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1 de cada 10 personas en el mundo padece insuficiencia renal, la "epidemia silenciosa"

Según The Global Kidney Health Atlas, presentado en el Congreso Internacional de Nefrología, que se celebra en México, se estima que 1 de cada 10 personas en el mundo padece insuficiencia renal, aunque 9 de cada 10 no son conscientes de su enfermedad.

25/04/2017

A pesar de que ya se conoce que 1 de cada 10 personas en todo el mundo padece insuficiencia renal crónica, un nuevo informe mundial- The Global Kidney Health Atlas- presentado en el marco del Congreso Mundial de Nefrología, que se celebra del 21 al 25 de abril en la ...

A pesar de que ya se conoce que 1 de cada 10 personas en todo el mundo padece insuficiencia renal crónica, un nuevo informe mundial- The Global Kidney Health Atlas- presentado en el marco del Congreso Mundial de Nefrología, que se celebra del 21 al 25 de abril en la ciudad de México D.F., y cuyo resumen se publica en JAMA (Journal of the American Medical Association) – ha constatado las grandes deficiencias en la prevención y atención de las patologías renales que existe en la actualidad tanto en países desarrollados como en países en vías desarrollo, muchos de los cuales no priorizan la salud renal. Con este motivo, y fruto también de este informe, se publica también al tiempo en The Lancet un protocolo de actuación para mejorar su atención.

Los riñones son órganos vitales encargados de la excreción de sustancias de deshecho, el exceso de agua y el control de la acidez de nuestra sangre. La enfermedad renal crónica (ERC) es la pérdida gradual de los riñones para desempeñar sus funciones esenciales y puede ser causada por presión arterial alta, diabetes, obesidad, tabaquismo y otros factores de riesgo. Una de cada tres personas en la población general tiene mayor riesgo de padecer ERC y aunque se calcula que el 10% de la población mundial padece ERC, se estima que 9 de cada 10 no son conscientes de su enfermedad.

En España la prevalencia de la enfermedad renal crónica es del 13%

Entre los países con ingresos altos, Arabia Saudí y Bélgica tienen la prevalencia estimada de ERC más alta (24%), seguidos por Polonia (18%), Alemania (17%), Reino Unido y Singapur (16%). Noruega y los Países Bajos tienen la prevalencia más baja con un 5%. En los Estados Unidos la prevalencia se estima en un 14% mientras que en Canadá y Australia es del 13%, al igual que en España. A nivel mundial, la prevalencia estimada de la ERC varía del 7% en Asia Meridional al 8% en África hasta el 11% en América del Norte y el 12% en Europa, Oriente Medio, Asia Oriental y América Latina.

Si no se trata, la ERC se convierte en factor de riesgo importante para el fallo renal y en consecuencia para enfermedades cardiovasculares e incluso la muerte. En otros pacientes se puede llegar a un estadio de enfermedad renal terminal- en cuyo caso los riñones dejan de funcionar, lo que conlleva necesitar diálisis o trasplante de riñón en los países ricos, o muerte prematura en aquellos países donde no hay acceso a estos tratamientos. A nivel mundial, se estima que cada año muere 1 millón de personas por insuficiencia renal no tratada. Además, las personas que padecen ERC son hasta 20 veces más propensas de morir por otras causas (sobre todo por enfermedades cardiovasculares como infarto o derrame cerebral) antes de que lleguen a recibir diálisis o un trasplante.

"Ser diagnosticado de ERC no significa que se necesite un trasplante o diálisis, pero es indicativo de que se está en riesgo de más problemas de salud, incluidas enfermedades del corazón, derrames cerebrales e infecciones" apunta Adeera Levin, presidenta de la ISN, responsable del informe, y profesora de Medicina en la Universidad de British Columbia, en Vancouver (Canadá). "Los pacientes en las primeras fases de la ERC pueden ser tratados con medicamentos, dieta y ejercicio para reducir la presión arterial y mantener así una buena calidad de vida. Por lo tanto, es fundamental que en todos los países se mejoren las tasas de diagnóstico y los tratamientos. Sin embargo, nuestro informe muestra que, tanto en países pobres como ricos, muchos gobiernos no están haciendo de la enfermedad renal una prioridad, lo que conlleva a unos costes enormes a la hora de tratar pacientes con insuficiencia renal terminal, junto con el efecto devastador para estos y sus familiares", explica Levin.

Para María Dolores del Pino, presidenta de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.), aunque ciertamente "hemos mejorado en los últimos años en los protocolos de diagnóstico y tratamiento de la enfermedad para evitar llegar a estadíos avanzados y necesitar diálisis o trasplante, los esfuerzos realizados no son suficientes, los pacientes nos llegan con la función renal ya muy deteriorada en muchos casos". "Es fundamental, y en ello estamos trabajando con las sociedades científicas de Atención Primaria, el papel del médico de AP en la detección precoz de la patología renal, sobre todo en grupos claramente de riesgo –diabetes, obesidad, enfermedad cardiovascular, fumadores, mayores de 60 años-".

Para revertir esta situación, la S.E.N ha puesto en marcha recientemente "Código Riñón", una iniciativa presentada recientemente a las Comisiones de Salud del Congreso y del Senado, para lograr una acción decidida de concienciación y prevención de decisores públicos y profesionales en torno a la salud renal.

El informe destaca la poca prioridad que se ha prestado a la salud renal en muchos entornos, a pesar de los evidentes vínculos negativos para la salud y el elevado coste de los tratamientos en los estadíos avanzados de la enfermedad, como la diálisis y el trasplante. Por ejemplo, aunque sólo de 1 a 2 personas de cada 1000 (0.1-0.2%) en países con rentas altas recibe diálisis o trasplante, estos tratamientos suponen del 2 al 3% del presupuesto total en salud de estos países. Es el caso de un país como España, por ejemplo, donde supone el 4% del coste de la Atención Especializada. En general, el coste medio por paciente del Tratamiento Renal Sustitutivo es 6 veces superior al del tratamiento VIH y 24 veces superior a la EPOC y el asma.

A nivel general mundial, por cada una de las personas que reciben diálisis o han recibido un trasplante de riñón, hay 100 en un estadio temprano de la ERC que, si se diagnostican y se tratan a tiempo, pueden disminuir el riesgo de sufrir insuficiencia renal grave o desarrollar problemas cardiovasculares. Además, por el mismo importe que se invierte en una persona con diálisis o trasplante, se podría tratar a unas 10 personas en fases iniciales de la ERC para impedir que esta progrese.

Aunque los países desarrollados son los que más gastan en diálisis y trasplantes, sólo 1 de cada 3 (29%) países de rentas altas considera la ERC como una prioridad, comparado con 2 de cada 3 (59%) países en vías de desarrollo. En Europa Occidental, por ejemplo, España está junto a Reino Unido y Francia, entre los únicos países que consideran la ERC como una prioridad sanitaria.

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