La epidemia de ébola empezó en un árbol hueco

Un equipo científico, bajo la dirección del Instituto Robert Koch , ha determinado que el origen de la reciente epidemia de ébola en África occidental tuvo su origen en una única transmisión zoonótica a un niño de 2 años en Meliandou , Guinea, cuando éste se encontraba jugando en el interior de la oquedad de un árbol que albergaba una colonia de murciélagos.

La exposición a los murciélagos de la fruta (Epomophorus wahlbergi) es común en la región y ya se suponía que los murciélagos podían actuar como vector. Sin embargo, la colonia de la oquedad estaba formada por murciélagos insectívoros (Mops condylurus), una familia de la que ya se sospechaba y que puede ser portadora del virus sin mostrar síntomas de infección. Esta particularidad diferencia a Mops condylurus de los primates no humanos y algunos antílopes que actúan como vectores de otras enfermedades zoonóticas y que sufren sus síntomas, muriendo de forma masiva. La ausencia de mortalidad masiva en las colonias de murciélagos había dificultado la identificación de la fuente de infección.

El entorno de Meliandou es significativamente diferente de la zona de África central, donde se originó la epidemia previa, con mayor presencia humana y poca selva tropical, hallándose el árbol que albergaba la colonia a tan sólo 50 metros de la casa del niño. Aunque el árbol fue quemado poco antes de la llegada de los científicos, fue posible recuperar muestras de ADN que identificaron de forma inequívoca a Mops condylurus como origen de la epidemia.

La investigación expande el reservorio del ébola a los murciélagos insectívoros y reitera la importancia del estudio de la ecología del virus para la prevención de futuras epidemias.

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