectoria, también complementa esta actividad con el liderazgo en la investigación neurovascular tanto a través de estudios propios como de ensayos clínicos en colaboración con la Fundación de Investigación y la docencia "no solo con estudiantes de medicina o enfermería, sino incluso con profesionales de otros centros o países que han venido a realizar estancias formativas en nuestra unidad".

"Mediante una serie de camas con monitorización continua, un equipo médico multidisciplinar coordinado por un neurólogo, un equipo de enfermería entrenado para identi­car y manejar de forma precoz las complicaciones, y la disponibilidad de un neurólogo de guardia y pruebas como el doppler o el TAC las 24 horas, se ha conseguido disminuir la mortalidad y la morbilidad entre un 25 y un 30%", añade Pons.

Inversión mínima

La unidad del Hospital General de Valencia, además, ha contribuido desde el principio a un mejor conocimiento de la enfermedad. "Un elemento que ha sido fundamental en este aspecto es el desarrollo de la neurosonología", añade Pons, que explica que, mediante el empleo de los ultrasonidos, "podemos realizar estudios dinámicos del estado de la circulación del cerebro, lo que nos permite tomar decisiones desde el principio sobre los mejores tratamientos para el paciente, tanto en fase aguda como en prevención secundaria".

"Después de 14 años de andadura, con casi 5.000 pacientes atendidos y un coste de inversión mínimo", el balance que José María Pons realiza no puede ser más positivo. No en vano, indica que la mortalidad se ha visto reducida desde un 14% hasta un 6% y que las complicaciones del ictus se han reducido prácticamente a la mitad. "Todo esto, junto con un mejor conocimiento de la patología, un servicio especializado y de calidad para la ciudadanía y el compromiso de los profesionales implicados a todos los niveles en seguir mejorando y progresando, nos ha situado en la vanguardia de la patología vascular cerebral y nos permite colaborar tanto en investigación como en el desarrollo de los planes asistenciales de la Consellería", asegura.

Trombolíticos

Si la unidad de ictus es la piedra angular que coordina todo el proceso, "el código ictus es el proceso en sí", considera Pons, que explica que esta sistematización de la asistencia al ictus agudo repercute "en un menor daño cerebral y, por tanto, una implicación directa en la mejor recuperación y la menor discapacidad o incluso muerte del paciente".

De hecho, asegura que existe "una relación clara entre las intervenciones para difundir del código ictus entre los profesionales sanitarios y la mejora de los tiempos asistenciales, e incluso los resultados en salud". "Son los cambios organizativos y la sistematización asistencial los que realmente han dado tan grandes frutos, con una inversión estructural y en profesionales mínima", insiste. En cuanto a los avances en el tratamiento del ictus, recuerda que hace ya algo más de una década se generalizó el uso de trombolíticos, fármacos que se administran por vía intravenosa y deshacen el coágulo que tapona el vaso. "Representó el punto de in‑exión en el tratamiento del ictus, pues hasta ese momento no se disponía de un tratamiento útil que permitiera reducir o revertir el proceso del infarto agudo, lo que conllevó un cambio en el paradigma de la atención en la fase aguda del ictus y favoreció el desarrollo e implementación de las unidades de ictus para los cuidados asociados".

Asimismo, considera que otro gran avance terapéutico reciente en el campo de la prevención secundaria del ictus es el desarrollo de nuevos anticoagulantes, "que han demostrado tanto una gran seguridad en los sangrados, sobre todo intracraneales, como una e­cacia al menos similar o incluso mejor en algunos casos". En su opinión, la gran ventaja de los nuevos anticoagulantes reside en que no precisan de un control analítico mensual, "aunque sí precisan seguimiento médico, ya que no dejan de ser fármacos anticoagulantes indicados en la ­brilación auricular no valvular", concluye.

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